ℭ𝔞𝔭𝔦𝔱𝔲𝔩𝔬 𝘟𝘐

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Mientras se acercaba la media noche, Theo medito en cómo debía comportarse de ahora en adelante; Potter solía bajar después de media noche cada cierto tiempo, para así traerle comida, libros e informarle sobre qué estaban enseñando los maestros en clase para así mantenerse al día;

Era... extraño ver cómo se esforzaba, incluso cambiando parte de su rutina, durmiendo en las tardes, para así venir en la noche y explicarle transfiguración y defensa o, más recientemente, pedir ayuda con pociones.

Nda de eso explicaba porque estaba actuando tan receptivo a todo esos cambios; había vivido peor bajo el cuidado de su padre y luego de su abuelo, y había seguido comportándose dócilmente incluso después de recuperar fuerzas ya que eso le había traído el beneficio de una habitación, en lugar del pequeño baúl.

Eso no daba razón al porqué tenía que enfocarse en escapar, cuando debería hacerlo inconscientemente, como cuando vivía con su padre o visitaba la casa de un amigo; había sobrevivido con un maníaco que apenas había logrado escapar de azkaban.

No era evidente que sus intentos de huir eran pan comido. O lo sería si pensara en ello, ya que en realidad, para su total molestia ¡Él no lo estaba!

Grande era su frustración por no entenderse a sí mismo, sin embargo no pudo continuar con su pánico cuando la puerta se abrió sin aviso previo, y encontrándose con una vista inusual, sintió algo de escozor por su garganta. No le gustaba lo que estaba viendo.

—¿Qué sucedió?- preguntó Theo apartando su inquietud de las palabras, una pesadez extraña en su lengua.

Logrando detener su impulso de levantarse, analizó a Potter con cuidado, intentando entender; una persona secuestrada no ayudaba su secuestrador cuando estaba débil, en cambio, pensaba en cómo sacar provecho de la situación, debía parar ya con esos impulsos.

Harry negó sin verlo ante su pregunta, no queriendo o siendo capaz de responder, un aire mucho más gris y apagado en su aura y actuar que en realidad lo asustó un poco; siempre que venia, después de tocar la puerta para avisar, entraba con un tenue brillo de alegría al que no conocía su causa.

No comprendía del todo porque sonreía o se animaba así, pero lo notaba lo suficiente para reconocer que no estaba allí, y su reemplazo sombrío en realidad le dejaba un mal sabor de boca.

Algo estaba mal.

-No es nada en realidad, detención con la nueva profesora— murmuró Harry mientras dejaba su bolso y se sentaba, sin embargo, no se hizo en medio de la habitación o apoyado junto a la cama, si no en la esquina más alejada, junto a la puerta, como si se estuviera retrayendo o escondiendo a sí mismo.

El cerebro de Theo comenzó a funcionar con esa respuesta -Esa mujer del ministerio de quién desconfiar— declaró, sin embargo Harry asintió distraído, como si fuera una pregunta; como si no pudiera captar la realidad.

Tan distraído en su propia conmoción y perdido en sí mismo que, sin realmente darse cuenta, comenzó divagar, suaves murmullos que se extendían por los rincones y las paredes, solo siendo notados por lo silenciosa de la habitación.

Inconsciente del como Theo se acercaba con duda y sutileza, se desahogo en suave incredulidad. -No dije nada en su clase, es del ministerio, no quería llamar su atención, sin embargo hoy Hermione y Ron salieron a defenderme, creen que guardó silencio porque me es difícil hablar del tema— explicó él.

Ni siquiera sabía si se lo contaba a Theo o a sí mismo, o a nadie en particular, solo soltó las palabras, intentando procesarlo con dificultad.

Sin poder evitarlo, sus ojos se humedecieron levemente mientras relataba -La mujer solo me castigo a mi, estaba enfadado por estar bajo la mira de ella pero... después de hoy... no quiero acercarme más— explicó Harry con voz monótona y apagada, sin un sentimiento notorio -Al menos tu no la conoces— se consoló a sí mismo en un susurro que, si Theo no se hubiera acercado, no hubiera llegado a oír.

Él dudó antes de estirar su mano y mover ligeramente el brazo con la venda, Harry, aun distraído y gris, siseo de dolor, pero al reconocerlo allí, solo apartó la mirada y lo dejó ser.

Ante esta apatía agotada, esta abertura en un momento tan vulnerable, Theo solo se hizo en el suelo, de rodillas, y con más cuidado ahora, miro frente a él.

Harry Potter, el niño que vivió y su secuestrador estaba en el suelo, en la esquina más solitaria de la habitación, acurrucado y en silencio, la mirada perdida, la voz apagada, y la mano herida.

Temiendo causar más dolor, pero sin ser capaz de dejarlo pasar, extendió su propia mano y la detuvo a escasos centímetros, preguntando sin palabras si podía tomarla; Harry sin fuerzas de luchar, solo dudo un poco antes de extender el mismo su propia extremidad herida y dejar que Theo la viera.

Pocas vueltas después, la venda, que se limpiaba sola, no pudo absorber toda la sangre que goteaba y escapaba por los finos trazos carmesí, que juntos formaban una palabra desgarrada cruelmente en la piel de otro de sus carceleros, pero él más bueno de todos ellos.

"No debo decir mentira"

Theo, por alguna razón que no podía comprender, estaba furioso...

Oculto bajo la vista de cualquiera, y guardado por un reconocido protector y gran disuasor, Harry por fin soltó ese suspiro tembloroso y nervioso que había contenido por tanto tiempo

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Oculto bajo la vista de cualquiera, y guardado por un reconocido protector y gran disuasor, Harry por fin soltó ese suspiro tembloroso y nervioso que había contenido por tanto tiempo.

En ese momento podía ser honesto, podía ser él mismo sin temer que lo vieran y molestaran; era de gran utilidad ser amigo del sauce boxeador, una vez que noto que su amargura y violencia era por la soledad, ambos se habían hecho buenos conocidos.

Compañía a cambio de protección, y ambos eran felices con ese trato; la mayoría temía acercarse, esa era una ventaja necesaria para él en ese momento, deseando privacidad, y al sauce en realidad no le molestaba en absoluto cuidar a su visita casual, así por algo de compañía.

En realidad él podía llegar a creer que se divertía, como cuando fue un poco más dramático y demostrativo cuando un curioso de 4 años quiso saber qué era la silueta escondida tras su tronco.

Al menos sabía que no era fastidioso para el árbol, y podía sufrir por sus emociones y problemas en relativa paz; el sauce no podía hacer nada por sus pensamientos.

Como cuando se llenaba de ira con los Slytherins y su actitud ante la desaparición de Theo, haciéndo rechinar sus dientes, o lo motivados que estaban Mione y Ron con hacer un club de defensa para los exámenes, agotandolo hasta desear derretirse.

Y más recientemente la actitud de Theo hacia él.

Estaba viendo cosas que no estaban allí, lo sabía con certeza; Theo, al igual que él, no tenían en realidad muchas amistades, y eso junto al encierro le habían dado la oportunidad de ser relativamente cercano al chico.

Claro, siempre podía ser una estrategia para relajarlo o una manera de entretenerse y perder su tiempo, pero se estaban volviendo más cercanos de lo que nunca espero; Theo confiaba levemente en él, o al menos eso daba a entender.

Era solamente eso, es lo único que debía entender, una relación amistosa que no esperaba, y podía alegrarse por ello, pero no ilusionarse con el amable trato que estaba recibiendo del joven a quien había privado de libertad.

Podía ser una trampa para que bajara la guardia, o tal vez la verdadera y honesta manera en que él actuaba con amigos; sea lo que fuera, Harry estaba agradecido con ello.

Solo no debía ilusionarse...

Eres mio... me perteneces.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora