¿Que pasa cuando una pareja busca pasar cada día de una forma distinta?
Ellos solo quieren poder pasar cada día de la estación juntos, que sus corazones se junten en besos y abrazos. Una historia que dura desde el primer día de Otoño hasta su final...
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Las pequeñas gotas golpeaban contra el ventanal de la casa, el pasto se regaba y las calles se inundaban. Que día perfecto para la pareja, demasiado perezosa para salir en ese día de lluvia. El Argentino, inmutado por la lluvia, parecía descansar de su arduo trabajo. En su mano, el fiel mate que le ayudaba a sobrepasar la lluvia.
-Me aburro.- El brasilero estaba tirado en el sillón, viendo lo primero que encontraba. Para alguien con tanta energía, estar sin trabajar o hacer nada era insoportable.
-Y yo que puedo hacer?. Anda y hacerme un pebete o algo.- Volvió a trabajar después de cebarse otro matesuli, su tono no dejaba lugar para discusión.
Por lo cual, el amazónico termino en la cocina con el pan necesario y varios ingredientes que le podían gustar al albiceleste. Jamón, queso, tomate, albaca y mayonesa cayeron sobre el pan que lo cerró. Pero demasiado aburrido como para dárselo sin nada, lo tostó un poquito.
La cocina estaba plagada de un olor exquisito que no tardó en alcanzar al sudaca, volteando su sillita giratoria para ver a su gloriosa pareja y el pebete.
Ese pelo ondulado que caía por sus hombros, la poca barba que decoraba su rostro con esos ojazos azules y su sonrisita divertida. Bajo su mirada al cuerpo bien trabajado. Ir al Gym daba sus buenos frutos al parecer, y más con esos brazos. Las manotas que sostenían el plato y la figura marcada por la ropa.
Se quedaba sin aliento con solo una mirada.
El plato llegó a su regazo, desprendiendo un rico aroma a pan tostado. Lo tomó en sus manos y comenzó a darle mordisco a mordisco, hasta que el pebete desapareció.-Je, yo me refería a otro pebete pero está riquísimo Brasu- Era imposible ocultar su sonrisa ante su obra maestra.
-Qué otro pebete podría ser?-
-Nada Bra- Las risas no faltaron ese día.
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