Capítulo 13

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La suave brisa de la madrugada filtraba la tenue luz del amanecer a través de las cortinas entreabiertas de la habitación de Madison. Desperté lentamente, mi mente aún envuelta en la niebla del sueño y la resaca de la intensa noche anterior. Al abrir los ojos, me encontré con Madison, que aún dormía plácidamente a mi lado.

Mi memoria comenzó a despejarse, trayendo consigo la cascada de recuerdos de lo sucedido. Las imágenes de la noche anterior se deslizaron por mi mente como fragmentos de un sueño erótico, y me di cuenta de la complejidad de la situación en la que me encontraba. A pesar de la intensidad de nuestros encuentros, no podía ignorar las posibles repercusiones, especialmente considerando que Madison es la hija del señor Hunt.

Con cuidado, me deslicé fuera de la cama, tratando de no perturbar el sueño de Madison. Busqué mi ropa dispersa por la habitación y comencé a vestirme en silencio. Cada prenda que recuperaba era un recordatorio tangible de las decisiones tomadas en la oscuridad de la noche.

Mientras me vestía, mi mente se llenó de preguntas sin respuestas. ¿Cómo manejaríamos esto? ¿Qué consecuencias tendrían nuestras acciones? Sabía que me enfrentaría a graves problemas si el señor Hunt se enterase de esto.

El silencio reinaba en la habitación, solo interrumpido por el suave murmullo de Madison en sueños. Me acerqué al lado de la cama y la observé por un momento, contemplando su rostro tranquilo. A pesar del problema en el que me había metido, no podía negar la atracción que sentía por ella.

Me dirigí hacia la puerta. Antes de salir, me volví para echar un último vistazo a Madison, sintiendo una mezcla de emociones que iban desde la pasión hasta la preocupación.

Abandoné la habitación de Madison con el sigilo propio de un ladrón de la noche. Cerré la puerta suavemente, tratando de no despertar ninguna sospecha. Cada paso era calculado, consciente de que el menor ruido podría atraer la atención no deseada.

Descendí las escaleras con cautela, tratando de no perturbar el silencio que aún envolvía la casa. Al llegar a la planta baja, me encontré con la sorpresa de Megan, quien, al verme, parecía radiante y emocionada.

—¡Connor! —exclamó Megan con una sonrisa amplia—. ¿Has venido para desayunar conmigo?

Me quedé momentáneamente sin palabras, tratando de procesar la situación. No esperaba encontrarme con Megan en ese momento y mucho menos ser confundido con alguien que venía a desayunar. La sorpresa se reflejó en mi rostro, pero rápidamente intenté recuperar la compostura.

—Megan, hola... —titubeé, buscando una explicación adecuada—. Bueno, no exactamente para desayunar contigo, pero...

Megan me interrumpió emocionada, sin darle tiempo para explicaciones detalladas.

—¡Genial! Hace tanto que no compartía un desayuno con alguien. Ven, siéntate, voy a prepararte algo delicioso.

Antes de que pudiera responder, Megan me condujo hacia la cocina con una energía contagiosa. La cocina, iluminada por la suave luz de la mañana, contrastaba con la intensidad de la noche anterior. Me sentía atrapado entre dos mundos, tratando de equilibrar la dualidad de mi presencia en la casa de los Hunt.

Mientras Megan preparaba el desayuno con entusiasmo, yo luchaba por encontrar las palabras adecuadas para explicar mi situación. La fragancia del café recién hecho llenaba el aire, creando una atmósfera doméstica y acogedora.

—Espero que te guste —dijo Megan, colocando una taza de café frente a mí—. Y cuéntame, ¿cómo has estado?

Traté de ocultar mi incomodidad, pero la mirada perspicaz de Megan sugirió que algo no estaba en su lugar. Antes de que pudiera elaborar una respuesta, el sonido de pasos se acercó a la cocina, me temí lo peor, temí mi muerte.

Los Chicos De Harvard •Madison Beer• Megan Fox• Sofía Carson•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora