Capítulo 18

7 1 0
                                    

La tensión entre Madison y yo había alcanzado su punto álgido, y cada palabra, cada gesto, parecía cargar el aire con electricidad. La habitación del hotel, iluminada por la suave luz de las lámparas, se tornaba en un escenario de incertidumbre y deseo contenidos.

—¿Disculpa? ¿Tu padre no sabe que nos has seguido hasta Alemania? —pregunté, con un tono que apenas lograba ocultar mi preocupación creciente.

El semblante de Madison se tornó en una máscara de reflexión, pero sus ojos brillaban con una chispa de desafío que me resultaba desconcertante.

—No le he dicho que estoy aquí. Ya se lo diré, y suéltame del brazo —respondió con un tono despectivo, liberándose de mi agarre con un gesto brusco.

La revelación de que su padre no estaba al tanto de su presencia en Alemania generó una mezcla de alivio y preocupación en mí. ¿Qué juego estaba jugando Madison y cuál sería su finalidad?

Antes de que pudiera procesar completamente la situación, Madison tomó la iniciativa de desvestirme, provocando una reacción inmediata en mi interior. Su comentario sugería un juego peligroso que iba más allá de cualquier simple coqueteo, y el ambiente en la habitación se volvió denso, cargado de expectación y desafío.

Las manos frías de Madison recorrieron mi piel con una delicadeza inquietante, enviando escalofríos por mi espalda y dejando una estela de nerviosismo a su paso. Observé con cautela cómo abría su maleta, revelando un contenido inesperado: un par de esposas. La sorpresa se reflejó en mi rostro mientras Madison manipulaba las esposas con una sonrisa juguetona en los labios, desafiándome con la mirada.

—¿Te gustan? —preguntó, su voz teñida de una sugerencia seductora, mientras sus ojos centelleaban con una mezcla de diversión y provocación.

Asentí con cautela, sintiendo cómo la tensión se intensificaba en el aire, como una tormenta a punto de desatarse. La atmósfera se volvió cargada de un magnetismo peligroso cuando Madison confirmó que las esposas no eran para ella, sino para mí. Mi nerviosismo aumentó, y las preguntas sobre las intenciones de Madison se acumulaban en mi mente, alimentando una sensación incómoda que se afianzaba con cada movimiento y cada palabra.

—¿Y tu padre? —inquirí, tratando de comprender cómo encajaba todo esto en la complicada relación que mantenía con la hija de mi futuro socio.

La respuesta de Madison no hizo más que aumentar mi confusión. Parecía que estaba dispuesta a desafiar las expectativas y actuar por su cuenta, incluso sin la aprobación de su padre.

La situación dio un giro más cuando, después de esposarme, Madison procedió a desabrochar mi pantalón. Mis intentos de persuadirla para que dejara de lado sus juegos resultaron inútiles, y pronto me encontré sumergido en el ardiente caos que ella misma había desatado.

La combinación de la lengua de Madison y la inusual mezcla de emociones me hizo soltar un gemido. Era consciente de que mi resistencia estaba disminuyendo, y una parte de mí se preguntaba si, en algún nivel, estaba disfrutando de la audacia de Madison.

Fue entonces cuando mi móvil sonó, interrumpiendo el momento íntimo. La sensación de tensión volvió con fuerza, y mientras intentaba verificar la identidad del llamante, Madison, sin previo aviso, miró la pantalla y soltó una risa descarada.

—¿Señor Hunt? —rió con descaro.

La tensión en mi cuerpo alcanzó su punto máximo. La risa de Madison resonaba como una melodía desafiante, y mi mente trabajaba a toda velocidad para anticipar las posibles consecuencias. Este era un juego peligroso, y la incertidumbre del siguiente movimiento de Madison aumentaba la intensidad de la situación.

Los Chicos De Harvard •Madison Beer• Megan Fox• Sofía Carson•Wo Geschichten leben. Entdecke jetzt