XIV. Luces y Sombras

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XIV.

RUB

Mientras me visto, el reflejo en el espejo parece pertenecer a otra persona. Los maquilladores han hecho maravillas con sombras oscuras y un delineado perfecto en mis ojos. Observo mis labios teñidos de rojo, un matiz arriesgado que resalta su volumen de una manera que jamás imaginé.

El vestido se ajusta a mi figura como si hubiera sido creado exclusivamente para mí, y dudo entre conservarlo o optar por el más recatado que Rachelle me proporcionó. Sin embargo, la magnificencia de este atuendo me hace reconsiderar.

Incluso los pechos, gracias a la magia de la confección y a mi sorpresa, lucen bonitos.

Finalmente, me calzo los zapatos adquiridos esta mañana: suelas rojas, punta fina y un tacón que me eleva a nuevas alturas. Las guantillas de seda negra acarician mis brazos hasta el codo. Un moño alto recoge mi cabello, revelando la apertura en la espalda con sensualidad pero sin dejar de lado la elegancia.

Agarro mi pequeña bolsa, que solo contiene un labial y me considero oficialmente lista para enfrentar la noche. O eso creo, la incertidumbre sobre lo que deparará el evento no me abandona.

Observo el reloj en mi muñeca, aún asombrada por el precio que pagué por él, y sonrío al recordarlo. Ethan me advirtió que estuviera lista a tiempo, y aquí estoy, lista con dos minutos de anticipación. Tomo aire, fortaleciéndome internamente con la valentía necesaria para enfrentar lo que sea que me aguarde.

Salgo del cuarto y, aunque aún estoy a cierta distancia, percibo la música suave que flota en el ambiente. No es nada demasiado movido, pero ya la siento resonar en mis oídos.

Avanzo con pasos firmes y decididos hacia el salón principal, donde Ethan indicó que se reunirían todas las personas. Aunque estos tacones apenas marcan mi cuarta vez utilizándolos, mi caminar no lo refleja. Por dentro, los nervios me sacuden, pero trato de mantener la compostura.

Mientras avanzo, percibo murmullos de voces conocidas, así que decido detenerme. El ruido proviene del lado contrario al que me dirijo, en una oscuridad que no permite ver nada. Aunque sé que no debería, me acerco. Entre las voces, distingo la de Mía, una chica morena que llegó acá al igual que yo. Suele ser bastante imprudente pero simpática y solía andar sola la mayor parte del tiempo.

—No entiendo por qué en secreto, ya no es divertido así —murmura Mía.

No necesito escuchar más para intuir lo que está sucediendo.

—¡Mía! —la llamo, apresurando el paso hacia donde está.

Traspaso lo más denso de la oscuridad y entra en mi visión justo lo que imaginé: Ant y Mía solos en el final del pasillo. Me hierve la sangre solo de pensar que ha estado haciendo lo mismo con esta también, ¿y quién dice que no con las demás?

—¿Luna? —ella se sorprende al verme—. Pensé que tú...

—Mía —la abrazo, interrumpiéndola mientras le lanzo una mirada de odio a Ant—, sabía que era tu voz. Es inconfundible.

Ella me sonríe y me examina lo poco que puede ver.

—No sé cómo te reconocí, estás hermosa —habla apresurada—. ¿Por qué estás vestida así? Nos dijeron que tuviste que marcharte por orden de Nethan.

Ethan: Secretos de Sangre [BORRADOR]Où les histoires vivent. Découvrez maintenant