¿Quién era?

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Los ojos se abrieron dejando ver la luz entrar por aquel ventanal a su lado, parpadeó varias veces hasta que se acostumbró. Se inclinó hacia delante hasta sentarse en la cama, debajo de sus ojos se podían dejar ver unas claras ojeras, su cabello algo despeinado mientras que su piel era pálida— Meguru Bachira, tienes que desayunar algo. —se escuchó una voz femenina junto a unos pasos que se acercaban más al chico desconcertado en aquella camilla.

Así es, se encontraba en el hospital, siempre estuvo internado desde hace unos años atrás. Se había vuelto una costumbre todo a su alrededor, nunca salió hacia afuera, nadie quería hablar con él por como se veía, tampoco porque decían que era una persona rara y eso solo lo entristece más cuando llega a enterarse— Déjalo allí. —habló como si no tuviera una pizca de fuerza, con suerte comía una vez cada dos días. Estaba conectado a una bolsa de liquido que lo ayudaba, padecía de depresión y ansiedad.

— Meguru, tienes ya 21 años, debes de saber que no puedes quedarte así toda tu vida. —habló la chica que cuidaba de él, solo con ella hablaba y aún así el cabello bicolor no hablaba casi nada, su pasatiempo era mirar por aquel ventanal, imaginándose una vida perfecta que no obtiene. Él solo ignoró el comentario que dió la castaña, así haciendo que se fuera a ocupar de otros asuntos, quedándose solo en aquella habitación que tanto deseaba tener fuerzas para salir algún día.

Se dispuso a dormir un rato más, esperaba poder soñar algo realmente hermoso o solo no despertar más. Por desgracia, cuando pensó que podía descansar, algo hizo que abriera sus ojos angustiado, su expresión no lo demostraba pero sí. Giró su cara hacia la puerta, pillando a un chico bastante curioso espiarlo, cuando el peli azul se dió cuenta, un sobresalto pasó, escondiéndose detrás de la puerta para que no le vieran, o eso quería hacer él.

De pronto la ignorancia lo invadió así quedándose dormido de primera, fue algo imprevisto de su parte. Los minutos pasaban, el sol cada vez salía hasta lo más alto, pero las nubes tapaban su brillo haciendo que no se viera tanto su luz o simplemente su existencia. Pasaron unas dos horas desde que el chico se durmió, había otro individuo justamente delante de su rostro, de cuclillas con una expresión bastante curiosa. Cuando el cabello bicolor abrió sus ojos por sentirse observado, se asustó al ver aquella persona delante de sus narices, mirándolo como si fuese lo más normal del mundo, eso hizo que también el peli azul se asustará cayendo de culo al suelo.

— Perdón, no quería parecer un acosador. —habló el que se levantó del suelo sacudiendo el polvo de su trasero al caer directamente, su tono de voz era de algo avergonzado mientras que se levantaba, se le veía de bastante altura cuando estuvo de pie. Al ver cómo el que estaba tumbado no respondía a su comentario decidió hablar nuevamente— Hola, ¿no es aburrido estar todo el rato aquí? —saludó preguntando una cosa, cuando el que alzó su mirada viendo mejor al que tenía de pie le recordó, era aquel chico que cada tres días pasaba por su puerta mirándolo cada vez más rato, como podía tener una memoria tan pésima— Sí, si lo es. —respondió a secas con una mirada inexpresiva.

— Supongo que te pasará algo si estás aquí. —esta vez el paciente decidió interrumpir aquel silencio incómodo, en su mente pasaba de que él también estaba internado aquí, lo veía muchas veces rondando cerca, así que lanzó su instinto— No, en realidad solo vengo para visitar a una persona. —lo corrigió con una ligera sonrisa en su rostro, decía la verdad asi confundiendo al contrario, el ojo miel no entendia entonces el porqué estaba aquí, en esta asquerosa habitación en vez de ir con aquella persona.

El silencio reinó en esta sala, el paciente mirando al ventanal y el otro mirándolo a él, lo miraba como si lo estuviera juzgando desde su interior, su mirada en este momento a cualquiera que vaya dirigida le incomodaría, en cambio a Bachira no le incomodó, se sentía tan acostumbrado recibir aquellas miradas más otras peores.

Se escuchó un suspiro— ¿Entonces no sales nunca? —el peli azul intentó sacar tema de conversación, no le agradaba mucho aquel silencio, tampoco le era incómodo— La verdadera pregunta, ¿desde hace cuánto me observas? —el cabello bicolor ni siquiera la respondió, directamente era una pregunta que debía de hacer para saber, no es que fuera muy cómodo ver a alguien durmiendo durante tiempos. Esa pregunta lo dejó algo pensativo, ¿que le diría? Si apenas se fijó en el tiempo cuando entró o cuando empezó a mirarlo.

— Exactamente no te lo podría decir, quizás unos minutos si, estuve, antes de que te despertarás. —al fin encontró unas palabras, ¿cómo se sentiría hablar con una persona de pocas palabras y con esa actitud? Así se siente el que está de pie delante de la camilla— Ah. —solamente soltó aquella reacción quedando en silencio nuevamente.

Empezó a sacar algo de su bolsillo izquierdo con discreción, aquello llamó la atención del ojo miel haciendo que su mirada se posará en esa dirección— E-Espera, un momento. —él sabía que lo había guardado en algún lado, comenzó a por el otro bolsillo derecho hasta que al fin lo encontró— Aquí está. —sonrió alegremente mientras extendía su mano hacia el paciente en puño, en unos segundos abrió su mano dejando ver una pequeña figura de gato, hecho de tela y algodón rellenado, se veía lindo. Eso hizo que el otro se confundiera mirando aquel objeto en sus manos, no entendía porque se lo estaba mostrando— ¿Eh? Sí, es para ti, Bachira. —habló cuando vio que no captaba sus acciones, agarrando su mano para así entregarle aquella cosa delicadamente.

Se acercó aquel mini muñeco a la cara, le sorprendió el detalle, pero lo que más le sorprendió fue que supiera como era su apellido, era muy raro ya que nunca se lo mencionó y no está escrito en ninguna parte— ¿Como te sabes...? —antes de que terminará de formular su duda, el chico ya sabía de lo que le estaba hablando— Lo escuché, sí. —se le veía contento, algo que Bachira no podía dejar ver, el silencio que ahora se presenciaba se interrumpió con una voz en la puerta— Yoichi, ven a despedirte de tu hermana, ya nos vamos. —parece ser su madre.

— Hm, ¡ya voy mamá! —respondió su respectivo niño, este solo miró a la compañía que hizo un rato sin dejar de sonreír— Un gusto haber podido intercambiar unas cuantas palabras. ¡Adiós! —así fue como corrió saliendo de esta habitación, el contrario alzó su mano queriendo soltar una palabra, eso no fue posible porque ya no se presenciaba al chico... No le preguntó su nombre ni apellido.

El momento en que pasó todo, dejó que reflexionará solo, mirando por el ventanal, ahora tenía nuevos pensamientos más que otros, no entendía cómo es que pudo entrar como si nada y hablarle como si fuera lo más normal. Bajó su mirada al muñeco recién regalado con una mirada más suave.

Se terminó el primer capítulo, espero que haya sido de su agrado. Con un voto me ayudaría mucho y es sencillo darle a votar.

Gracias por llegar hasta aquí, os lo agradezco, lindas personas<3

+1100 palabras.

El ventanal [Isabachi/Bachisagi]Where stories live. Discover now