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De nuevo se encontraba en la puerta del local. Estaba esperando a que lo abrieran ya que había llegado antes de la hora para asegurarse de que no llegaba tarde, eso era algo bastante típico de él, prefería esperar. Además, podía escuchar música con sus cascos de mientras, siempre los llevaba encima, parecían una extensión de él.

El moreno sonrió y cerró los ojos mientras sentía la música inundar su cuerpo y comenzó a moverse tímidamente. Agradecía que la calle dónde estaba la clase era poco transitada y aquella hora no pasaba casi nadie por lo que podía bailar sin sentir que lo miraban mal o como si fuese un loco.

Mientras Paul estaba en su propio mundo llegaron Álvaro y Bea.
El castaño quería acercarse y saludarlo pero no quería romper su pequeña burbuja, parecía que estaba disfrutando así que no quiso molestarlo. Simplemente se quedaron allí, supuestamente hablando pero no podía evitar mirar al chico a unos cuantos pasos moverse. Le entraron ganas de unirse a él, lo habría hecho, le daría igual si fueran un poco más cercanos por lo que se quedó tan solo observando.

El moreno dejó repentinamente de bailar de forma repentina y se giró, mirando hacia donde estaban el par de amigos. Hizo contacto visual con el castaño y automáticamente se dió media vuelta, dándoles la espalda.
Paul se estaba muriendo de vergüenza, juraría por su vida no volver a bailar en la calle nunca más. ¿Ahora que pensarían ellos de él? Seguro que pensaban que era raro o estaba loco.
Suspiró y encendió el móvil, entró a la aplicación de música y cambió la playlist que estaba escuchando a una con canciones más relajadas, lentas y calmadas.
Volvió a cerrar los ojos, sintiendo cada palabra que el cantante cantaba y cada nota tocada en los instrumentos.
Decidió no volver a darse la vuelta, cuando llegase la profesora y abriera la puerta entraría corriendo al local y ya.

Álvaro, por su parte, al ver la reacción del contrario no pudo evitar sonreír, le pareció un poco... ¿Tierno?
Bea, que estaba a su lado no dejo que esto pasará desapercibido y lo miró con una sonrisa que el castaño ya sabía lo que conllevaba.

- Bea, ¿Que coño estás maquinando ahora? - La nombrada solo ensanchó su sonrisa y movió la mano para restarle importancia al asunto. - Nada, nada. No es nada. - Álvaro suspiro porque la conocía y a veces esa chica daba miedo. Podía pasar cualquier cosa y algo le decía que tenía que ver con él. - Anda, vamos a saludarlo. Es tu compañero de ayer, ¿No? - Álvaro la miró y negó con la cabeza. - Eres de lo que no hay, ¿Lo sabías? - Está asintió mientras se carcajeaba. - Claro que lo se pero así me adoras. - Ambos rieron y se acercaron al moreno, el cual se sobresaltó al sentirlos detrás suyo.

- Holaaa. - Bea lo saludó entusiasta y este se giró hacia ellos despacio mientras paraba la música y se quitaba los cascos.
Álvaro por un momento pensó que los iba a mandar a tomar por culo, el pobre estaba ahí muy tranquilo y ya habían llegado ellos, los dos subnormales de turno a tocarle los cojones. - Ah, eh. Hola. - Paul respondió nervioso. ¿Le estaban hablando? ¿No pensaban que era raro? Sonrió levemente, prácticamente no se notó pero él se sentía mejor, al menos un poco.

- Soy Bea, la que creo el grupo ayer y eso. - El moreno asintió.
Álvaro se debatía entre si decir algo o no. Era la primera vez que se quedaba sin palabras, la primera vez que no sabía cómo intervenir en la conversación. - Espero que te acuerdes de mí nombre, pero por si no yo soy Álvaro. - El castaño le dedicó una pequeña sonrisa al contrario y este volvió a asentir mientras también sonreia. - Si me acordaba, pero gracias. - Habló en un tono amable. - Yo soy Paul, pornsintu tampoco te acordabas. - Decidió seguirle la broma, tal vez así el ambiente mejoraba un poco.

Siguieron hablando un poco, pero no mucho y tampoco de nada importante. De lo típico de lo que hablas con alguien que apenas conoces. Se preguntaron por los estudios y hablaron un poco de la clase del día anterior.
El resto de compañeros comenzaron a llegar de mientras, uniéndose algunos a la conversación y otros creando las suyas propias.

A la conversación se habían unido la chica de pelo pelirrojo que vio el día anterior, también el chico del bigote y otro chico alto y de pelo corto.
Paul, al ver que la gente había aumentado se agobió un poco pero lo intentó, intentó hablar, participar, pero terminó sintiéndose excluido y dejó de intervenir para quedarse escuchando y finalmente yéndose a una esquina no muy lejos del grupito que se había formado.
Eso era lo malo, era lo que siempre le pasaba y aunque ya no le afectase tanto, se sentía mal. Porque no es que fuera en ocasiones puntuales, no. Era la regla y eso era lo que más le molestaba pero bueno, tampoco iba a hacer nada.

Álvaro reía descontrolado, Martin, el chico del bigote era un tío graciosísimo. Pero aún así noto como faltaba el moreno en el grupito. Lo busco con la mirada para volver a integrarlo en la conversación y así hacerlo participe perobal verlo a un par de pasos con los cascos puestos de nuevo decidió no volver a molestarlo. Tal vez solo había hablado con ellos por cortesía.

La profesora al fin llegó.
Se disculpó por la tardanza y abrió a toda prisa el local para que todos fueran entrando.
Como el día anterior todos pasaron y se sentaron en el suelo mientras que ella organizaba un par de papeles y les preguntaba por el día.
Cuando acabó se aclaró la garganta y comenzó a hablar.
- Chicos, hoy vamos a hacer algo diferente. - Todos los presentes se miraron unos a otros espectantes por saber que era lo que iban a hacer aquellas dos horas. - Bien, para hacer una actuación no solo se tiene que cantar bien, hay muchos otros factories que influyen para que esta quede perfecta. - Todos asintieron, esperando a que siguiera hablando. - Una de estas cosas es la interpretación, todas las canciones se pueden interpretar de alguna manera, no solo con un baile, puedes darle un argumento, conectar con el trasfondo de la canción o incluso darle tú uno nuevo. - Se escucharon de fondo algunos chuchicheos y susurros pero a ella no le importó, continuó hablando. -Por eso voy a dejaros hoy con mi compañera para que hagáis ejercicios de interpretación. - La emoción podía notarse en las caras de todos.
Mientras hablaban entre ellos de cómo sería la clase entro una mujer rubia. Era bastante alta y linda. - Buenas tardes a todos corazones. - La clase al completo sonrió. - Yo soy Abril. - Todos la saludaron sonrientes. - Vale, primer ejercicio de interpretación. Vamos a trabajar la improvisación. Os voy a dividir en parejas, saldréis aquí, delante del resto y con un tema que os de tenéis que ir improvisando una historia, un diálogo. - Todos la miraron emocionados, la idea era chulísima. - Vale, pues voy haciendo parejas.

Abril fue señalando, como la profesora del día anterior, completamente al azar.
Todos estaban emparejados menos Álvaro y Paul. Este último supuso que irían juntos.
La rubia le pidió a los dos que se acercarán para hablar con ellos. - Hola chicos. - El castaño le devolvió el saludo bastante entusiasme mientras el contrario dijo un "hola" bajito. - Vosotros sois Álvaro y Paul, ¿verdad? - Los dos asintieron. - Bien, he hablado con Mamen y me dijo que vosotros dos metisteis una interpretación en la canción. - El castaño respondió afirmativamente. - Si, bueno, más bien lo intentamos. Como la canción tenía un toque lento y hablaba de amor e incertidumbre pues íbamos cantando y nos acercábamos un poco, luego nos alejábamos y el final lo hicimos como un susurro, terminando casi pegados. - Abril sonrió orgullosa, para no haberlo hecho nunca y por lo que le había comentado la otra profesora no habían hecho muy bien, llegando casi al punto de ser hipnótico. - Perfecto, por eso os he dejado juntos. Quería ver la química y como trabajáis juntos. - Tras eso les dió pie a irse.
Los dos se sentaron juntos, donde estaban el resto de compañeros y a medida que la rubia los iba llamando iban saliendo a improvisar.
La verdad es que estaba siendo bastante gracioso, algunos temas o las interpretaciones no tenían mucho sentido o las expresiones que usaban causaba gracia. Estaba siendo una clase fantástica.

Paul estaba disfrutando como nunca, no podía dejar de reírse sin parar, al igual que el castaño a su lado, que a veces lo miraba de reojo.
Lo que el moreno temía era que llegase su turno de salir y se quedase en blanco, sin saber que decir, pero bueno, no sabría que podría pasar hasta que llegase su hora de salir...

the truth in your eyes  ⁎⁺˳✧༚Unde poveștirile trăiesc. Descoperă acum