22; hierro y ceniza

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Sinopsis: Gustabo, con apenas ocho años, desiste y deja de amar. Se recuerda a sí mismo, cada año, cada instante, cada experiencia, que amar es un bache en el camino. Gustabo no ama; Gustabo sobrevive y protege.

Advertencias:

》AU! Intenabo.

》SpainRP antes de la continuación de 2024.

》Se hace referencia al suicidio y abusos infantiles.

Tras varias persecuciones, papeleo, un tiroteo, persecuciones y más papeleo, Gustabo termina siendo derribado por un disparo en el muslo izquierdo. No es gran cosa, le atienden con rapidez y en varios días ya será capaz de reincorporarse a sus servicios como subinspector, sin embargo y muy a su pesar, debe someterse a un reposo extendido de una semana completa. Si bien agradece unas buenas vacaciones, en los últimos meses su trabajo en el cuerpo de policía ha tomado el protagonismo en su vida y con Horacio en este caso totalmente ausente a causa del trabajo, su tiempo se reduce a estar solo, descansar e intentar entablar un plan para silenciar la vocecita de su cabeza que se empeña en hacer mella sobre sus pensamientos positivos, aun cuando estos ya son escasos de por sí. Se ve tentado a llamar a Emilio e incluso crear un plan para perturbar la paz de este, pero su ánimo no parece manifestarse ante la idea, de tal manera que desiste y se replantea, una vez más, las posibilidades existentes para su entretenimiento en aquella semana. Lo primero de todo, se va de compras. Se despierta en su segundo día de reposo y de intento por sobrellevar un estilo de vida tranquilo, y se percata de que un par de horas más encerrado en aquella casa lo terminarán enloqueciendo, no siendo precisamente un augurio de fortunas. Dicho esto, decide tomar rumbo a las tiendas de ropa de la zona, ayudándose de taxis que va llamando una que otra vez. Va cojeando, como no es de extrañar, sin muleta, negándose a usar dicho elemento de apoyo por algo tan insignificante como un arañazo en el muslo. Horacio aún no le ha visto, sin embargo, ya es bien sabida la reprimenda que caerá sobre él debido a sus "tendencias autodestructivas", como al menor le gusta recalcar cada vez que tiene oportunidad.

Cambia su ropa a una camisa abierta de mangas recortadas, estilo playero, con palmeras de un color naranja y fondo azul, debajo se pone una camiseta blanca. Para equilibrar, escoge unos pantalones a medio rodillas de un tono azulado pálido y a su vez, recoge unas chanclas. Se ríe con maldad una vez que se mira al espejo, es horrible y lo sabe, pero tan solo en pensar en mostrarle a Conway su elección indumentaria le hace sonreír con absurdez, quiere enseñarle que está disfrutando de sus vacaciones y que quizás debería dejarse disparar él también. Entonces, decidido, sale de la tienda y se propone recorrer parte del camino a pie, imaginando en su cabeza las posibles situaciones que se puede desarrollar una vez llegado y entrado en comisaría. Ríe y agita la cabeza.

—Me parto los cojones, a Horacio le va a encantar y vamos a estar riéndonos de esta mierda durante semanas.

Marca un ritmo tranquilo y durante unas manzanas se mantiene así, no obstante, capta por el rabillo del ojo un movimiento que da lugar en el callejón a su lado. Su intención no es detenerse y su curiosidad momentánea desaparece para volver a mirar al frente, sin embargo, un grito le advierte que algo está ocurriendo y una vez más su atención se focalizada a su derecha, donde dos sombras, una corpulenta y otra mucho más pequeña y diminuta, parecen estar en cierto conflicto donde una de ellas levita sobre la otra con superioridad y muestra de poder, como la boca de un lobo rodeando el cuello de una oveja.

—¿Qué coño estabas haciendo? ¿Quieres ir por ahí avergonzándome? ¿Humillar a tu padre allí a donde vayamos porque es lo único que se te da bien, inútil? —musita en un intento en vano por mantener su tono de voz lo más bajo posible, pero sus palabras, cada una de ellas, suenan altas, claras y enfundadas por una manta de pura rabia contenida.

Incansable; IntenaboWhere stories live. Discover now