✷Capítulo 30: Final-Extra✷

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××××Cuatro años más tarde××××

—¿Entonces vamos a ir?— Maite llevaba horas sentada sobre mi cama insistiendo para ir a una fiesta.

—Esta bien— dije exasperada por su insistencia.

—Ya traje maquillaje y vestidos— sonríe gustosa.

Tal vez nos llevó más de tres horas arreglandonos, bueno Maite, yo había terminado hace dos horas.

—Ya volvemos señora— Maite me jala del brazo hacia afuera de la casa.

Estaba afuera Jeff con una sonrisa al vernos.

—Por fin parecen niñas— agarra nuestras manos y nos da la vuelta.

—Pendejo— le pegó en el estómago y Maite en la nuca.

—Siguen teniendo su lado rudo, aunque tengan vestido— suelta una risa —Suban señoritas.

Abre la puerta de atrás de la camioneta de su mamá y ambas subimos. Como era de esperarse Jeff llevaba el volumen de la radio a todo lo que da, afuera parecía que estaba fresco, pero si el outfit es bueno, el frio es mental.

—Gracias señora— sonreímos yo y Maite una vez que bajamos.

Caminamos hasta el patio de la casa y los tres nos miramos cuando vimos gente entrar y entrar.

—Haya vamos— me digo a mi misma.

Maite toma mi brazo y Jeff nos empuja por la espalda. La música estaba muy fuerte y nos retumbaba en el tímpano, todos hablaban casi gritando o en el oído de la otra persona.

—No se alejen mucho— mete su cabeza entre el hombro mío y de Maite para que podamos escucharlo.

—Voy a buscar a una amiga, ahora vuelvo— me susurra Maite y yo levantó el pulgar.

—Jeff, ¿quieres algo de beber?—  me dirijo a su dirección para que me escuche.

—Si, un refresco está bien— sonríe y yo me alejo.

Busco donde se supone que es la cocina y por fin doy con ella, hay desde Coca-Cola hasta refresco de ponche. Agarre dos vasos y me servi refresco de ponche y a Jeff de Coca-Cola.

—Hola— escuchó que alguien habla desde la puerta de la cocina.

Gracias a que se este lado no se escuchaba tanto la música logré escuchar la voz masculina que venía de la puerta, levantó mi mirada y mi corazón empieza a latir con fuerza.

—No has cambiado en nada, sigues igual de torpe— corre a mi lado y sostiene la botella que tenía en mi mano —Gracias a Dios no te manchaste ese vestido, te queda muy bien.

—Richard— me alejo lo suficiente de él.

Lo pude detallar de la cabeza a los pies, era más alto, me sacaba quince o veinte centímetros de altura, tenía que levantar mi cabeza para mirarlo.

—Ese soy yo— sonríe burlon.

—Que gusto verte— sonrió levemente.

—Lo mismo digo— sonríe y de nuevo veo su hoyuelo asomarse en su mejilla —Ah pasado mucho.

—Si— paso saliva.

—Y sigues igual de hermosa— aquel comentario hace que las mejillas se me calienten.

—Gracias— quito mi mirada de él para calmar mis latidos.

—Nunca me respondiste aquella pregunta que te hice— recarga su mano en la barra.

—¿Qué pregunta?— frunzo el entrecejo.

—¿Que sentías por mi?— mi respiración se cortó —Yo por ti sentía muchas cosas.

—El sentimiento era mutuo, lástima que no supimos expresarlo— agachó mi mirada a los pies.

—¿Y si te dijera que sigues acelerando mi corazón?— su mano tocó mi mejilla y pude sentir mis mariposas revolotear.

—Dijera que tienes taquicardia— solte una risa para minimizar mis nervios.

—¿Tendría una oportunidad?— aparto un cabello de mis ojos.

—Mentiría si te dijera que no— solté el aire —Pero...

—¿Hay un pero?— arqueo una ceja confundido.

—Si— el nudo en mi garganta empezó a formarse —No es nuestro momento.

—¿Por?— puse sentir su voz llena de confusión.

—Porque nos falta muchos caminos por donde ir antes de estar juntos, lo siento aquí en el pecho— mis manos temblaban.

—¿A qué te refieres con eso?— ladea la cabeza y retira sus manos como si tocarme quemará.

—Estas aquí porque tu novia te termino o algo parecido— me atragantó con mis propias palabras y trato de tragar saliva —Siempre fuiste tan expresivo.

—Y tú siempre me leíste tan bien— sus ojos se llenan de lágrimas y mentiría si no dijera que me quebró el corazón —Tienes razón, no es nuestro momento.

—O tal vez no sea nuestra vida— camino hasta el otro lado de la barra.

—Deseo que si lo sea, como no tienes una jodida idea— soltó un suspiro.

—Adiós— mire para todas partes para no mirarlo.

—No me gusta llamarlo adiós— cruza la barra a pasos agigantados y me toma la cara entre sus manos —Hasta que la vida nos vuelva a encontrar.

—Y hasta ese entonces, sabremos si es el momento— mis lágrimas cayeron involuntariamente.

—O si nos falta caminos por recorrer para que lo sea— sus labios tocaron mi frente.

—O tal vez en otra vida— asentí.

Me aleje de él y me di la vuelta para irme de ahí, no quería estar donde no me toca estar todavía.


















🫂🐥

PUDE HABER SIDO YO [En edición]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora