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La concentración absoluta reflejada en su semblante hace que te preguntes si realmente le ha encantado tu libro de ficción favorito, no ha hecho ningún comentario desde el comienzo de su lectura, el único sonido es el de sus dedos barrer sobre la esquina de las páginas antes de cambiar a la siguiente.
Esperabas una negativa de su parte debido a lo selectivo que suele ser a la hora de profundizar en sus gustos literarios.
— Mi amor, estás mirando — la profunda voz de Elijah te saca de tus pensamientos.
Un sonrojo de vergüenza recorre tus mejillas al ser atrapada mirándolo fijamente conforme te perdiste en tu cabeza.
— No haz comentado nada.
— Sorprendentemente es fascinante. Ven, únete a mí — levanta la vista de su libro, cierra la tapa pero utiliza uno de sus dedos como separador para seguidamente extender sus brazos como una invitación a tomar asiento en su regazo.
No pierdes ni un segundo y te levantas para acomodarte entre sus muslos de modo que tu espalda descansa sobre su pecho, rodeó tu torso con una mano y con la otra abrió el libro para continuar su lectura, más que satisfecho al sentir tu calor.
Momentos como estos hacen que tu amor por él, crezca.
