Hospital

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El chofer manejaba tan rápido como podía, pero había mucho tráfico, y Lucy gray no despertaba.
- Dese prisa por favor! - gritaba Coriolanus desesperado.
- Si presidente, estoy haciendo lo que puedo. - decía el chofer presionado.
Tigris, quien habia acompañado a Coryo, lo tomó de la mano mientras trataba de tranquilizarlo.
- Coryo, tranquilo. Todo estará bien - dijo abrazándolo.
Cosa que si logro calmarlo un poco, pero ver el cuerpo de su esposa igual que el de su madre la noche de su muerte, era algo que le aterraba.
El chofer maniobro milagrosamente y lograron llegar al hospital rápidamente.

- rapido rápido! - decia Coriolanus bajando a su esposa en brazos.
Un doctor lo vio a lo lejos y mando sacar una camilla para la primera dama.
- pase pase presidente! - dijo tomando la camilla con Lucy gray ya sobre ella.
De pronto la doctora que estaba monitoreando su embarazo, llegó disparada a la sala.
- Presidente! Que ocurre? - dijo mirando a Lucy sobre la camilla con oxígeno ya.
- No lo se! Tan solo se levantó y fue a mi oficina y apenas me mostró, se desmayo y cayo en el suelo. - dijo recordando lo sucedido.
- la doctora parecío entenderlo todo y tomo a Lucy Gray y la internó en cuidados intensivos tan pronto pudo.
Coriolanus hizo ademán de seguirla pero la doctora lo freno.
- Disculpe, presidente, pero aqui me llevaré solamente a la joven. Pero tan pronto haya un avance se lo notificaré. - dijo llevándose la camilla.
- No, no, espere, yo tengo que ir con ella. - dijo siguiendola frenéticamente.
Pero Tigris lo tomo de la mano.
- No, Coryo, deja que los doctores se hagan cargo, tu ve a cambiarte, estas manchado de sangre. - dijo señalandole su camisa.
- no puedo irme, no lo haré. - dijo tratando de zafarse de ella.
- No Coryo, ve a cambiarte, yo me quedaré aquí. Solo ve a cambiarte. - dijo acompañandolo a la puerta.
Coriolanus accedió de mala gana y se fue a casa a cambiarse.
Se baño, se peinó y se cambió para regresar al hospital.
Tan pronto llegó, Tigris se levantó y corrió hacia él.
- Ya despertó - dijo abrazando a su primo que al fin se calmó.
Entonces llegó la doctora.
- Presidente Snow, su esposa despertó, esta estabilizada, tuvo un posible aborto, pero logramos evitarlo. - dijo soltando un peso al fin.
Coriolanus estaba tan feliz que abrazo a la doctora desconcertandola.
-Muchas gracias doctora! - dijo sonriéndole.
- Es mi deber presidente, es un honor atender a la familia presidencial.
Pero, vaya a ver a su esposa. Ella preguntó por usted. - dijo apremiandolo.
Le dio el número de la habitación y corrió lo mas rápido que pudo a ver a Lucy gray.
Cuando llegó, ella estaba sentada mirandose en un pequeño espejo tratando de peinar un poco su cabello.
Ella cuando lo vio iba a hablar, pero Coriolanus se adelantó besándola apasionadamente.
- Hola - le dijo ella acariciando el rostro de su esposo cuando al fin se separaron.
- Ay amor mio, que susto me diste - dijo él tomando el rostro de Lucy gray entre sus manos.
- Lo siento, cariño. - dijo mirándolo preocupada.
- No es tu culpa, simplemente no esperábamos estas complicaciones. - dijo él bajando la cabeza.
- Lo se, pero todo esta bien! Verás que no volverá a pasar. - dijo ella besándolo intentando transmitirle paz, de pronto la doctora carraspeo y ellos se separaron.
- Lo siento, pero tengo que llevarme a su esposa a hacerle unos estudios. - dijo la doctora apenada.
Coriolanus se rio por la incomodidad de la doctora.
- Claro, toda suya. - dijo él levantándose con una sonrisa, mientras Lucy gray lo miraba divertida.
- Te veo en un rato mi amor, tengo que ir a trabajar - dijo él dejando un beso en su frente.
Lucy Gray busco sus labios y le sonrío.
- Ten un lindo día pastelito de nata. - dijo despidiéndose de él mientras la doctora se la llevaba en una silla de ruedas.
Coriolanus se levanto y pidió al chofer que lo llevara al laboratorio de la doctora Gaul para terminar de trabajar con ella algunos pendientes de el departamento de guerra.
Y le pidio que comprara unas rosas blancas y las dejara en la habitación de su esposa.
Llegando a el laboratorio la doctora estaba alimentando a un nuevo muto en el que estaba trabajando y cuando vio a Coriolanus, sonrió en su dirección.
- Bienvenido Señor Snow, dígame, como se encuentra su esposa? - pregunto sonriendo cosa que por un segundo atemorizo a Coriolanus, pero se obligo a responder como si nada.
- muy bien, gracias por preguntar. - dijo restándole importancia.
- bueno, pues muy bien, asi nada lo distraera de nuestra reunión. - dijo dejando a su mutación de lado.
- verá, ya que los juegos han dejado de llevarse a cabo, los distritos se han relajado, y el capitolio esta empezando a perder de nuevo por la negligencia en los distintos. Entonces debemos encontrar la manera de enderezarlos otra vez. -
- Muy bien, y que sugiere usted doctora- pregunto él.
- Sugiero que los juegos del hambre vuelvan a llevarse a cabo. - dijo muy seria.
- No, ya he dejado en claro que no los volveré a poner el rigor- le dijo el rotundamente.
- Oh Señor Snow, algo me dice que su pajarito cantor le ha susurrado al oido que no continúen los juegos. -
- no le mentiré doctora, mi esposa tiene que ver con mi decisión de abandonar esa practica, pero la decisión al final fue mía. - dijo él mirandola un poco molesto.
- Esa niña lo esta debilitando, joven Snow. Desde que se casó con ella no ha dejado de ablandar ese corazón de piedra que tanto potencial tenia. - dijo reprochandolo.
- No meta a mi esposa en esto, no tengo nada de lo que tenga que arrepentirme, ella solo me ha convertido en una mejor persona. - dijo serio.
- Que palabrería es esa. No se mienta señor Snow, ella saca su lado debil, no se confíe porque no la conoce del todo.
Ella podría usarlo, no le seria difícil, tendrán un hijo juntos, dígame, ¿no podría usar eso en su contra?
Déjeme decirle algo. Si esto continúa asi, tomaré cartas en el asunto. - dijo sonruendole horriblemente.
Coriolanus estaba molestisimo pero tenia mas miedo que nada.
Temia por su familia. ¿A que se refería la doctora Gaul diciendo que tomaría cartas en el asunto?
Iba a preguntar cuando de pronto, un agente de la paz entró corriendo al laboratorio.
- Presidente Snow, su esposa! - logró decir el agente de la paz con trabajos.
Coriolanus entendió rápidamente y salió disparado del laboratorio para el hospital.

hasta el último de mis respirosWhere stories live. Discover now