El algoritmo.

26 1 0
                                    


Creaste mi algoritmo. De todos esos impactos que bombardean incesantemente nuestra cabeza, tú creaste una nueva manera de mostrar. Siempre deslizándome desde tu garganta hacia el estómago. Ante la falta de vocabulario en el ocaso de esta humanidad y esta artificialidad que se cierne sobre nosotros, mostraste, que en los inicios de todo, sin estímulos, se puede sentir.

Unos ojos planos y secos, sencillos pero inmensos. Sin luces, sin música estridente, sin flashes ni neones. Una imagen quieta, sólida pero viva.
Un momento, un instante que perdura para siempre en la mente de aquellos que quisieron creer. Rompiste con todo porque eras a lo que no estaba acostumbrado. Reventaste mis estándares y mis prejuicios, me hiciste sentir dubitativo y que me fallaban los pasos. Buscando irremediablemente en lo conocido para poder anclarse al puerto que tú habías derruido. Me até a un noray a la deriva, y ya era tarde. No me sentía cómodo. Me hacía sentir que ya no pertenecía a ese lugar, aunque mi mente recurría a ello constantemente.
¿Lo nuevo?
Vértigo. Miedo.
Oscuridad en un sitio donde a priori no había sombras.

Rompiste las bases donde estaba asentado. Pasaste pisoteando el jardín, enseñando nuevas formas de cultivarnos, rociaste con llantos la tristeza que habito. Pero pasaste sin cuidado.

Y pasaste. Y seguiste de largo.

Jodiste mi algoritmo. Y recurro a lo conocido para recuperarlo.

Pero yo sigo deslizando, ahora desde mi estómago hasta mis manos. Eviscerando. Y tú, pasando de largo.

No me juzgues si me ves dubitativo o con las piernas temblando.

Es mi nuevo algoritmo, se está reconstruyendo, aún me estoy acostumbrando.

Ruido. Ecos.Where stories live. Discover now