𝙲𝚊𝚙í𝚝𝚞𝚕𝚘 𝚅𝙸 ~ 𝚁𝚒𝚎𝚜𝚐𝚘𝚜 𝚢 𝚌𝚘𝚗𝚜𝚎𝚌𝚞𝚎𝚗𝚌𝚒𝚊𝚜

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Era ya tarde en la noche, y el viento azotaba mi ventana, provocando un escalofrío en mi piel. Me sentía ligeramente incómoda en mi cama, y al voltear, vi a Carl profundamente dormido a mi lado. Nuestros pensamientos compartidos habían dado paso al sueño.

Con cuidado, me levanté y descendí a la sala, donde encontré a Lori.

Al verme, me preguntó con suavidad, —¿Carl sigue dormido?

—Sí, aún está durmiendo —respondí mientras la miraba desde el pie de la escalera.

—Subí hace un par de horas a buscarlo y los encontré a ambos dormidos. Me pareció tan tierno que decidí dejarlos en paz. Me alegra que hayan formado una amistad —comentó con una sonrisa cálida.

Le devolví la sonrisa y me dirigí hacia la cocina. Antes de llegar a la cocina, pude ver cómo Lori salía de la casa. Decidí ignorar esto y continué mi camino. Al entrar en la cocina, tomé un vaso y me serví un poco de leche. Luego, agarré un paquete de galletas de la alacena las serví en un plato y subí de nuevo a mi habitación.

Con cuidado, abrí la puerta de la habitación y me dirigí hacia la cama. Colocando las galletas y la leche en la mesita de noche, me acerqué a Carl, quien aún dormía profundamente, y lo sacudí suavemente.

—Carl, despierta —dije, moviéndolo con delicadeza.

El chico abrió lentamente los ojos para mirarme. La luz de la luna que se filtraba por la ventana iluminaba sus ojos celestes, dándoles un brillo especial y extremadamente bello.

—¿Qué pasa, Eff? —preguntó él, mientras se incorporaba en la cama.

—Solo te desperté para que comieras algo. Mira, te traje galletas —le dije, tomando el plato de galletas y extendiéndoselo.

Él, sin pronunciar palabra, observó primero el plato y luego me miró a mí, regalándome una sonrisa con los labios apretados. Después, tomó el plato y comenzó a comer.

En cuestión de minutos, todas las galletas en el plato desaparecieron, dejando solo migajas.

—Oh, tu mamá estuvo aquí hace poco, creo que estaba esperando a que despertaras —Le informé a Carl.

Él, levantándose de la cama, dijo, —Iré con ella.

—Vamos, te acompaño a la puerta —Le ofrecí, caminando delante de él.

Bajamos juntos al primer piso de la casa y nos encontramos con casi todos ya reunidos, sentados en el comedor, expectantes ante la cena. Nos acercamos y aceptamos la invitación a sentarnos en las sillas vacías, aguardando la llegada de la cena.

—¿Dónde está Lori? —preguntó Shane, observando la silla vacía frente a él.

—Estaba aquí hace unos minutos —respondí, dirigiendo mi mirada hacia él.

Shane me miró y frunció el ceño, antes de volver a observar al grupo. Sin esperar más, se levantó y salió en busca de Lori, seguido por todos con la esperanza de encontrarla cerca.

Tras varios minutos buscando sin éxito, Carol llegó corriendo para informar que mi hermano había dicho que Lori había ido en busca de Rick, probablemente sola. Un frustrado Shane subió al auto y partió tras Lori. La espera se hizo larga hasta que finalmente los vimos regresar.

Lori, enfurecida, preguntó por Rick. —¿No han vuelto aún? —exclamó con ira.

Al escuchar nuestra negativa, se lanzó sobre Shane, golpeándolo por haberla hecho volver con mentiras.

—Tenía que cuidarte, asegurarme de que el bebé estuviera bien. —Justificó Shane, causando preocupación entre todos.

—¿Vas a tener un bebé? ¿Por qué no me lo dijiste? —preguntó Carl, visiblemente molesto.

𝐋𝐨𝐯𝐞 𝐈𝐧 𝐓𝐡𝐞 𝐖𝐨𝐫𝐥𝐝 𝐎𝐟  𝐓𝐡𝐞 𝐃𝐞𝐚𝐝 | 𝐂𝐚𝐫𝐥 𝐆𝐫𝐢𝐦𝐞𝐬 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora