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Los rostros de los asistentes se endurecieron, evitando mirarse unos a otros, indecisos, sólo miraban al suelo. El que rompió el incómodo silencio fue Melbon, el único de los tres asistentes que aún no había dicho una palabra de desafío al Príncipe Ejain.

"...Si de verdad crees que no hay ningún traidor entre nosotros, no hay razón para dudar".

Ante su voz tranquila, los otros dos asistentes le miraron.

"Todos juramos morir por el príncipe si era necesario, por eso hemos venido aquí. Haga lo que haga el príncipe, debe volver a Nelarn sano y salvo, y para eso necesitamos su ayuda. Así que es hora de demostrar nuestra lealtad".

Melbon metió la mano en el bolsillo y sacó una insignia. El emblema estaba grabado en una gema turbia, parecida a la leche, que a primera vista parecía similar a un accesorio que se suele llevar en el cinturón.

"..."

Yuder se dió cuenta de que la mano con la que Melbon sujetaba la insignia temblaba ligeramente. Era imposible saber si el temblor se debía simplemente al nerviosismo, o si había alguna otra razón detrás.

Una vez que Melbon sacó su insignia, los demás asistentes dudaron un momento antes de hacer lo mismo. Kanna aceptó la placa del asistente que estaba en el extremo izquierdo. Era el que había estado desafiando las órdenes de Ejain todo este tiempo, con el rostro aún nublado por la duda.

"¿Qué vais a hacer con esto?".

"Vamos a leer la información que contienen".

"¿Leer la información? ¿Qué significa eso?"

Kanna no dió más explicaciones. En lugar de eso, cerró los ojos mientras apretaba las insignias con ambas manos. Al cabo de un momento, Yuder notó que una débil energía fluía desde el interior de sus manos. A medida que la energía, que parecía una neblina de calor, se hacía más fuerte, también lo hacía la fuerza que Kanna ponía en su agarre. Sus párpados se agitaron.

Un instante después, Kanna abrió los ojos. Una compleja emoción parpadeó brevemente entre sus cejas fruncidas.

"...Esta insignia, es una muestra del Segundo Príncipe, ¿verdad?".

"Sí... lo es. La recibí... el día que me eligieron asistente personal del Príncipe".

El asistente tartamudeó la respuesta.

"Así que es algo que no debes pasar a otra persona. ¿Verdad?"

"...¿No es obvio? Cualquiera podría adivinarlo".

"Entonces, ¿por qué le entregaste una placa tan importante a alguien?".

"¿Qué?"

Los penetrantes ojos azules de Kanna se clavaron en el rostro del asistente. El pálido asistente tragó saliva, parpadeando rápidamente.

"Yo... no sé de qué me está hablando. Nunca he hecho eso".

"Lo hiciste. Lo diste y, a cambio, recibiste algo. Algo escrito en un trozo de papel..."

"Ahora, mira aquí. Parece que estás inventando cosas, diciendo que estás leyendo información. No soy un tonto tan fácil para caer en eso. ¡Si quieres encontrar al traidor, usa un método más creíble...!"

"La noche antes de partir hacia el Imperio, en una noche de luna llena. Al final del corredor oeste del Palacio Balu, frente a la estatua del sabio ciego. ¡La tierra de Musetti! ¿Aún vas a decir que no te acuerdas?".

El asistente, que estaba a punto de gritar para acallar a Kanna, se quedó helado al oír sus siguientes palabras.
siguientes palabras.

"¿Cómo?"

Retorno [Parte 2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora