CAPITULO V

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Llegamos al aeropuerto, después de que el viaje se me hiciera eterno en aquella camioneta, los guardaespaldas bajan las maletas, entre dos cargan las mías mientras uno carga con otras dos que me imagino son de Massimo.

Sin mirar atrás camino hacia el jet mientras más Massimo pronuncia mi nombre. Cojo mi vestido de los extremos pues con el viento se intenta levantar.

Siento como un saco cae sobre mis hombros. Sus manos se posan en mis hombros obligándome a seguir el camino rumbo a las escaleras del jet.

Subimos y yo tomo asiento en uno de los asientos al lado de la ventana, no me atrevo a mirar a Massimo después de lo que pasó en el auto. Mis mejillas arden y el se sienta a mi lado.

-¿No hay más lugares?-le pregunto con frustración. No lo quiero cerca.

Menos con todo lo de antes. Estoy segura que los malditos guardaespaldas escucharon mis gemidos.

El ni siquiera me mira-No me hables así, Alyssa-su atención está en su celular.

Eso me enfurece más, que ni siquiera me mira. Yo no respondo, por lo que me decido parar y cambiar de asiento lo más lejos de el.

Mis planes fueron interrumpidos por sus manos en mi cintura impidiendo que me moviera. Ahora su atención estaba en mi.

Su ceño se frunce-¿Adónde crees que vas?-mi garganta se seca repentinamente y tengo que pasar saliva.

-¿Que no ves que me quiero cambiar de lugar?-le digo ya irritada tratando de quitar sus manos de mi cintura.

Su mirada se oscurece y siento que me quema, sus manos se aprietan más en mi cintura lo que provoca que suelte un grito.

-Tu no te mueves de aquí-yo lo miro a los ojos.

Yo solo me remuevo en sus manos, me suelta-Pues mira como te hago coso.

Camino sin importarme que su mirada este quemando en mi nuca, sin previo aviso su brazo me sujeta por la cintura y se regresa a dónde antes estábamos sentados.

Yo grito y me muevo-¡Massimo, suelta me! ¡Suelta me!-el ni siquiera me mira-. ¡Massimo ya! ¡Déjame!

-Por que tantos gritos-dice la voz de Domenico, mientras que yo me dejó de mover para que no me vean los calzones.

Massimo como pudo me bajo el vestido más ya así llegando un poco debajo de mis muslos.

Domenico intenta reprimir una risa-Ya entendí, princesa deja de hacerle pasar corajes a Massimo, se va hacer más viejo-dice con burla.

Massimo sigue el camino y me deja en el asiento que había tomado antes.

El señor Mario subió también mientras que solo mirada la escena con algo de gracia.

Mis manos fueron atadas mientras que me coloco un cinturón de seguridad mientras me mirada con enojó.

-Deja ya tus caprichos, Alyssa-su mirada no se aparta de mis ojos-. No voy a tolerar tus niñerías, ya estás lo suficientemente grande para esto.

Levanto el mentón y miro por la ventana, mientras que en mis labios hacen un puchero. Massimo se sienta a mi lado sin más nada que decir.

El viaje se me estaba haciendo eterno, por lo que cierro mis ojos y me dejó llevar por el sueño mientras que me recuesto en el hombro de Massimo.

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Despierto con un dolor muy fuerte en mi cuello y me dio cuenta de que Massimo no está a mi lado.

Mi mirada se mueve y veo las cortinas corridas, hago una mueca de asco mientras que intento quitarme este maldito cinturón de seguridad y la maldita cuerda que atan mis manos.

Massimo sale por las cortinas mientras se arregla su cinturón y yo ni lo miro.

-Alyssa, ¿Tienes hambre?-me pregunta.

Yo sin mirarlo le respondo-No-mi voz sale ronca y muevo mi cuello tratando de que el mendigo dolor desaparezca.

Me sujeta del mentón y me gira yo suelto un quejido-¿Qué tienes?-yo ruedo los ojos.

-Pasa que si alguien no me hubiera movido para hacer cochinadas mi cuello estaría bien y no me dolería-casi grito, las personas que estaban cerca prestaron atención mientras la azafata solo se sonrojaba.

Massimo ni siquiera dice nada al respecto-¿Solo es eso?-yo lo miro con los ojos como platos mientras me suelto como puedo de su agarré.

-¿Solo eso? ¡¿Es en serio?!-le grito. Estoy más irritante que de costumbre-. ¡Olvídalo! ¡Suelta me, Massimo! ¡Desamarra me ya!-me remuevo en mi lugar, desesperadamente.

El no me responde, en las altavoces del jet se escucha a el piloto que avisa que estamos por descender. El hombre frente a mi toma asiento en el lugar a mi lado.

Su mano sube por mis muslos, se adentra por abajo de mi vestido mientras mi piel se vuelve chinita y mis ojos se cierran por la leve caricia.

Siento mi cuerpo arder mientras la mano de el sigue su camino por mis piernas. Mis respiración es un caos

Alyssa [Massimo X Lectora] [365 Días]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora