Amor glazius 🪄

116 21 18
                                    


🪄🎄✨

Escucho unos pasos acercándose a la cocina y veo a Yeonjun y a su novio trayendo a Taehyun hacia mí. —Encárgate de él —me dice mi hermano mayor con recelo, toma la mano de Soobin y se van de allí.

Esta vez no estoy solo porque Taehyun está allí haciéndome muy consciente de su presencia puesto que no me ha quitado los ojos de encima. Aún no entiendo el real efecto de mi hechizo, pero al parecer desencadena una fijación en mí que me hace sentir abrumado. Y tengo que soportarlo hasta media noche.

Miro las galletas y luego a Taehyun. Entonces se me ocurre una idea para matar dos pájaros de un tiro. Quizá terminemos a tiempo y, además, mantengo a Taehyun prudentemente alejado de mí.

—Me ayudarás a decorar las galletas —le informo.

—Lo que tú digas —su sumisión me enferma.

Taehyun suele mirar a todos con altanería. Sé que no es enteramente su culpa puesto que viene de un linaje de magos con mucho prestigio, incluso más que Min Yoongi. Además, siempre fue un estudiante excelente, buen deportista y el chico perfecto y educado que todos admiran. Yo fui parte de ese todo. Bueno, lo soy, solo que ahora es solo respeto y no un enamoramiento tonto.

Ignoro que su mirada sigue fija en mí para dedicarme a hacer la mezcla para la decoración y a añadirle los colores. Es la única parte que me gusta de hornear. De pequeño ayudaba a papá Jimin y al tío Taehyung a decorarlas. Pero ya son sólo recuerdos felices. Porque desde el nacimiento de los gemelos, el tío Taetae no tiene tiempo para hacer galletas aquí y papá pareció entender que yo era lo suficientemente grande para dedicarme a la tarea solo.

Yeonjun intentó ayudarme una vez y terminó sucio de harina por todos lados, lo que lo ahuyentó para siempre del horneado de galletas. Así que suelo ayudarme de Kai, quien da su mayor esfuerzo. Al menos no estoy completamente solo.

Ahora tengo de ayudante a Taehyun, quien mira las mangas pasteleras como a los más extraños objetos de su vida.

—Piensa que son pinceles —le digo—, debes haber aprendido técnicas de dibujo en Magia Visual.

—Aprobé con una A —se regodea—, pero estos no son pinceles.

—Son mangas pasteleras y solo tienes que medir la fuerza que ejerces y el trazo. Mira —le muestro cómo delineo un muñeco de nieve.

Luego tomo la manga de boquilla más ancha y relleno de blanco todo el cuerpo para con los otros colores poner los detalles. Levanto la mirada para ver si ya entendió y la suya termina chocando con la mía. Lo que me frustra porque necesito que me ayude, no que me mire.

—Presta atención —demando un poco frustrado.

—No te recordaba tan gruñón, eras un niño muy dulce.

Una sensación extraña se apodera de mi estómago. Puede que sean los nervios que me provoca el tener que terminar de decorar las galletas antes de la cena y que él no esté cooperando. Totalmente comprensible.

—Ya no soy un niño, tengo dieciocho años y una responsabilidad de terminar esto a tiempo —solo lo escucho reírse, agobiándome—. ¡Hablo en serio!

—Lo sé, tranquilízate, cariño —me toma de las manos y las baja acercándose peligrosamente a mí.

Lo detesto, necesito que se aleje. ¿Por qué no se detiene? Aparta un mechón de mi cabello —lo que me recuerda que necesito un corte— y se inclina levemente hacia mí. Ya nuestros rostros están muy cerca en instintivamente cierro los ojos.

Enchanted until Christmas | TaegyuWhere stories live. Discover now