| Capitulo X · Confused thoughts |

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Todo el fin de semana estuvo asunte, ida, como si el mundo se hubiera detenido frente ella mientras miraba una y otra vez aquella hermosa invitación blanca con detalles dorados y sutiles naranjas a juego, que seguía en su mesa de centro. No la había movido, ni siquiera la volvió a tocar. Su ceño había estado tanto tiempo fruncido que ya sentía como el rostro le dolía.

A diferencia de lo que muchos dirían, ella no estaba asustada o intimidada; estaba molesta y abrumada. Molesta consigo misma por todo lo que aquello le hacia sentir. Se caracterizaba por su buen humor, pero ese fin de semana no había sonreído. Su mente solo pensaba una y otra vez si esto era una horrible y desagradable broma.

Lo peor de todo era que se sentía dolida, dolida por la forma en la que se enteraba de aquella noticia. Andrew, su hermano mayor, su mejor amigo y confidente desde que nació hasta la universidad iba a casarse en un mes.

Ahí cayo en cuenta cuanto verdaderamente se había distanciado de su vieja vida. Y no le molestaba eso, solo estaba herida por darse cuenta que ya no era la pequeña confidente de su hermano mayor. Y existían razones para eso.

No tenia ningún derecho de enojarse, ella había cortado comunicación. Su familia le había dado la espalda, era lo menos que podía hacer. Pero con Andrew las cosas fueron diferentes pues nunca se había molestado con él, simplemente la comunicación se rompió el mismo día que salió de aquella casa.

Él no la había buscado estos años, y ella tampoco a él.

Entonces era injusto molestarse pues, nunca volvió a saber de él desde hace años. Pero su mente solo la hizo recordar el pasado estos días que solo estuvo encerrada en su amado hogar.

Hogar.

Algo que verdaderamente sentía cuando cruzaba las puertas de su apartamento. No como cuando era pequeña y vivía en con sus padres. Ese no era un hogar, era una maldita prisión.

Jamás se arrepentiría de lo que hizo. Nunca. Pero el haberse alejado de Andrew si le dolía, y no se había dado cuenta hasta que vio aquella invitación.

No tenia la mas mínima idea de como habían conseguido su dirección, pero no le sorprendía. Conocía a su padre y sus influencias, era obvio que había movido ciertos hilos para conocer su paradero exacto. Un escalofrió la invadió. Si era así no lo entendía. Le habían dejado muy en claro que no la querían de vuelta en su casa. Que era una decepción. Entonces ¿Por qué la invitaban?

Fácil. Andrew.

Era seguro que él la había invitado. Conocía a su hermano.

Entonces ¿Por qué no la había llamado? ¿Por qué no se lo dijo personalmente?

Sol se palmeo la frente. ¿Cómo quería que lo hiciera si ni siquiera tenia su numero? Y mejor aun, ¿Cómo lo haría si llevaban años sin hablarse?

El asunto era muy complicado y por esa razón su mente no dejaba de maquinar cientos de preguntas durante el día, y aquel lunes no era diferente. Sentada en su sillón sin hacer mucho, solo miraba la televisión apagada. La invitación seguía en la mesa al igual que su celular. No lo había tomando en todo el fin de semana, no quería saber nada ni hablar con nadie. Agradecía que fueran los días libres de Elena.

Tomo su celular para revisar la hora. Casi las ocho de la noche. Llevaba horas en aquella posición solo pensando. Al instante se percato que tenia llamadas perdidas de Jane del día anterior. No había escuchado su celular. O simplemente no le presto atención. Lo guardo en la bolsa de su sudadera y se dejo caer de nuevo en el sofá.

Wide Receiver | #2 Serie PlayersWhere stories live. Discover now