Hiroshima y el cuaderno negro.

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A veces me resulta difícil desligarme de la tumba que es este cuaderno. No sé por qué; quizás es porque me da miedo mostrarme tal como soy, o tal vez temo revelar algo que no soy. Puede que sea ese miedo escénico que experimento, ese pánico ante las cámaras, esa fobia de estar en el escenario y no poder expresarme, de no saber qué decir o tener miedo de quedarme en blanco, ese blanco que me invade y me deja entre líneas.

Mensajes subliminales que calan el alma y no se calman. A veces desearía plasmar lo que siento, pero siento que muchas veces estoy atrapado en este cuaderno. Este cuaderno que no me hace sentir como realmente soy, o tal vez sí, y solo me estoy mintiendo a mí mismo para sobrevivir.

Las vicisitudes de la vida solo intensifican mi confusión acerca de cómo es mi vida, dejándome con más dudas. ¿Estoy fingiendo todo esto?
Quizás todo lo que guardo dentro de mí es prisionero de este cuaderno.

Si nada es real, si todo lo que escribo es una farsa, ¿hasta qué punto soy un impostor? ¿Hasta qué punto estoy minando los cimientos de este edificio de ruido? Como Hiroshima, conservo una estructura a la que me aferro, como si quisiera simbolizar algo, representar algo que ni siquiera existe en mí.

Los fragmentos de gloria que romantizo solo parecen aumentar la confusión y la carga. ¿Es la pluma la que pesa, o está en la muñeca que escribe? La línea entre ser yo quien escribe y otra persona expresándose a través de mí se desvanece. ¿Por qué este cuaderno parece albergar algo más que simplemente palabras?

A veces me resulta difícil comprender hasta qué punto soy yo quien está escribiendo o si es otra persona que escribe a través de mí.
Si es así,
¿Qué haces viviendo dentro de mí?

Ruido. Ecos.Where stories live. Discover now