002. Visita inesperada.

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El sol comenzaba a ceder ante el horizonte, pintando el cielo con tonalidades cálidas mientras Lilia se sentaba en el portico del majestuoso palacio de los Países Bajos. La brisa suave acariciaba su rostro, y el silencio del atardecer se rompía solo por los lejanos murmullos de la ciudad. Lilia se encontraba perdida en sus pensamientos, observaba el paisaje con una expresión serena.

De repente, el sonido de un motor se acercó, rompiendo la tranquilidad del momento. Lilia frunció el ceño, preguntándose quién podía estar llegando en ese momento. Su atención se centró en la entrada principal, donde vio a James, el chofer, dar la bienvenida a una familia que descendía de un elegante automóvil.

La familia real de España. La sorpresa parpadeó en los ojos de Lilia al reconocer a la Reina Letizia, al Rey Felipe y a sus dos hijas, Leonor y Sofia. A su lado, el príncipe Patrick, Emily, Alexia, Ariane y Amalia completaban la reunión real.

A pesar de la formalidad del encuentro, Lilia se mantuvo en su lugar, observando con una pasividad que escondía una curiosidad latente. La familia real avanzó hacia el portico, y James se inclinó ligeramente para saludar a los visitantes.

— ¡Bienvenidos a los Países Bajos, su Majestad! — exclamó James con respeto, abriendo la puerta del automóvil para que la familia real descendiera.

Lilia se puso de pie y se unió a los sirvientes que esperaban para recibir a los ilustres visitantes. La formalidad dictaba sus movimientos, pero su mente estaba lejos, preguntándose la razón de tan inesperada visita.

— Su Majestad, es un honor tenerlos en nuestra casa. — saludó Lilia con una reverencia, siguiendo las reglas de protocolo.

La Reina Letizia sonrió con amabilidad y respondió: — El honor es nuestro, Lilia. Agradecemos tu hospitalidad.

El Rey Felipe y las princesas también hicieron reverencias, y la formalidad del encuentro continuó con la presentación de los demás sirvientes y empleados del palacio. Sin embargo, la atención de Lilia estaba especialmente enfocada en la pequeña Sofia, la misma niña que había conocido en la florería semanas atrás.

Los ojos de Lilia se estrecharon ligeramente al ver a Sofia, pero mantuvo su compostura. La niña sonrió con timidez, recordando el encuentro en la florería, pero parecía más reservada en este entorno formal. La interacción inicial transcurrió sin incidentes notables, y Lilia, a pesar de sus reservas, intentó mantener una actitud serena.

A medida que la bienvenida continuaba, los sirvientes guiaron a la familia real hacia el interior del palacio. Lilia, junto con sus hermanos Emily y Patrick, se unió al séquito para asegurarse de que los visitantes se sintieran cómodos y bienvenidos.

La tensión que había sentido al ver a Sofia se desvaneció gradualmente, y Lilia se sumió en el papel de anfitriona con gracia. Sin embargo, su tranquilidad fue efímera.

— ¡Lilia, Lilia! — una voz aguda resonó en el pasillo del palacio, y todos los presentes se volvieron hacia la fuente del ruido.

Sofía Borbón, la niña que había causado más de un revuelo en el último encuentro entre las dos familias. Lilia contuvo un suspiro.

Sofía, con su energía incontenible, se acercó corriendo y se detuvo frente a Lilia, agitando su mano con entusiasmo. La expresión de Lilia cambió ligeramente, preparándose para lo que vendría.

— ¡Lilia, hola! ¿Te acuerdas de mí, verdad? — Sofía preguntó con una sonrisa radiante.

Lilia asintió con cortesía. — Sí, Sofía, nos conocimos en la florería.

𝐨𝐥𝐝𝐞𝐫  ♧ SOFIA BORBÓN Where stories live. Discover now