CAPITULO I

450 23 3
                                    

      —Bonita, despierta—habla una voz ronca y algo conocida para mí.

No respondo ni me digno a abrir los ojos, el sueño para mí es muy pesado, ni siquiera puedo abrir mis párpados.

Unos brazos fuertes me levantan de dónde estaba y siento la brisa fresca que confirma que es de noche, me remuevo en los brazos de la persona y me pego a su pecho; buscando calor.

Oigo los pasos de más personas al rededor, confirmando que no estábamos solos.

      —Massimo, solo ibas a cobrar no a traer una jovencita—dice una voz masculina.

Massimo, el hombre al cuál ahora le pertenezco no responde solo se limita a seguir su camino, al parecer sube unas escaleras por los movimientos que hace y luego siento que me deja en un sillón cómodo para mí suerte.

      —Ella es mi pago—responde cortante el hombre que cuyos brazos me sostenían hasta hace poco.

La voz de un hombre avisa que nos pongamos los cinturones de seguridad. Alguien ajeno a mi me abrocha el cinturón y yo me vuelvo a remover.

Mi cansancio no me deja abrir ni siquiera mis ojos, ni mover mis párpados; y todo por que llore todo el camino en auto.

Sin más me dejó caer en la inconsciencia y dejo de escuchar.

.

.

.

.

.

Me estiró mientras de a poco abro los ojos, mi manos van a mis ojos mientras restregó mi mano sobre estos.

      —La bella durmiente al fin a despertado.

      —Cállate Domenico—dice Massimo mientras está en su celular.

Yo solo lo miro, es un hombre muy guapo, todas las mujeres estarían suspirando por el.

El levanta la mirada pillando me—Dime, ¿Tienes hambre?—me pregunta y yo asiento.

Una mujer pelinegra y alta, o al menos para mí, mira al hombre frente a mí; el cuál le pide traer algo para comer. Ella asiente y se marcha a un lugar del jet.

      —¿Adónde vamos, don Massimo?—le pregunto mientras juego con mis dedos con nerviosismo.

Siento su mirada sobre mi—Vamos a Sicilia—yo lo miro sin comprender—. Quiero decir que vamos a Italia—dice mientras su mirada se posa en la azafata que traía con ella la comida.

Miro la comida, pienso en todo lo que a pasado en menos de 24 horas y de como estoy comiendo con un hombre super guapo en un jet privado que va para Italia.

Mi vida dió un gran giro en una sola noche. Todo fue tan repentino, solo pienso en la decepción que tendría mi madre al ver lo que a hecho mi padre.

Pero quién me asegura que el hombre que tengo enfrente no me matará y venderá mis órganos, tengo que salir de aquí, no quiero morir todavía.

      —Deja de jugar con la comida, Alyssa—dice mientras me mira con enojó y mastica su espagueti.

      —Si don Massimo—empiezo a comer mi espagueti y mi mirada va hacia la ventana del jet mostrando las nubes de un color anaranjado así demostrando que es el amanecer.

      —Dime Massimo, no soy tan viejo—yo lo miro y asiento mientras vuelvo mi mirada a la ventana—. Llegando a Sicilia vamos a comprar ropa para ti—mi miraba se mueve de la ventana a sus ojos marrones que me miran esperando una reacción.

Alyssa [Massimo X Lectora] [365 Días]Where stories live. Discover now