Capítulo 30

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Capítulo 30

Eso significaba que no había amado a nadie más como lo amaba a él... Y que si Heriberto se esforzaba, sería así para toda la vida...

Se besaron, ella sosteniéndole el rostro con sus manos, mientras que él la abrazaba de la espalda baja.

H: y tú el mío... Te lo aseguro...

V: no te miento cuando te digo que eres el mejor hombre que he conocido...

H: solo quiero ser el mejor para ti y para nuestros hijos...

V: ya lo eres, mi amor... Y soy la mujer más afortunada del mundo por tenerte a mi lado... Y que me ames...

H: te amo, mi vida... No tienes idea de cuanto...

Todo lo que había hecho por ella, por conquistarla, la esperó pacientemente, tenía que ser un amor inmenso... Intenso... Y poco común...

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Victoria se probó el vestido que usaría en la gran noche del desfile, pero el relacionista público notó algo que ya era evidente, claro que por su experiencia él fue más allá...

No: te ves preciosa con la panza, Victoria... Le hacemos unos ajustes y quedará perfecto...

RP: ¿me permites un momento, Victoria...?

V: claro... Dime...

RP: necesitas tomar una decisión... De eso posiblemente va depender el éxito de tu proyecto...

V: ¿qué decisión es esa...?

RP: ¿te presentas al mundo embarazada o lo escondes...?

Difícil no sería, necesitaría otro tipo de vestido y el vientre que empezaba a brotar se le disimularía, esos trucos ella los conocía, pero ¿esconder a sus hijos??

V: estoy embarazada y no tengo por qué ocultarlo.

RP: después del desfile tendrás seguramente pedidos y contratos, muchos pueden cuestionar si vas a poder cumplirlos en tu estado...

V: por ningún motivo voy a esconder mi embarazo.

RP: fue solo una observación, eh... No se lo vayas a decir a tus suegros...

V: no te preocupes que no les diré nada...


*****


Dentro de todas las preocupaciones que Victoria tenía en esos últimos días antes del desfile, se le sumó una... Aunque la intención de la otra parte era evitarle preocupaciones precisamente...

Por eso llegó buscando a su marido, que según le dijo Rosa, estaba... Nadando en la piscina...

Y por un momento ella se distrajo viéndolo... Los músculos de la espalda y de los brazos se le marcaban con las brazadas...

Él llegó hasta la orilla en donde su esposa lo esperaba...

H: mi amor...

V: hola, mi vida...

Se le había olvidado lo que iba a decirle, no era posible... O sí, sí lo era... Lo vio salir del agua apenas cubierto por el bañador. No era nada indebido mirar a su marido...

H: creí que llegarías más tarde...

Se acercó y la besó... Qué bien besaba... Y qué guapo era... Pero era suyo y de nadie más...

POR CONQUISTARTEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora