Una oportunidad más [Toji x Jin] [+18]

Capitulo 2: El comienzo

Su despertador sonó con fuerza a su lado, y con mala gana salió de su cama para poder apagarlo. Se alegraba de haber tomado aquella medida de seguridad para lograr levantarse, aquel día, no solo empezaba en su primer día de trabajo, si no que Yuji empezaría a ir nuevamente a la escuela, y sin que nadie pudiera ayudarle, necesitaba levantarse aún más temprano para alistar todo, vistiéndose con su pantalón de vestir y su camisa blanca, salió presuroso de su habitación, si bien, para la entrada a la escuela aún faltaba una hora y media, prefería tener margen de tiempo necesario para que todo sucediera sin contratiempos.

Si pudieran preguntarle, su hijo era muy imperativo, pero a la hora de poder levantarlo, bueno, esa era otra historia.

-Yuji, despierta, hoy empiezas clases-

Hablo con calma, esperando que el niño despertara al sentir su presencia al momento en que entraba a la habitación, pero solo recibió de respuesta un pequeño quejido acompañada de una patada a las sábanas que lo cubrían. Si, levantar a su pequeña gota de agua era una tarea sumamente difícil, pero tenía un as bajo la manga, aunque no le gustara usarla demasiadas veces, o podría mal acostumbrar a su preciado hijo.

-Si logras levantarte, te preparare tu curry favorito. - Y apenas termino a decir aquello, como si fuera un verdadero rayo, su hijo logro, no solo cambiarse a su uniforme, si no, que, además, había corrido hasta el comedor para sentarse. Su hijo, tenía una agilidad envidiable, incluso cuando a él le costaba mucho incluso correr, a veces se pregunta de quién había heredado tanta energía.

- ¿En serio vamos a desayunar Curry? - Los pequeños ojos de su hijo brillaron con intensidad, tanto que incluso le costó mantener la compostura de acuerdo a lo que su hijo estaba pidiendo, y que incluso él había propuesto. 

- Yo dije que te haría Curry, nunca dije en qué momento - No pudo aguantar la risa cuando logro escuchar el quejido de su hijo, como quien acaba de golpear su dedo meñique en la esquina de un mueble. 

Camino hasta la cocina, si bien no le prepararía curry a esa hora, esperaba calmar las ansias de su hijo con algo más, sus ánimos decayeron un poco al momento en que abrió la nevera, aun contaba con los suficientes ingredientes para poder alimentar a su hijo de buena manera, pero para él, tendría que racionar cuidadosamente la comida, iba a cuidar la salud de Yuji incluso si en el proceso su propia salud se venía abajo.

- ¿Esta todo bien? -La vocecilla preocupada de su hijo lo saco de sus pensamientos, posiblemente su rostro, como siempre, estaba expresando de más sus propias emociones.

- Es solo que, no me decido si darte huevo con salchicha, o salchicha con huevo - Y la risa de su hijo se hizo presente, el pequeño niño tenía un sentido del humor...  muy peculiar, y amaba eso de él, incluso las cosas más simples le hacían reír. Y a veces eso hacía que se preguntara, si su mujer no lo hubiera dejado si el fuera igual de expresivo que su hijo.

-Pero papi, es lo mismo- Pronuncio Yuji cuando su risa había disminuido lo suficiente para dejarlo hablar. 

- ¿En serio?, no me había dado cuenta -

Su hijo amaba los animales, salchichas en forma de pulpo, y un huevo revuelto seguro lo distraerían por un buen tiempo, sacando todo lo que necesitaba del refrigerador, pidió con delicadeza que a Yuji que fuera a ver televisión en lo que el terminaba con el desayuno, y tan obediente como siempre, el niño camino hasta el sofá para poner su programa favorito matutino. Y mientras esperaba a que la salchicha estuviera lo suficientemente cocida para adquirir aquella forma de pulpo, decidió hacer rápidamente el almuerzo que su hijo llevaría. Un emparedado un poco simple, pero que, gracias a una cortadora que tenía, había logrado darle la forma de un oso, y para acompañarlo un poco de fruta, y por supuesto, en el pequeño termo que hacía juego con su lonchera, temía el día en que su hijo dejara de querer que el hiciera aquello por él, ya que escuchaba que a la edad que tenía su hijo empezara a lentamente no querer cosas que podrían considerarse tiernas o linda, y volviendo a su tarea del desayuno, rápidamente sirvió todo en un plato y lo coloco en la mesa, no le hizo falta llamar a su hijo, ya que el pequeño llego por su propia cuenta al escuchar el sonido de los platos.