Arrepentimiento

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Cada día a lado de esa mujer era un infierno.
Se la pasaba insultando a Coriolanus y a los criados... ni se diga.
Como se extrañaba a Lucy gray, obviamente los empleados no decian nada sobre la nueva señora Snow, pero no necesitaban decirlo.

Un lunes por la mañana Coriolanus se levanto de buen humor por haber soñado con Lucy gray cantandole mientras él se recostaba en su regazo.
Se levantó y se arreglo, bajo a el comedor tarareando una de las canciones de Lucy gray.
-buenos días - saludo a todos.
Los empleados le correspondieron el saludo gustosos.
Pero no asi Livia que se veia exhausta y molesta.
- Porque saludas a los empleados? - pregunto mirando a Coriolanus extrañada.
- Porque son seres humanos- dijo obvio.
- que extraño eres, Coriolanus -
- entonces es bueno ser extraño. - le dijo sonriendo triunfante.
- Cierto, te aviso que hoy tendremos visitas, entonces tienes que llegar temprano esta noche. - dijo volviendo a comer.
A Coriolanus le molesto que ella hubiera planeado algo a sus espaldas, pero no dejo que eso arruinara su buen humor.
Tigris estaría fascinada con que él tuviera un buen día.
Por cierto, donde estaba Tigris? Ya casi no la veia en su casa.
- Has visto a mi prima esta mañana? - pregunto Coriolanus.
- Acaso soy yo su niñera? - le respondió de malas.
Coriolanus se levantó rápido antes de explotar.
Ok, se había acabado su paciencia.
- Me voy, regreso hasta la cena. - fue lo único que logro decirle a Livia para no explotar.

Coriolanus salio lo mas rápido posible de ese lugar, no quería estar ahi.
Y a decir verdad, sentía pena por los empleados que tenían que quedarse con esa mujer todo el dia... Pero lo hacía sentir mejor que algún día, con suerte Livia se aburriría de estar encerrada en casa y estaría todo el día fuera.

Al final, Coriolanus decidió que no desperdiciaria su tiempo pensando en esa horrible mujer teniendo en mente el sueño en donde Lucy Gray acariciaba su cabello. Llegó al trabajo y se encontró con la doctora Gaul.
- Buen día señor Snow, dígame, que tal su vida matrimonial? - pregunto sarcástica.
- terrible, gracias por preguntar -
- Ah, usted le toma mucha importancia! Tan solo enfóquese en lo que gano aceptando a la señorita Cardew como su esposa! -
- Verá, es difícil ser optimista teniéndola las 24 horas del día en mi casa. -
- Tan horrible es? - pregunto la doctora riendo.
Coriolanus no respondió, tan solo comenzó a trabajar.

Le pareció que el tiempo pasó tan rápido y le incomodaba y cansaba pensar que tenía que regresar a su casa con esa mujer ahi.
Tomó sus cosas y regresó a su casa caminando, quería pasar el mayor tiempo fuera.
Cuando llegó, Livia abrió la puerta sonriendo y lo abrazo.
- Ay cariño, llegaste! - le dijo chillando.
Y aquí iban otra vez las actuaciones!
A Coriolanus le tranquilizó ver que no conocía a las personas que estaban sentadas en su sala.
Livia los presento como unos amigos de su padre que quisieron visitarla ahora que ya estaba casada y con el presidente!
Coriolanus estaba actuando de maravilla y hasta prestaba un poco de atención a los chistes malos que contaban hasta que algo llamó su atención.
Las fotos de Lucy gray ya no estaban en la chimenea, y la habitación que compartían estaba abierta.
Coriolanus ardio en ira y se levantó rápidamente excusandose con que debia ir al baño.
Pero tan pronto salio de su campo de vista, corrió a la recámara con los ojos anegados de lágrimas de dolor y coraje.
COMO SE ATREVIA ESA MUJER A DESAFIARLO.?!!
Y no solo había abierto la habitación, también había metido sus cosas y había quitado todas las cosas de Lucy gray.
Había borrado del todo que alguna vez Lucy Gray habia estado ahí, ya no olia a ella, olia a la horrible fragancia ridículamente cara de Livia.
Estaba decidido, le diría sus verdades a esa mujer, y también marcaría sus reglas.
Justo iba a regresar a la sala de estar, cuando un empleado apareció.
- Que ocurrió aquí?! - dijo asustando a el empleado.
- La señora Snow nos dio la orden directa de desaparecer cualquier indicio de la Señorita Lucy Gray. - dijo asustado.
- ya veo. Escucha, cualquier orden que la señora les de sobre mover algo que no le pertenezca, NO LO HAGAN, díganle que no tiene esa autoridad. - dijo él saliendo de la habitación y regresando a la sala.
Y como anillo al dedo, los invitados ya estaban despidiéndose de Livia cuando él llegó.
Se despidió de ellos y tan pronto como la puerta se cerró, Coriolanus tomo a Livia de la muñeca y la aventó a la sala.
- Como te atreves a lanzarme?!! - le grito ella.
- COMO TE ATREVES TU A HACER CAMBIOS EN MI CASA, SIN MI PERMISO!!! Esa habitación era lo poco que me quedaba de mi esposa! NO TENIAS DERECHO A QUITARMELO!! - dijo él lanzando los cuadros que ahora tenían fotos de Livia, al suelo.
- Ella ya no es tu esposa!! Superalo!!
SE MURIÓ! ESTA MUERTA! LA MATASTE! - grito ahora ella pegándole en el pecho.
- No te atrevas si quiera a pronunciar su nombre. - dijo aguantando las lágrimas de coraje.
- Y porque no podría pronunciar su nombre?! Era una zorra de los distritos!
YO SOY TU ESPOSA!
Vive con el hecho de que la mataste sin culpar a otros de tus actos! -
- Yo no la mate, maldita bruja!-
- Claro que lo hiciste, dime, ¿acaso nunca llegaste a pensar que si no hubiera estado embarazada de ti no habria muerto?!!!! - dijo ella riendo mientras Coriolanus sentia que le clavaban una daga en el pecho.
- No tenías derecho! Y déjame decirte algo Livia Cardew, JAMAS te amaré, o llegare a sentir ni siquiera decencia por ti. TU NO ERES MI ESPOSA! - dijo él aguantando sus ganas de acabar con ella.
Los empleados que oian todo estaban aterrados con sus gritos.
- Como dices cosas tan hirientes asi de fácil?!! - le reprochó Coriolanus.
- Porque te quiero!!! DIOS!! - dijo ella cubriendo su rostro con sus manos.
Coriolanus estaba en shock, ¿Livia Cardew quererlo?! Esa era otro tipo de manipulación.
- Tu, quererme?!! - soltó Coriolanus riendo.
- Claro que te quiero!! Me gustas, Coriolanus! No te lo dije?!! De no haberlo hecho no me hubiera casado contigo! He hecho tanto por ti! Tan solo dame la oportunidad!! - le dijo sollozando.
- Como que has hecho tanto por mi? A que te refieres? - pregunto Coriolanus.
Livia pareció arrepentirse de haber dicho eso pero rápidamente recuperó la compostura.
- Me arriesgue a casarme con alguien cuyo corazón ya estaba ocupado por otra persona que no merecía estar a tu lado. - dijo y de repente se acercó a él y lo besó.

hasta el último de mis respirosOpowieści tętniące życiem. Odkryj je teraz