Capitulo. 11.

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Damián

Me dejo caer sobre el sillón, mientras trato de hacerme el fuerte de no sufrir por ella, pero mi oscura habitación se ve tan lúgubre y melancólica que deseo morir por ser tan idiota y enamorarme de esa chica que sólo me ve como un amigo. Sin darme cuenta mis lágrimas están saliendo... ya no puedo evitarlo, no quiero acercarme a la cama, ya que su aroma está sobre ella y eso sería torturarme de una manera terrible.

Odio sentirme tan débil, pero así es el amor, no pude tener a Alice y ahora tampoco a Giselle... duele tanto que quisiera no volver a sentir jamás tales sensaciones. Ver esos lindos ojos que muestran frialdad y ternura a la vez, esos carnosos labios que soltaban quejas... soy un tonto por a verme enamorado de esta manera.

Mi celular me hizo dar un salto del sillón, rápidamente vi que es la alarma, mi cuerpo esta adolorido por dormir en ese pequeño sillón siento un poco de frío, así que miro por la ventana y veo todo el jardín cubierto de nieve. El mes de diciembre es tan molesto, ya viene esos días en que las parejas se toman de las manos y se dan regalos y esas cosas que en estos momentos no me apetece ver, el invierno es algo que me encanta, pero ahora mi corazón está roto y eso cambia mi ánimo.

Me di una buena ducha, me coloco el uniforme y salgo sin siquiera despedirme de mi tío, al llegar Lina se aferra a mi brazo y detrás viene Giselle con su amiga, al verme baja la mirada y desvía su camino. Un dolor agudo atraviesa mi vacío pecho.

_ Espero que cambies esa cara de póker, no me gusta. Además esa mocosa no es importante como ellas hay miles. –dice arrugando la nariz.

_ Lina por favor no ahora. –me quejo. Me libero de su agarre y me voy al salón.

Al menos pensé que esta vez sería diferente, pero la realidad es otra, siempre es otra. Lina me da su lugar, sé que es difícil para ella, pero no quiere verme torturarme por Giselle ni un segundo. Las clases pasan lentamente, al menos para mí. La última hora nos corresponde con ese tal Drake.

Giselle hace pareja con Lina, esto es horrible para ambas, yo sólo las miro desde lejos. Ese tipo se dirige hacia ellas y le susurra algo a Giselle y ésta se levanta pálida. Puedo escuchar su corazón acelerarse.

Sé muy bien cuales fueron esas palabras tan molestas, él sin importarle la reacción de Giselle saca de su saco una cajita marrón y la extiende hacia ella.

_ Esto te pertenece. –ella mira a los lados y toma la caja. –vamos puedes verlo.

Ella con manos temblorosas la abre para encontrarse con un anillo con una piedra de esmeralda en su centro.

_ No comprendo. –dice ella sin saber qué hacer.

_ Es tuyo, vamos póntelo muy pronto lo recordaras todo, mi querida Alexandra.

Todos murmuran mientras ellos dos se miran, él la ayuda a colocarse el anillo. Ver como él toca sus dedos me da ganas de matarlo, pero me las aguanto.

De repente la rubia se desploma en el piso. Llegue a su lado cuando pensé en tomarla el tipo ese me detuvo.

_ Tranquilo joven yo me encargo de ella. –la sujeto entre sus brazos y salió.

Aprieto mis puños con fuerza tratando de controlarme, conozco muy bien mi posición en estos momentos, pero no quiero tener que hacerlo.

_ Damián, déjalo no vale la pena seguir con esto. –la miro a la cara.

_ No puedo... sólo me quedaré a su lado hasta que ella me pida que me aleje.

_ Bien. –suspiro Lina.

Al parecer es lo único que puedo hacer sólo observar y consolarla cuando me lo pida.

Giselle

Sangrienta Tentación.Where stories live. Discover now