Capítulo XXI: Las dos cartas

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Parecía ser qué su mejor amiga logró convencer a Yermione de pasar su cumpleaños junto con ella Cedric y por supuesto Hermione. A Yermione noble agradaba la idea de pasar otro cumpleaños, pero si se trataba de ver antes a sus mejores amigos; mejor. Para sorpresa de Yermione; su hermana le había dado la idea de que pasaran el resto de vacaciones en casa, y partieran juntos al colegio al final de estas, y Yermione encantada contó la idea, y ambos amigos respondieron a favor.

Yermione aún seguía con el dolor en su interior al ver a su madre ser una muy mala hermana con su tía, aún le provocaba una extraña sensación recordar su joven figura frente a ella. Apenas habían pasado dos días de aquel suceso, e intentaba aparentar que todo estaba bien, sobre todo en aquel momento en que se soltó a llorar frente a su tía de la nada, mientras se disculpaba por las acciones de su madre. Tía Jane quería que Yermione le diese una explicación, pero Yermione no pudo dársela sin que sonara descabellada.

Yermione, Hermione, tía Jane y tío James estaban en el comedor desayunando como de costumbre, platicaban entre ellos, a excepción de Yermione, que se encontraba pensativa en la mención de su tía en aquel viejo recuerdo.

—... ¡Yermione! —dijeron fuerte. Yermione parpadeó y volteó a ver a su tío, que parecía que tenía rato tratando de captar su atención.

—¿Eh? —sólo logró decir Yermione aún aturdida, sin saber que pasaba.

—Que vayas por el correo, por favor —dijo con un tono de obviedad, Yermione solo asintió y se puso de pie para salir de la casa rumbo al buzón.

El día parecía ser lindo, soleado y con pocas nubes en el azulado cielo, el calor era agradable, pero no lo suficiente como para que Yermione tuviese que usar los desteñidos shorts que tanto le gustaban. Al llegar al buzón, lo abrió, sacó los sobres que había dentro y lo volvió a cerrar. A paso lento de regreso a la casa, Yermione iba leyendo los destinatarios de las cartas: Jane Granger de la compañía de aseguranzas, James D. Granger de la empresa de piezas dentales, Un folleto de una extraña iglesia nueva en la cuadra, Yermione J. Granger por parte de Hogwarts. Por un momento se sorprendió, había olvidado que era una bruja y que su vida fuera de aquel lugar era muy diferente. Siguiente sobre, qué raro, le habían mandado dos sobres por parte de Hogwarts. Yermione frunció las cejas confundida, pero después cambió su expresión abriendo completamente los ojos. Ahogó un grito tapándose la boca de inmediato, porque había leído mal el nombre, ya que no era el de Yermione, sino el de Hermione.

Sentía su cuerpo tembloroso, releía el nombre muchas veces, para asegurarse que era el de su hermana y no el suyo. Estaba perpleja y se había detenido su camino de repente, quedando a medio paso. Sus ojos empezaban a cambiar de color, pero no quedaban en uno solo, ya que estaba sintiendo bastantes cosas al mismo tiempo. Y en un segundo su cuerpo y mente reaccionaron.

—¡HERMIONE! —gritó con fuerza llamando a su hermana al entrar a la casa corriendo, la mencionada salió de prisa al recibidor con una cara de susto, como si hubiese oído un grito de ayuda y no de emoción.

—¿Qué pasa? ¡Me asustas! —dijo viendo a su hermana con preocupación, pero su cara cambió al ver su nombre grabado en aquel sobre que su hermana le tenía en su mano temblorosa. Yermione parecía disfrutar la reacción de Hermione al ver cómo abría aquel sobre y leía lo que había en su interior —. No lo puedo creer…

Yermione no se había dado cuenta en qué momento empezó a llorar de alegría. Cuando su hermana terminó de leer levantó la vista, tenía la cara roja como manzana y una expresión extraña, entre feliz y asustada. La mayor no dudó en envolverla en un abrazo y la otra en devolvérsela. Habían aceptado a Hermione en Hogwarts.

No dejaría pasar ni un solo día para contarles sobre la noticia de que su hermana había recibido su carta de Hogwarts a sus dos mejores amigos; Cedric y Cho. Su mejor amiga sonaba emocionada (ya que con ella si podía hablar por teléfono) y le encantaba la idea de que posiblemente quedase en Ravenclaw junto con ella, pero no quería comer ansias y mejor le sugirió que le diese sus viejos libros del primer curso, y que sobre todo; la pusiese al tanto de muchas cosas, que le aconsejara cosas que le hubiese gustado escuchar en su lugar. Hermione estaba muy nerviosa, en cuanto Yermione le obsequió los libros de su primer curso no dudó ningún segundo en empezar a estudiarlos. Los tíos Jane y James estaban muy orgullosos y felices por Hermione, y más aliviados por el hecho de que ambas se harán compañía, aunque en cierto modo no entendían el mundo de los magos. Cedric contestó su carta y se la envió por parte de su lechuza Kibo, en donde mencionaba que estaba emocionado por pasar el resto de sus vacaciones con ellas, además de sugerir lo mismo que su amiga Cho, solo que con un poco de retraso, ya que las lechuzas son más lentas que las líneas telefónicas.

Yermione había acompañado a Hermione al callejón Diagon, del cuál no sabía cómo llegar, así que tuvo que recurrir a su amiga Cho para que le dijera dónde estaba, ya que hace una año solo había llegado ahí por arte de magia, literalmente. Hizo los mismos movimientos que recordaba con su varita frente a la pared de ladrillos. Hermione solo se quedaba impaciente viendo la magia fluir tan naturalmente de su hermana, pero sus tíos parecían estar más estupefactos y con una cara verde de lo mareados por tanta magia. Sabía que su hermana estaba sedienta de aprender todo lo que se le atravesara enfrente, así que no dudaría en comprar libros de más (si sus tíos se lo permitían, claro). Algo dentro de Yermione se revolvía, era la emoción de que no era la única en su familia en ser diferente, y preocupada por las cosas que en su momento Yermione no contó. Será mejor empezar a contar las cosas de a poco.

Yermione Granger Y La Historia De Las Predicciones |Harry Potter| [#1]Where stories live. Discover now