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Mientras todos realizaban sus tareas, Emma estaba sentada en la escalerita de la entrada con Amber. Ella le enseñaba a coser mientras la chica cantaba bajito.
-Emma.-dijo Louis parándose frente a ella.- ¿Podemos hablar?
La chica miró a Amber y esta asintió mientras se ponía de pie y se retiraba hacia el interior de la casa.
-¿Qué pasa?
-Mi hermana se llamaba Cony.-dijo él y miró el cielo.- Yo había escapado del reclutamiento junto con Jonhatan, mi hermano mayor. Cuando estábamos a punto de partir, las bombas empezaron a caer y él corrió a casa. Lo vi entrar justo antes de que la bomba lo destruyera todo. Toda mi familia estaba ahí y nadie sobrevivió.
Ella le tomó la mano con suavidad y la acarició.
-Si te sirve de consuelo, sé dónde vivías. Todos fueron reclutados. Tu hermana se salvó de la batalla de las mil almas. Los niños agonizaban, Louis. Ella se fue con una imagen de la guerra en la que todo empezaba, no ensució sus manos ni empuñó un arma.
-Ella dormía. -susurró él.
-Entonces pensá que puede seguir en un maravilloso sueño donde nadie puede herirla.
Louis se aproximó a ella y la abrazó con fuerza.
-Gracias.
-Todo va a terminar en algún momento, Louis.- murmuró ella y le mostró una suave sonrisa.
-Si. Y nosotros vamos a seguir acá.
-¿Se siente bien?- preguntó ella luego de un corto silencio.
-Nunca lo había contado. -dijo él. -Siento que puedo dejarlos ir ahora.
Ella sonrió y dejó que su cabeza descansara en el hombro de él.
-¿Vos estás bien?- preguntó y frunció el ceño.
-Dicen que las heridas sanan, así que supongo que si.
Se quedaron en silencio, quietos, como si fuera eso lo que necesitaban para poder decir que se encontraban completamente bien.
Louis notó que ella había comenzado a temblar y la rodeó con su brazo.
Emma sintió un fluido cálido sobre su labio y el sabor de la sangre le llenó la boca. Se llevo los dedos hacia el lugar y los retiró comprobando sus sospechas.
-Ay, no.- dijo Louis. -¡Amber!
Tomó a la chica en brazos al mismo tiempo que la empleada se acercaba y se asustaba. Sacó de su bolsillo un pañuelo e intentó detener el sangrado. La chica guardaba silencio.
-Por Dios, Emma. ¿Cómo te hiciste sangrar de tal modo?- la retó Amber.
-Ella no hizo nada. Estábamos sentados acá y empezó a sangrar de la nada.- la defendió Louis.
La llevaron al baño y limpiaron los restos de sangre una vez que esta dejó de salir de su nariz.
-¿Puedo... podría quedarme adentro?- preguntó ella.-Creo que no me siento muy bien.
Louis tocó su frente e hizo una mueca mientras la llevaba a su cama.
Amber acudió tras ellos y se encargó de darle un baño a ella para bajar la fiebre.
-Decile a Elthon. -pidió la mujer.- Si no la ve va a asustarse.
Cuando el joven rubio entró en la casa, ella ya estaba recostada en la cama y Amber la cuidaba y cambiaba los paños en su cabeza.
-¿Qué pasó? -preguntó preocupado.
-No lo sé, señor. -dijo la empleada. -Pero no puedo lograr que ella diga nada y eso me preocupa mas.
-Dejanos a solas.-pidió y se sentó junto a la chica, tomando su mano.-¿Qué pasa, pequeña?
-¿Voy a morirme?- preguntó ella.
La pregunta lo dejó desconcertado y aturdido.
-Claro que no.- dijo.
-A Tata le pasaba lo mismo que me pasó.
-¿Quién es Tata?
-Mi abuelo.
-Era viejito, Emma. No vas a morirte.
-Pero todos se mueren.- sollozó ella.
-Ey, ey.-dijo él poniéndose de pie y acunando su rostro.-No digas eso. Estamos vivos, ¿Si? Estamos vivos hoy.
Emma iba a decir algo pero perdió el conocimiento logrando que en lugar de sangre fuera terror lo que recorría las venas de Elthon. Algo no estaba bien. ¿Por qué las cosas nunca están bien? ¿Por qué les había tocado vivir esa guerra que aparentaba ser la mas cruel que su país había sufrido? ¿Por qué ellos y no alguien mas?

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