¿Que pasa cuando una pareja busca pasar cada día de una forma distinta?
Ellos solo quieren poder pasar cada día de la estación juntos, que sus corazones se junten en besos y abrazos. Una historia que dura desde el primer día de Otoño hasta su final...
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El olor que salía de la cocina era increíble, a puro chocolate exquisito que atrajo la atención del brasuca a ella. Abrió con sus dedos un poco aquella puerta corrediza y espió un poquito. El Argentino estaba de espaldas a la puerta, tarareando mientras hacía algo en la mesada que el otro no llegaba a ver.
-Y está muy bien así, por hoy no pienses más, yo sé que lo necesitaaaas~- Estaba completamente en la suya, armando algo que el otro no veía. Por la misma razón, se fue acercando poco a poco a su amorcito para abrazarlo de la cintura y posar su cabeza en el hombro del otro, pegándole un sustazo al argento.
-Brasil LA PUTA MADRE!- Llevó su mano a su pecho para intentar calmar su corazón. Pero su mano estaba manchada de chocolate por culpa de lo que estaba haciendo.- La puta que me re mil parió...
Al ver su mano manchada por chocolate no pudo evitar tomarle la mano y besarle uno de los dedos para probar el chocolate.-Hmmm dulce, pero no tan dulce como vos mi amor.- Intento darle un beso nuevo en la mejilla, pero un golpe lo detuvo antes.
-CONCHUDO de mierda! Por tu culpa me tengo que volver a lavar las manos.- Dijo en un murmuró enojado al separarse e irse al lavamanos para poder seguir armando.
Triste por perder el calorcito de su pareja, el verdesino miro lo que estaba haciendo. Eran huevos de pascua, cada uno decorado de forma distinta. Y justo el que estaba haciendo estaba decorado con muchos bombones de chocolate blanco en forma de corazón. Era claro que esos eran suyos.
Camino hasta atrás de su pareja para volver a abrazarle por la cintura, plantando le besos en la nuca.- Awww Solsiño~ Ese huevito es para mí?~ -Le preguntó con un tono juguetón en su oído, dándole besitos ahí también.
-Soltame Conchudo! Y no, no es para vos- Agarro el repasados para secarse las manos, sin mirarle o prestarle atención excepto de un sonrojo notorio, un sonrojo notorio de que estaba mintiendo.
-Si claro Argie~ No sabes mentir para nada~ Si seguís mintiendo vas a terminar comiendo mucho más que solo esos huevos~- Amenazó en su oreja, plantándo le besos en la nuca y masajeando le las caderas.
El argentino le pegó con el repasador que tenía y después lo dejó con la misma fuerza en la mesada.- Ni en pedo gil! Después de cómo te estás portando ahora ni en pedo! -No podía ocultar su sonrojo ante la imagen mental que se había hecho. Puso sus manos en el pecho del otro y lo empujó hasta que saliese de la cocina y cerró la puerta para volver a su trabajó de armar los huevos. Pero no pudo evitar que el otro le siga espiando.
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