Daños culturales.

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Me faltó algo, no se si las ganas o la envidia. Esa forma de titubear frente a las nubes que nos rodeaban. Los malabares se te daban fatal, y tu mente no daba manejado tanta intensidad. Frente bélico y trincheras viscerales. Lucha desgañitada por llevar la razón.
Una pelea inerte que no llevaba a nada.

Y daños culturales al corazón.

Las ruinas donde nos escondimos nos aseguraban dolor, pues destrozamos los recuerdos una vez forjados a fuego en nuestras líneas temporales, que como metales ardientes, sueltan chispas antes de su separación.

Creíste en ti, no te culpo. Me faltó a mi esa autoconvicción.

O quizá más calma en esos días grises.

O quizás más nervio en esos días de sol.

El polvo asola la escena. Cenizas quemadas y viento a favor. Es lo mejor para arder en el infierno, para soltar palabras que dudan, para hacer daño, para rajarse y causar dolor.

No me creo este mes de Enero, ni Marzo o Abril sin pasión.

Sé que pasó algo, no sé si las armas o las garras.

Quizá fue la forma de moverse entre las sombras y regocijarme en mi oscuridad interior.

Faltó algo y se perdió la guerra. Pero no hubo vencedor. Dos bandos abatidos. Ninguno admitirá el error.

La guerra la cuentan los vencedores.

Faltó algo.

Pero no fui yo.

No fui yo.

No fui yo.

Daños culturales al corazón.

Ruido. Ecos.Where stories live. Discover now