Capítulo 7.

247 20 0
                                    


Camille:

Al fin había llegado mi cumpleaños, amaba mi día, me sentía muy especial. Me desperté con mis amigas y mi primo en la pieza cantando y me llevaron a desayunar mientras me explicaban los planes para el día, les expliqué que tenía tutoría así que decidimos que después del almuerzo, hasta la hora que tuviera que ir con Remus celebraríamos.

Con él hasta ahora no ocurrió más nada subido de tono, solamente demasiados besos en nuestro horario de tutoría, sentarme en su falda para corregir los dos juntos, leer en el sillón, me encantaría pasear con él por los alrededores de la escuela, pero soy consciente de que es algo imposible.

Hoy al ser miércoles, teníamos clases con Remus. Me sonrió cuando entré y al finalizar la hora me pidió que me quedara para hablar de las tutorías, cuando todos salieron, me abrazó y besó - feliz cumpleaños Camille - me dijo para seguir besándome.

A la hora de la tutoría, golpeé su puerta como siempre con nuestro código secreto, abrió con su sonrisa de siempre.

-Hoy no vamos a trabajar - me dijo.

-¿Y que haremos? - le dije confusa.

-Festejar tu cumpleaños, conocernos más y darnos todos los besos que no te puedo dar fuera de la oficina - me dijo riendo. Lo miré embobada, como siempre que dice o hace algo, me di cuenta que me gusta demasiado, sé que es un problema, porque estoy segura de que no buscamos lo mismo.

-Me encanta tu plan Remus - le dije sonriendo. Pasamos la tarde conociéndonos, me contó muchas anécdotas de su familia y su infancia, me habló de Lilly, la esposa de James, que es su mejor amiga. Yo le hablé de mis padres, tíos, mi primo, mi hermano, básicamente de todas las personas que forman mi círculo íntimo. Nos reímos de ser tan parecidos en algunos aspectos y de la timidez que posee él para acciones que pueden ser tan simples para otros. Después me acerqué para besarlo, ya extrañaba sus besos, me ayudó a quedar sentada en su regazo. Se empezó a intensificar lo que hacíamos, sus manos recorrían mi espalda, pero no pasaba a mi cola, así que tomé el asunto en mis manos y las puse donde quería que estuvieran, gruñó en mi boca cuando lo hice mientras seguía besándome. Mis manos fueron a su pelo, me encantaba tomarlo de esa manera. No aguanté más y empecé a moverme, generando mucha fricción entre nuestras partes.


Remus:

Se sentía delicioso tenerla encima mío moviéndose así, tanto que me nubló la poca razón que me quedaba. Comencé a quitarle su uniforme, la corbata, desabroché su camisa, hasta dejarla con el corpiño, me separé de su boca para verla, tiene uno de encaje azul. Besé la parte de sus senos que se escapan del mismo, le pedí permiso para sacarlo, asintió y empecé a besar sus pezones, esos que tanto me atraen desde hace tiempo, los chupé, los mordí despacio logrando sacar gemidos de su boca, los saboreé, y como supuse, sabían igual de bien que ella.

Empezó a desprender mi saco, para luego desabrochar mi camisa, cuando estuvimos desnudos de arriba volvimos a devorar nuestras bocas, y por favor, quería dedicarme a eso por el resto de mi vida.

Sin cortar nuestro beso, saqué sus zapatos y medias, y con mis pies me saqué lo mío. Quería tenerla ya, no aguantaba otro segundo más sin poseerla. Me levanté con ella en mis brazos, la tomé más fuerte de su cola.

Lentamente la apoyé en mi cama para tirarme encima de ella, metí una de mis manos en su pollera, hasta llegar a esas bragas que deben hacer juego con su corpiño, de solo imaginarlo, ya la tengo dura para ella, toqué su clítoris como tanto sé que le gusta.

-Estás - dije jadeando - tan mojada para mí - mientras seguía estimulando su punto.

-Siempre estoy así para ti Remus - dijo en un suspiro.

No aguanté más y quité su pollera, ella se sentó y desprendió mi pantalón, para bajarlo con el bóxer incluído, quité sus bragas y las escondí en mi mesita de noche, necesitaba quedármelas. Recordé que nunca lo había hecho y me frené, no sabía si estaba preparada para esto tampoco. Leyó la preocupación en mis ojos y me dijo - tranquilo Remus, en serio quiero hacerlo. - y fue todo lo que necesité, me acomodé en su entrada y de a poco fui accediendo.

Pude ver que le dolía al principio, pero empezó a disfrutarlo. Yo me sentía en las nubes, es tan rica, me aprieta tanto que no sé si voy a aguantar mucho, escucharla gemir mi nombre es lo único que quiero que siga haciendo. Besé su cuello, fui dejando una línea de chupones en sus senos mientras seguía embistiéndola. Sus uñas arañaban mi espalda, y como lo agradecí, esas marcas iban a ser un recordatorio de este momento. Noté como sus piernas empezaron a temblar, así que mantuve el ritmo mientras seguía estimulando su clítoris, me encantaba tener mis dedos en él, besé su oreja y le hablé - Camille me volviste loco desde el momento que te vi, desde ese momento fui tuyo. - y pude sentir como se venía, llevándome con ella al orgasmo por la forma en la que se contrajo en mi. Quedamos los dos jadeando abrazados, la besé, besé su frente y me salí de ella. Me acosté y la traje para mi, acostándola en mi pecho. Recordé lo de la poción anticonceptiva, así que la busqué en mi cajón y se la tendí. Ella me miró confusa, pero señalé su panza y comprendió, con una sonrisa tomó el frasco. Debía anotar las fechas, porque era una por mes, si o si, en la misma fecha, eso era tarea mía acordarme.

Nuestras respiraciones comenzaron a calmarse, yo seguía acariciando su espalda y su pelo. Noté que estaba muy tranquila, la miré y estaba dormida. Con una sonrisa en mi rostro, me acomodé mejor y también me entregué al sueño, después de haberme entregado a esta chica que me cautivó desde el primer momento, aunque sabía que estaba mal y que esto no podía terminar de una buena manera. 

Siempre - Remus Lupin.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora