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"Feliz cumpleaños, alfa"

No va a abrir los ojos.

No quiere.

No cuando siente un cálido cuerpo a su lado, la mitad de este encima del suyo, y unos besos suaves en su mejilla acompañados de tiernos y bonitos susurros que buscan despertarle en esa primera mañana de febrero.

Prefiere seguir disfrutando de los mimos de su omega, pues sabe que despertarse implica salir de ese paraíso y tener que volver a la vida real donde no puede tener al amor de su vida todo el tiempo pegado a él.

"Mi amor" Una risita lo extraña, pero sigue haciéndose el dormido "¿Por qué estas haciendo un puchero?"

Vaya, parece que sus pensamientos han sido desvelados en forma de mueca.

"Estoy dormido" Dice susurrando roncamente, al ser sus primeras palabras del día "Sigue intentado despertarme"

La carcajada de Agustin hace que una diminuta sonrisa se le escape, profundizando sus hoyuelos de manera en que su omega los ataca con besos sonoros ya sin miedo a interrumpir su sueño.

Marcos decide agarrar su cintura, asumiendo su fallido plan, y hacer que Agustin se coloque encima suya completamente mientras el ojiazul no deja de besar todo su rostro casi con violencia y dejando escapar pequeñas risas.

"Me gustaba más la otra forma de levantarme" Quiere sonar serio, pero la felicidad en su voz es inevitable al ver la sonrisa de su omega una vez que abre por fin los ojos.

"Tanto que no pensabas salir de la cama. Llevaba así diez minutos"

"¿Ah sí?" Dice sonriendo de lado mientras coloca a Agustin a su lado, su brazo sobre su cintura después de subir la pierna del omega sobre su cintura y colocar sus rostros frente a frente "Pensaba que estaba soñando"

"Que mentiroso eres" Agustin niega sonriendo mientras acaricia su mejilla. Él ronronea ante las caricias de su omega.

"Mmm, ¿me vas a acusar el día de mi cumpleaños?" El castaño vuelve a negar y se acerca un poco más. Marcos siente su corazón agitarse como el primer día en que estuvieron a esa distancia.

Siempre será así.

"Preferiría besarte, si me dejas"

Dios. Ama tanto a su omega.

Esa última semana lo ha confirmado por milésima vez cada instante que recordaba el giro radical que su vida estaba a punto de dar.

Y que, por cierto, lo tenía feliz y asustado como la mierda.

Serán papás por segunda vez.

Así se los había confirmado el doctor Evans el día después que Marcos había recibido la noticia, donde el alfa se había alegrado genuinamente y les había prometido que haría todo lo posible para asegurarse de que el embarazo fuese de la mejor manera y contase con la mejor supervisión posible.

En este momento, Agustin está de tres semanas aproximadamente, lo cual es demasiado pronto para gritarlo a los cuatro vientos de la manera en la que Marcos quiere hacerlo. Su médico les recordó que el embarazo de Agustin, por muy recuperado que su lobo estuviera, no era tan fácil cómo otros, por lo que era mejor esperar al menos un par de meses para descartar riesgos.

Marcos tiene muy claro que no los habrá. Él no dejaría que nada le pasaba a Agustin ni a su segundo bebé.

Todavía le dan escalofríos al recordar que Agustin tiene a su cachorro en su vientre.

Es por esta preocupación desmesurada que su omega no deja de rodar los ojos cada vez que hace algo que, a su parecer, es exagerado para las alturas de la gestación en la que está.

ɴᴏ ʟʟᴏʀᴇꜱ ; ᴍᴀʀɢᴜꜱWhere stories live. Discover now