[Capítulo veintiuno]

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─ Lo ves, él te ama y tu lo amas a él.

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Sonreía plácidamente al comentario de su mejor amigo, sus palabras no la convencían del todo pero se sentía bien escucharlas.

Dylan envolvió a Chichi en sus brazos dándola un cálido abrazo.

─ Mientras que tu seas feliz, entonces yo también lo seré- Pensó mientras intentaba contener las lágrimas.

Chichi tocó dió unas cuantas palmaditas en sus hombros. Ya era tarde, debía volver a casa, ahora que lo pensaba, hacía mucho que su pequeño hijo Goten no pasaba por casa, ese niño es tan amigo de Trunks que ninguno se separaba del otro.

La pelinegra salió por la puerta trasera cual era la más lejana pero así se daba un paseo, de todas formas ella no quería volver a casa, no mientras él esté allí.

Antes de irse, Dylan gritó a sus espaldas.

─ ¡No tomes en cuenta lo que digan los demás sobre tí!- La azabache se giró sorprendida─. Eres increible, guardate esto en tu cabeza, ¿si?

Chichi agradeció y en susurro dijó un pequeño si, mientras tenía la cabeza un pelín agachada.

Caminó un buen rato hundida en sus pensamientos, Dylan era buen tipo pero no para ella.

Al llegar a casa de Bulma, era mejor pasar primero por ahí para así poder recojer a Goten. Se encontró a ambos pequeños jugando el jardín de la gran mansión de los Briefs. Goten corrió hacia su madre con los brazos abiertos.

─ ¿Cómo has estado?- Preguntó sobando su cabeza.

─ ¡Muy bien, me he divertido mucho!- Contestó gritando.

─ No grites, ya es muy tarde- Lo regañó.

─ Pero mamá, son las ocho de la noche.

─ Exacto, es tarde- Repitió. Goten refunfuñó─. Tenemos que irnos, despidete de Trunks.

─ Ay, hola Chichi- Una peliazul saludó nada más salir de su casa.

Chichi la saludó de vuelta con un gesto de manos. Trunks se acercó a su madre.

Chichi le dió las gracias por haber dejado que Goten se quedara tanto tiempo, se había quedado como tres o cuatro días enteros, eso nunca había pasado.

También regañó a su hijo por estar a las afueras a estas horas, no le gustaba que anduvieran por la noche, ni a Chichi, ni a ninguna madre, bueno... Bulma es la excepción.

─ ¿No quieres quedarte más tiempo? Puedo pedirle a mis chefs que preparen algo- Comentó.

─ No, gracias; es mejor que ya nos vayamos- Contestó agarrando la mano de su pequeño.

Bulma de espaldas a la pelinegra dijó.

─ Animo.

¿Me amas? || Gochi ✔Where stories live. Discover now