El arte de él

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Jake sabía que era un artista. Lo descubrió a una temprana edad. Sin embargo, aún no sabía qué tipo de artista era hasta que cumplió los 12 años y realizó su primer arte urbano en un local abandonado.

Desde entonces siempre cargaba consigo una lata de aerosol y un cuaderno con varios bocetos de sus próximas obras. Pero en ocasiones, su cuaderno también incluía dibujos de personas y objetos que él adoraba.

Sus amigos más cercanos abarcaban varias hojas de su cuaderno, pero últimamente había una persona en específico que se repetía sin falta en cada una de ellas.

El hombre misterioso con máscara de conejo que conoció en aquel subterráneo abandonado. El hombre que por un tiempo lo vigilo cual acosador para cumplir una misión que acabo por fallar debido a él. Y el mismo hombre quien lo había defendido de su propio jefe para evitar que tuviera una muerte segura.

Jake no sabía exactamente cuándo comenzó esa "fascinación" que tenía por hacer dibujos que involucraban todos los ángulos posibles de Frank. Sin embargo, debía admitir que el hombre era un modelo ideal para usar como base.

Lo que Bressler adoraba más dibujar y pintar de Frank eran sus ojos rojizos. Les recordaban a los míticos ojos de los vampiros, otorgando una mirada intimidante y a su vez hipnotizante.

El joven adulto soltó un suspiro soñador luego de haber terminado otro dibujo de Frank, se alejó para preciar mejor su arte, dándose cuenta que era la séptima vez en dedicar una hoja completa con varios dibujos del mismo hombre.

Sintió sus mejillas arder cuando un pensamiento cruzó por su mente. No. De ninguna manera iba a entregarle aquellos dibujos a Frank. Jake se quedaría con ellos y si puede, dejaría el cuaderno dentro de un baúl oculto con candado.

No era normal que un chico como él tuviera un interés hacia un hombre como lo era Frank. Además, el de ojos rojizos nunca lo vería más allá de un simple amigo y antiguo objetivo a eliminar.

Salió de su discusión mental luego de sentir la vibración de su teléfono en el bolsillo delantero de su pantalón. Para su alivio (o no) era un mensaje de Tricky, invitándolo a una reunión de skate con el resto de sus amigos.

No dudo en escribir un rápido mensaje aceptando la invitación, después de todo no tenía otra cosa más que hacer durante el día y su madre seguiría trabajando hasta medianoche.

Cerró su cuaderno, dejándolo sobre el pequeño escritorio que tenía en su habitación. Tomó su patineta para luego salir por la ventana como era costumbre en él.

Por un algún motivo una parte de él deseaba ver a Frank mientras que la otra no. Jake no era ningún estúpido, aunque así lo deseaba aparentar, definitivamente estaba comenzando a sentir algo por Frank, pero él prefería ignorar cualquier sentimiento que no fuera más que una estable amistad.

Él no quería arruinar la relación tranquila que había logrado obtener con el hombre.

Sin embargo, no siempre iba a salirse con la suya. Una vez que llegó al punto de reunión su mirada buscó por todas partes al hombre de traje, le costó creer que por primera vez Frank no había asistido para poder verlo.

No. Debía mantenerse neutral como si no le importara demasiado ese hecho, de lo contrario, los demás iban a sospechar y empezarían a hacerle preguntas como "¿estás bien?" "¿necesitas hablar sobre algo?". Y aunque agradecía la preocupación de sus amigos, Jake no estaba de humor para contestar a nada.

Ni siquiera para responder debidamente sobre sus propios sentimientos.

—¿Alguien sabe por qué Frank no pudo asistir? —intentó contener esa pregunta por un largo tiempo desde que comenzaron una pequeña competencia de skate entre todos.

One-Shots | FrankeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora