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Abril dijo sus nombres después de unas cuantas interpretaciones, el moreno realmente agradecía no ser el primero, tampoco el último, así que cuando la rubia los llamó dirigió una mirada fugaz al contrario y respiró hondo con los ojos cerrados.
Tras eso se puso de pie y ambos se colocaron en el centro de la sala, cada uno sentado en una de las sillas que ya estaban allí puestas.

— Bien, a ver... — Abril cerró los ojos en un intento de que le viniera alguna idea.
Tras un par de segundos chasqueó los dedos y abrió los ojos con una sonrisa en su cara. — Ya está, uno de vosotros es un policía interrogando a la pareja de un asesino en serie. — Tanto Paul como Álvaro asintieron mirando a la profesora y sin esperar el moreno giró su silla, quedando en frente del castaño.
Se quedó así, mirándolo serio por varios segundos, Álvaro imitó el movimiento y giró la silla mientras sentía la atenta mirada sobre él, no tenía ni idea de cómo empezar.
Entonces Paul se levantó de forma brusca, la silla cayó hacia atrás dando un golpe secó.
— Dónde está Antonio. — El moreno miraba al contrario completamente serio, tanto que hasta daba un poco de miedo.
Pausó en cada palabra a cosa hecha, queriendo sonar intimidante y que el mensaje fuese claro.
Álvaro pilló al vuelo que Paul sería el policía así que bajó la mirada hacia el suelo sin decir nada, tomando el papel del chico enamorado del asesino, dando una imagen de alguien inseguro.

El moreno, entonces, soltó una carcajada forzada y se acercó hasta el contrario.
— Álvaro, está va a ser la última vez que te lo pregunte. — El nombrado levantó la mirada del suelo pero a cada poco la desviaba hasta otro lado mientras su pierna se movía de arriba a abajo, mostrando sus nervios. — Mírate. — Paul siguió hablando. — Estás aquí, solo, abandonado, como un perrito con la cola entre las piernas. — Habló con un deje burlesco. — Vas a ir a la cárcel por él, ¿Lo sabés? — El castaño seguía sin decir palabra, solo miraba a todos sitios y a ninguno a la vez. — Vas a pagar por sus crímenes mientras él va a seguir matando porque tú no le importas. — Paul hizo énfasis en el tú, señalándolo también con el dedo. — Tú no le importas Álvaro, vas a estar encerrado mientras él se va a conseguir a cualquier otra persona porque tú solo eres un peón. — Fue elevando el tono de voz a medida que hablaba. — No le importas, eres reemplazable, eres como cualquier otro. — Álvaro ahora lo miraba fijo, con los ojos cristalizados. Su pierna no dejaba de moverse y estaba forzando la respiración.

— Eso es Álvaro, rómpete. — Abril intervino, dando indicaciones para que continuarán. Estaba fascinada con lo bien que lo hacían los dos.

— Así que, venga. Alvarito, — Paul se acercó y coloco el índice bajo el mentón del contrario, obligándole así a mirarle. — Dime dónde está el cuerpo. — El castaño rompió el contacto pero seguía mirándolo. — Si me quiere. — Su voz sonó rota, insegura.

— Muy bien chicos, seguid. — La rubia volvió a intervenir para que continuarán.

— Álvaro, no eres nadie. Si te quisiera, estaría aquí él. — Paul le miró con una sonrisa de superioridad y Álvaro consiguió que una unica lágrima resbalara por su mejilla.
— Está en el pantano..

Y con eso acabó la pequeña interpretación. Toda la sala estaba en completo silencio, había parecido una escena de cualquier serie policiaca.
Abril los felicito, les dijo el gran trabajo que habían hecho y que se habían compenetrado perfectamente. — Es increíble como leíais los movimientos del contrario, habéis conseguidonqie se me pongan los pelos de punta.

Tras la valoración salió otro par de compañeros al centro mientras los dos se sentaban en las pequeñas gradas con el resto.

[...]

La clase finalizó con la despedida de la profesora. Todos estaban fuera del local hablando entre ellos antes de irse mientras que el moreno sacaba sus cascos para ponérselos e irse.

— Oye Paul. — El nombrado se giro, mirando al castaño. — ¿Si? — Álvaro dio un paso hacia delante, quedando ambos un poco más cerca. — Ah, nada. Sólo quería decirte que ha sido increíble como lo has hecho. Ha habido un punto en el que me he acojonado y todo. — Paul soltó una breve carcajada pero sincera. — Gracias hombre. Tú también lo has hecho genial, yo no habría podido llorar. — El castaño le sonrió. — Solo ha sido una lágrima. — El moreno le devolvió la sonrisa. — Ha sido la lágrima perfecta. — Ambos rieron, atrayendo la atención del pequeño grupo que había al lado, los cuales se acercaron para conversar con ellos también.
— Paul lo has hecho genial. — La chica pelirroja, llamada Ruslana, habló. — Gracias, gracias. — Sii, ha sido increíble. — Martín, el chico del bigote añadió. También se había acoplado a la conversación. — Ha sido la ostia chicos. — Por último habló Bea, la cual halagó a los dos.
Estuvieron hablando un rato entre los cinco y sorprendentemente Paul se sentía a gusto. Hablaron allí en medio, en mitad de la calle durante 20 minutos, hasta que el castaño miró la hora. — Llevamos aquí mil años hablando. — Comento Álvaro entre risas. — ¿Y si vamos a tomar algo? — Ruslana pregunto emocionada, todos le habían caído y bien y era la oportunidad perfecta para formar un pequeño grupito.

Paul dudo si aceptar o no, el resto había confirmado casi de inmediato pero él estaba debatiendo consigo mismo.
Realmente se le apetecía, casi nunca salía pero tenía que llegar a casa y terminar las cosas de la universidad.
Respiró profundo y por primera vez que demasiado tiempo decidió hacer lo que se le apetecía.

— Esperadme, me apunto.

El resto del grupo lo miraron sonriente y los cinco andaron siguiendo a Martin, el cual había jurado que conocía una cafetería que quedaba cerca.

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⏰ Last updated: Jan 24 ⏰

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