Cada 1000 años los dioses de todo el mundo votan por la extinción de la humanidad y cuando todo estaba perdido, los arcángeles y las valquirias unirán fuerzas para desafiar a sus creadores en el torneo Ragnarok, un combate uno contra uno entre los 2...
Ya quedaba poco para la ronda de desempate y cuando Brunhilde entró en la habitación VIP de la humanidad se encontró a él.
Loki: Brun-brun, hola.
Brunhilde: ¡Tu!
Loki: Oh vamos Brun-brun, ni siquiera un abrazo al tito Loki.
Brunhilde: Nunca.
Loki: ¿Sigues enfadada por ese humano? Cuál era su nombre...
Brunhilde: Sigfried.
Loki: Ah es verdad, el pequeño Sig, aunque admito que me cae mejor el nuevo.
Brunhilde: Qué quieres Loki.
Loki: Yo, solo ponerme al día, ya le devolví el anillo al abuelo y Cipactli está de vuelta en el Tártaro. Ixchel está de camino, tal vez con algún hueso roto que otro pero de vuelta.
Brunhilde: Eres un monstruo.
Loki: Jajajajajajajajajajaja, lo dice la que envió a sus propias hermanas al matadero.
Brunhilde: ¿Qué?
Loki: Tu sabes muy bien de qué hablo. ¿Cuánta sangre tienes en tus manos? Todo por tu capricho y aun así me llamas monstruo. Brunhilde, tú y yo somos idénticos, dos monstruos que harían lo que fuera para completar sus objetivos.
Brunhilde: Tú no sabes nada de mí.
Loki: Claro que sí, ha por cierto si dices algo de esta charla, le daré el mismo destino de Baldur a la renacuaja esa que no para de seguirte.
Brunhilde: Un momento, fuiste tú. Tu mataste a Baldur.
Loki: ¡Sorpresa! En fin debo marcharme, no quiero perderme esta pelea.
Un Loki muy satisfecho se marchó a ver la pelea, dejando a Brunhilde muy destrozada, deseaba ver a ese monstruo ardiendo hasta la muerte.
Laxo de tiempo, Arena del Valhalla
Heimdall ya estaba en el centro de la arena y empezó su discurso.
Heimdall: Bienvenidos, tras el primer empate del Ragnarok. Los dioses en su benevolencia le dio a la humanidad para seguir teniendo la ventaja pero no lo pondrá nada fácil y este dios es la prueba.
Las puertas del lado de los dioses se abrieron y apareció Anubis caminando tranquilamente, el dios odiaba las entradas tan vistosas y decidió por una entrada más sencilla. Para él, los dioses no deben de anteponer su ego para simplemente darle a la humanidad una prueba de poder, el poder es la responsabilidad del dios en cuestión.
Heimdall: El juez de las almas ha llegado a la arena, aquel dios que envía las almas injustas al Tártaro. En el antiguo Egipto es el dios chacal del inframundo. Buscador y amante de la muerte. Les presento al legítimo sucesor del dios Osiris: ¡Anuuubiiiiiis!
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