Delicato (JHS +21) Completa.

Uno

Seoyon

El ambiente donde crecí fue de lo mas saludable que se puede tener dentro de las mafias asiáticas, entre yakuzas, la mafia china y la coreana, aprendí como es sobrellevar el poder, como luchar por un puesto alto, jamás agachar la mirada y nunca dar por hecho que viviremos demasiado.

Mis padres me enseñaron a ser fuerte, a ser inteligente, dos cosas que se necesitan para sobresalir. Tomaba clases particulares, además de entrenamientos militares. A pesar de que mi padre era el segundo hijo de su clan, el poder que tenía era indiscutible, jamás vivió a la sombra de su hermano. Se hizo su reputación, sin necesidad de usar sus lazos sanguíneos.

Mi madre era primogénita de su clan, pero al elegir a mi padre como su esposo perdió privilegios, que tampoco necesito para salir adelante. Ella era amorosa conmigo y siempre me mostro como es que se puede ser una luz en medio de la oscuridad. La ame tanto como ame a mi padre.

Por eso soy la única que llora con sinceridad en sus ataúdes, todos los demás aquí, están por formalidad, diciendo que es una pena lo que les paso, otros criticando su descuido y unos pocos más preguntando ¿Qué sería de la pobre adolescente huérfana ahora?

No los necesitaba, no quería compasión de nadie, los buitres que rondaban aquí buscaban ayudarme para quedarse con algo de lo que ellos dejaron, pero no se acercarían a mi tan fácilmente.

La familia de mi madre estaba aquí para llevarme con ellos. Aquellos que le dieron la espalda al saber su decisión de unirse a los Jung en matrimonio con el segundo hijo. La familia de mi padre estaba muy ocupada lamentando la muerte de sus dos hijos mayores, por lo que me pasara a mí no les importaba.

No necesitaba toda esta tensión, por lo que subir al tejado a tomar un poco de aire se me hizo algo sensato, podía ver a todos en el servicio fúnebre, la separación de ambas familias era tan notoria.

—¿Planeas saltar? —un olor a tabaco me llego contra viento —creo que no lograrías matarte desde aquí.

—¿Saltar? —mire mis pies que colgaban —¿Por qué lo haría?

—No lo sé, esa mierda del dolor, además de que te iras con esa fantástica familia, de ser tu pensaría en saltar.

—De ser yo... —sonreí de lado —de ser yo, pensarías en como pisarlos a todos, no miraba la altura ni una posibilidad de saltar, observaba lo pequeños que son desde aquí y lo fácil que parece pisarlos.

El silencio reino por unos momentos, hasta que una calada larga se escucho antes de una ligera risa.

—¿Quieres ir con ellos? Con la familia de tu madre.

—No —mire a mi abuelo —pero tampoco es como si tuviera mucha opción, nadie mas a buscado ser mi tutor para estos tres odiosos años que faltan.

—Vuelvo a preguntar ¿deseas ir con ellos?

—Ya dije que no.

Se levanto y se termino el cigarrillo, lanzo lo que quedaba hacia el vacío, para extenderme la mano después.

—Ven conmigo entonces —su sonrisa se ensancho —prometo que nadie te alejara de mí.

Esa mirada, ese escalofrió en mi piel, es el mismo que sentí cuando lo conocí, mi tío Hoseok, el hombre mas cruel y despiadado de los Jung, se había vuelto el jefe ahora. Nadie le diría que no si decidía llevarse a su sobrina a vivir con él.

Hoseok

—¿En verdad piensas lo que estas haciendo?

Mi madre miraba como bajaban las cosas de Seoyon de la camioneta, yo estaba sentado en la sala esperando que ella entrara.

—¿Cuándo he dudado de alguna decisión que tome?

—Serás la cabeza de la familia, ¿Por qué cargarías con la hija de tu hermano?

—Porque desee hacerlo, por dios madre escúchate, es tu nieta, y dicen que el inhumano soy yo —encendí un cigarrillo —no es una niña que necesite ser criada, solo necesitaba un lugar para quedarse sin su familia materna rondándola —di una calada larga —si no tiene nada mejor que decir lárgate.

—Se parece tanto a esa mujer.

Pero no es ella.

A mi madre nunca le agrado que mi hermano se casara con la madre de Seoyon, pensó que lo llevaría a la ruina en todo momento, por eso cuando mi hermano se hizo de una propia reputación, de un poder que no le dio el apellido Jung, el orgullo me lleno por completo.

Mi sobrina no solo poseía una belleza inigualable, tenia el cabello castaño claro bastante largo con ondas ligeras, su piel era de un rosa exquisito, sus ojos bastantes grandes de un negro algo intenso, sus labios carnosos y de un rosa natural. Mi cuñada era casi igual, solo que sus labios eran delgados. Mi madre desde el primer momento en que vio a Seoyon la repudio por ser igual a Hana. Siempre dudo de que fuera de mi hermano, pero la manera en que esos dos se miraban jamás me hizo pensar que se pudieran traicionar.

Yo deseaba que Hana dudara un poco de lo que sentía por mi hermano, pues la desee en su momento, luego descubrí que prefería meterme en varias camas, a solo pasar por una y mi atracción hacia ella desapareció.

Yo me ocupe de los trabajos sucios de la familia, me resulta sencillo el trabajo de campo, el aniquilar personas, el deshacerme de enemigos, hacer correr sangre, es divertido. Por lo mismo no convivía con mis hermanos, tanto el mayor como el padre de Seoyon, no tenía mucha relación con ellos, muchos piensan que yo tuve que ver con su accidente para quedarme con el liderazgo de la familia. Una idiotez, de ser así los hubiera matado con mis propias manos.

Al ver a mi sobrina en el funeral, la verdad no se que me dio por ofrecerle a que viviera conmigo, tal vez su desinterés en las familias, ¿o tal vez el hecho de que pensé que saltaría?

Pero al hablar con ella de cerca, su mirada de dolor con algo de vacío me atrajo, la belleza dañada por la tragedia, parece tan delicada, pero se que no es así.

—Ya esta todo en mi habitación —su preciosa figura estaba en la puerta de la sala, siempre que me observa, noto un poco de miedo, pero al mismo tiempo curiosidad —iré a darme una ducha.

Asentí solamente, se fue en el momento exacto que mi entrepierna calo al imaginarla desnuda en la ducha. Es mi sobrina, pero yo no soy una buena persona, y ella lo sabe.

Una nalgada si adivinan el taboo...