~IV~

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Después del pequeño descuido de Violeta, esta empezó a ser más consciente de sus acciones y lo sabía de sobra, pero a veces se dejaba llevar por comodidad que le generaba el ambiente.

Aquellos momentos de intimidad se volvieron frecuentes entre las dos chicas. Chiara sentía como su corazón se desbocaba en su pecho cada vez que Violeta sonría mirándola. 
A la pequeña le costaba hablar cuando estaban en grupo, sentía que pocos le prestaban atención, pero acabó agarrando valentía ya que cada vez que se animaba a ello, Violeta desde el otro lado se la mesa sonreía en su dirección, por muy seria que se encontrara antes de empezar a hablar. Aquello le sabía a gloria.

Por otro lado, la granadina se recreaba cada mañana en la pequeña rutina de maquillaje que compartían . Chiara le hacía las cejas cada día después del desayuno, algo simple casi absurdo pero que le permitía tenerla cerca cada mañana, cerca de su cara, casi notando su respirando. El corazón de Violeta dio un vuelvo cuando lejos de incomodarse por la cercanía, su cuerpo pedía más.

La pelirroja se derretía ante la gentileza que caracterizaba a su compañera. Sonreía como una boba cuando Chiara apretaba la lengua entre sus labios para concentrarse y se dio el placer de disfrutar de aquello a diario.
A esta confianza domestica se sumó el compartir ropa, ambas chicas no concivían pasar el día sin llevar alguna prenda de la otra y así poder afrontar el día impregnadas de su olor. Aquella acción gritaba 'Necesito tenerte cerca siempre', y se entendía sin hablar.

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Chiara se encontraba frente al piano de la sala de Manu. Pulsaba las teclas creando pequeños bucles en busca de una melodía acertada para la letra que había escrito. No tardó más de dos días en escribir aquella canción prácticamente completa y se sorprendió a sí misma por haber salido del parón en el que llevaba más de un mes. Sintió sus mejillas enrojecerse recordando el motivo: Violeta. 

Pasada una media hora creía tener algo decente, fue entonces cuando la puerta de la sala se abrío, revelando la presencia de Martin. El vasco sonrío en dirección a la chica cual villano de película y Chiara se hundió en el banco. Estaba atrapada.
Había conseguido esquivar las preguntas de su amigo desde el incidente de Violeta en la mesa, pero esta vez no tenía escapatoria. 

– Hola Kikcs, ¿Estas componiendo?.– dijo el chico sentándose en uno de los bancos.Chiara sabía perfectamente las intenciones del chico.

– Si, he conseguido salir del parón, pero no sé, igual es un poco bullshit.– respondió la chica recolocando su cuaderno en la tapa del piano como si fueran partituras. 

– Me quieres hablar de...– Martin no aguantaba más, aquella intriga le quemaba por dentro y lo soltó ante una Chiara nerviosa pero decidida. Su amigo era de fiar y necesitaba alguien con quien despejarse. 

– Que te parece si te canto mi canción. – La inglesa estaba ocupada ajustado el piano al tono de su canción para darse cuenta de la cabellera pelirroja que entraba y se sentaba junto a Martin. 

– ¿Has escrito una canción?¡Que genial Kiki! Sabía que esa cabecita tardaría nada en volver a crear maravillas.–  Martin se aguantaba la risa como podía ante el cuadro de una de sus amigas muerta de vergüenza mientras la otra rebosaba ilusión en su desconocimiento del tema.

– Si bueno, lo dicho antes, no es demasiado bueno no creo que os guste y en realidad no sé, igual debería terminar de sacar bien los acordes antes de enseñar nada.– Chiara intentaba salir del paso como podía, llegó incluso a levantarse del sitio, pero los ojos de ilusión de Violeta y la cara de cachorrito de Martin le obligaron a retomar asiento.

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⏰ Última actualización: Dec 30, 2023 ⏰

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The Way I Fell For HerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora