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Cuando el camión ya estaba lo suficientemente lejos, los chicos salieron rápidamente.
-Entrenla a la casa, por favor.-pidió Amber.
Liam la tomó entre sus brazos y la llevó dentro. Lágrimas pesadas resbalaban por las mejillas de ella. Su vista seguía clavada en la puerta, como si eso lograra que Elthon regresara.
Todos se encontraban sorprendidos aún tras enterarse que Emma y Elthon tenían una relación. Todo era un caos. Miles de sentimientos flotaban en el aire y ninguno de ellos era bueno.

Así pasaron dos largas semanas en que nadie pudo arrancar palabra alguna de los labios de Emma. Lloraba todas las noches en la habitación del joven y trabajaba durante día. No se detenía para almorzar ni para merendar. Solían tener que meterla en la casa por la fuerza. Por otro lado, había marcado un claro sendero que repetía diariamente. Al levantarse, antes de dormir, en los descansos, Emma siempre iba a la entrada del campo de Elthon, a esperarlo.
Cada vez parecía mas pequeña. Cada día se veía mas frágil. Tras cada segundo su alma se oscurecia mas y mas.
Esa tarde, mientras todos trabajaban, un camión llegó. Los ojos de ella se iluminaron y comenzó a correr pero pronto fue detenida por Jacob. Entonces vio la bandera estadounidense y retrocedió un paso. Unos hombres armados bajaron y comenzaron a disparar.
Ambos se arrojaron a suelo con pánico en los ojos y permanecieron allí luego de, al menos, cuarenta disparos. Los corazones acelerados amenazaban con salir de sus pechos y el terror corría junto a su sangre con rapidez.
Cuando escuchó al camión alejarse, Jacob la rodeó con sus brazos y besó su frente intentando tranquilizarse.
-Tenemos que buscar a los demás. -dijo, pero temía ponerse de pie.
Los ojos de Emma estaban abiertos plasmados con el horror de la sangre en la puerta. No podía apartar su vista del cuerpo inerte de Amber.
-No mires.- pidió Jacob y la rodeó con su brazo haciéndola avanzar junto a él y obligandola a apartar la mirada.
No tardaron en encontrarse con Robin. Sangraba. Una grave herida tenía lugar bajo sus costillas. Él la presionaba mientras hacía muecas de dolor incesantemente.
Jacob tomó el rostro de Emma entre sus manos y la miró fijamente.
-Tengo que buscar a los demas. Quedate con Robin. Por favor,  quedate con él.
Ella se arrodillo junto al chico de los ojos grises y rompió su manga para usarla de paño y presionarla contra la herida, limpiando la sangre, viendo la gravedad.
Robin colocó su mano sobre la de ella y la presionó con suavidad.
-No se puede hacer nada.-susurró y los ojos de ella se llenaron de lágrimas mientras intentaba salvarlo de alguna forma.-Emma no se puede hacer nada. No... no llores. Está... bien. Todo va a.... estar bien. Te quiero.
-No.-murmuró ella y él sonrió. Quería oír su voz antes de morir. La chica le apartó los cabellos dorados de la frente y la besó. -Vas a estar bien.
-Me voy con mi familia.-murmuró él mientras su rostro se ponía mas y mas pálido.
Tomó con fuerza la mano de Emma y fijó sus ojos en ella, hasta que estos perdieron su vida.
-Robin. -murmuró sacudiendo su hombro.- Robin.
Unos brazos la rodearon, apartandola de ahí.
-¿Estás bien?¿Estás herida?- ella volteó quedando frente a Zayn e inspiró profundo en un intento de mantenerse fuerte. Pero fue inútil porque, al instante, se derrumbó entre sus brazos.

Tres tumbas fueron cavadas esa tarde. Amber Hamilton. Robin Graner. Liam Pringston.
Un silencio sepulcral invadía la casa. En la habitación de los chicos estaban Laurent, Louis, Jacob, Emma y Zayn. Habían unido las camas y se encontraban acurrucados entre ellos, buscando la forma de aplacar el dolor en su interior.
-Seguimos nosotros.-dijo Louis.
Y nadie lo contradijo porque sabían que era así. Sabían que iban a morir. Si no era en el campo de batalla sería en algún ataque como el que se había dado esa tarde.
Emma se ocultó en el pecho de Zayn y este la rodeó con sus brazos.
-Ya está,  nena.- dijo con un tono suave mientras acariciaba su pelo.-Ya está.
Pero no quedaba muy en claro que era lo que ya estaba.

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