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— ¿Te ha gustado la clase? — Bea, la amiga de Álvaro le preguntó mientras volvían a sus respectivas casas. Ellos eran amigos desde muy pequeños, se conocían de casi toda la vida y los dos habían empezado a amar la música casi a la vez. Precisamente por eso fue que la castaña, al ver el anuncio de esas clases avisó automáticamente al contrario para ir los dos juntos.
— Ha estado muy guay. Ya tengo ganas de la siguiente. — Álvaro le contestó, mirándola mientras andaban. — Se nota que te ha gustado. — Bea río y el castaño la miró un poco desconcertado. — ¿Qué? — La chica tapó su boca con las manos para acallar su risa tonta.
Ya más calmada le sonrió a su amigo. — Nada, nada. Que se nota que te han gustado las clases. — Álvaro seguía sin entender nada por lo que pasó a insistirle como siempre hacía. — Venga Bea guapa, dímelo. — Le puso un puchero y la castaña terminó cediendo, como pasaba siempre. — Que el chico con el que has cantado y tú teníais mucha química. La canción os ha quedado chulísima. — El contrario sonrió, por lo menos había salido bien. — Si, la verdad es que el chico no me ha caído mal. Creo que es un poco tímido y eso. — Bea sonrió conociendo a su amigo. — Seguro que se junta contigo y le quitas lo tímido. — Álvaro río por el comentario. — ¿A qué te estás refiriendo eh, Bea? — La chica rió junto al castaño. — Lo sabes perfectamente Alvarito. — Esta pasó el brazo por el hombro del contrario y lo abrazó mientras ambos sonreían.

— Oye, la verdad es que el chaval el mono. — Álvaro soltó aquello de la nada después de un pequeño silencio.
Bea soltó una pequeña carcajada. — Ay ay ay que me da a mí que las clases van a estar moviditas.. — Ambos rieron mientras andaban enganchados del brazo, como dos marujas. — Bea déjate, sabes que no es mi tipo. — Sentenció el castaño, acabando con la conversación justo a tiempo ya que habían llegado al portal de la casa de la chica. — Bueno, eso ya lo veremos. — Y tras eso los dos se despidieron y la castaña subió a su casa.
Álvaro, por otro lado, caminó un par de minutos calle abajo, entrando a su edificio y subiendo a su casa.

[...]

Paul llegó solo a su casa después de la primera clase. Estaba encantado.
Le había gustado mucho como la profesora había orientado todo y la idea de las actuaciones le entusiasmaba mucho. Era la primera vez que estaba emocionado por algo que requería estar delante de mucha gente y que estos te miren solo a tí, pero eso era lo que la música ejercía en él. Le hacía olvidarse de todos sus miedos.

Ya en su cuarto, tumbado en su cama repasó mentalmente la canción que había cantado, sonriendo al recordar el calor que sintió en su corazón cuando miró a sus compañeros y todos estaban asombrados.
Para él la mejor parte había sido el final, no porque el castaño se hubiera pegado a él de manera en que parecía que lo iba a besar, no, eso lo había puesto nervioso y un poco incómodo, más aún porque no le había avisado de eso. Era por la forma en la que habían dividido las frases, y la forma que habían ido bajando el volumen hasta parecer que estaban susurrándose el uno al otro. Aquello le había dado un toque especial a la canción que le había gustado muchísimo.

El moreno sonrió y se levantó de la cama yendo directo al pequeño estudió con el teclado y se sentó en la banqueta frente a este.
Tampoco tenía mucho que hacer y la clase le había dado ganas de cantar aún más.
Encendió el instrumento y comenzó a cantar algunas canciones conocidas, para calentar un poco y después pasó a su parte favorita, componer. Podría pasarse toda la vida componiendo, le encantaba crear. Precisamente por eso se había metido a estudiar audiovisuales, para crear. Así podía hacer sus propios vídeos de sus canciones.

Dos horas después término dejando el piano. Cerró la libreta con las canciones apuntadas y la dejo sobre la mesa, cogiendo su teléfono y yendo a la cocina para tomar un vaso de agua.
De camino encendió el teléfono para revisar los mensajes, no esperaba muchos, seguro alguno de su madre preguntándole por el día y la clase pero su sorpresa fue encontrarse con unos 200 mensajes de un grupo de números desconocidos. Suspiró y entró al chat, olvidando por completo el vaso de agua que iba a tomarse para sentarse en una de las sillas de la cocina y leer la conversación desde el principio.

Clase de canto

+********* : Hola chicos.
+********* : Soy Bea.
+********* : La profesora me pidió que hiciese un grupo con todos y me dio vuestros números.

Paul soltó un suspiro, lo que menos quería era tener un grupo del cual le llegasen mensajes tontos a cada segundo del día pero bueno, no había remedio.
Comenzó a añadir todos los números uno a uno hasta tenerlos todos aunque no los asociarse a la persona correspondiente al menos sabría que los estaba llamando por el nombre correcto.

Cuando acabó soltó el teléfono y miró la hora en el reloj de la pared.

— Hostia, que son las nueve ya.. — Pasó las manos por su cara un tanto desesperado y comenzó a hacerse la cena.

Cuando acabó puso la mesita del salón, encendió la tele y se sentó en el sofá para poner en esta un Stream de illojuan.
Cenó tranquilamente y cuando acabó pausó el directo y apagó la tele para seguirlo en otro momento.
Recogió las cosas de la cena, las fregó y sin pensarlo mucho se fue a la ducha.

Salió después de un rato, se secó el pelo con la toalla y ya cambiado se fue para la cama.
Antes de acostarse puso el móvil a cargar y se quitó las gafas. Talló sus ojos y apagó la luz para por fin dormir. Al no haber podido dormir la siesta se estaba muriendo de sueño.
Pensó en la clase del día siguiente, tenía muchas ganas. Imaginó como sería y como la habría planeado la profesora y mientras pensaba en eso terminó quedándose profundamente dormido.

the truth in your eyes  ⁎⁺˳✧༚Where stories live. Discover now