ℭ𝔞𝔭𝔦𝔱𝔲𝔩𝔬 𝘐𝘐

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Se inclino un poco para apoyarse en la encimera y suspirar, sintiendo como el agua acariciaba sus labios mientras meditaba del extraño lujo que se estaba dando, después de todo, las vacaciones nunca fuero para él algo tranquilo y descansado, si no más bien lo contrario.

Incluso si en esta ocasión era necesario, estar tan libre a pesar de estar en la casa de sus parientes era casi un milagro, si no hubiera organizado todo él mismo para no tener más problemas.

A pesar de los inconvenientes anteriores y la complicada logística de organizar un viaje, no tenia motivos para arrepentirse, si no más bien aceptar que fue una buena y necesaria decisión, incluso con la incomodidad pasada de compartir cartas con el banco.

Los goblins eran notablemente astutos, y era bastante obvio que nadie debía enterarse, el secreto y el cambio a dinero muggle le había costado, pero al menos había solucionado todo al final.

Un paseo llamativo era lo único que podría apartar a su insoportable familia; comprar los pasajes por un medio discreto a un lugar atractivo fue molesto, una rabia silenciosa por gastar su propio dinero y hacerlo pasar por un premio, pero la casa sola y las tardes tranquilas era algo que podía agradecer.

Su arrogancia por irse de viaje era una incomodidad menor, cerdos orgullosos que sonreían mientras guardaban sus maletas, sabiendo que las miradas de los vecinos estaban allí, pero su alegría no era del todo una espina en su espalda, sobre todo cuando recordaba ciertos dato irrelevantes que podrían llenarlos de incomodidad.

Sus tíos y primo eran gente exigente, avariciosa y creída, aferrados a la competa normalidad, sin embargo, nunca del todo satisfechos, y Harry eso lo sabia bien, podía relajarse imaginando sus caras ofendidas y molestas, sin querer causar escandalo alguno, mientras escuchaban algo que les causara indignación, como algún dato sobre la cultura y solo tres comida al día a pesar de ser tipo buffet.

Claro que lo habían regañado antes de irse, y el orgullo por dejarlo solo y encerrado era notable en su voz, cerrando las habitaciones e incluso el refrigerador con candado para que no se alimentara ni hiciera algún mal, y advirtiendo terribles consecuencias si algo les hacia.

Eso no era una dificultad en absoluto, podía manejar un simple alohomora en silencio y sin varita, y gracias a la practica, no solo por magia accidental;  sus conocimientos de la magia eran mayores y más variados de lo que muchos esperaban de él, su costumbre de despertar temprano y la energía constante que tenía en las mañanas eran una ayuda en eso.

Nadie esperaría que un joven de 12 o 13 años estuviera listo para iniciar el día a las 5:00 de la mañana en punto, y para no ser muy sospechoso, se quedaba una hora o más simplemente leyendo o repasando magia tras las cortinas de su cama, avanzado en silencio mientras los demás preferían dormir.

Había aprendido a mantener sus conocimientos e inteligencia bajo la manga, cuidando sobre que impresión tenían de él y que tanto podía hacer; era aún más útil cuando la gente ya tenía una idea fija de ti, y cualquier nivel superior se convertía en una total sorpresa, eso había sido una parte vital de su plan.

Nadie sospechaba que pudiera escribir al menos una runa o que lanzará un hechizo mágico dos años superior a su capacidad, nadie lo habría de saber tampoco.

Y por esas mismas desestimaciones, por esas mismas creencias objetivas, había podido traer a Theo con él, ya no tenía de que preocuparse en corto plazo, todo gracias a las expectativas que siempre a tenido sobre si.

Por ahora sus pensamientos principales era mas que todo no pasar toda la noche leyendo y contar los días para saber cuando acabaría el efecto de somnífero.

Eres mio... me perteneces.Where stories live. Discover now