Capítulo III

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Lena.


Era mi última noche en Buenos Aires. Las chicas con las que compartía dormitorio me invitaron a cenar en Recoleta para darme una "despedida adecuada". Era raro para mí estar rodeada de un grupo de mujeres contemporáneas a mi edad, compartir vinos, reír, hablar sobre temas poco relevantes, escuchar sus vidas. Casi era normal. Aquello era permitido porque éramos un grupo y estábamos escoltadas. La vida de las mujeres en Buenos Aires era totalmente diferente a la que teníamos en las provincias, en Buenos Aires se debía tener una excusa para cualquier comportamiento que tengas fuera del hogar.

Quería estar sola, en una habitación para mí sola y bajarme todas las botellas de vino que quisiera, quería no estar limitada. En este mundo no podía tener nada que quisiera, escabiar sola era un privilegio que no supe apreciar. Un privilegio que se tiene en las provincias, donde es normal ver a las mujeres relajadas porque nos hacemos la vista gorda con lo que no nos importa.

— Si te decidís, pedí nuestro dormitorio — sugirió una de las chicas del grupo, Virginia, estudiaba ciencias políticas y tenía 24 años, posiblemente no tendría tantos pretendientes, pero era obvio que sobreviviría sin uno —.

El sistema universitario femenino funcionaba de una forma que no llamaba la atención de otros países: las mujeres candidatas eran presentadas por casualidad a potenciales pretendientes, luego era cuestión de ambos el continuar conociéndose para oficializar la relación y llegar al altar.

Cabe destacar que no todas las Evitas estaban casadas. El título lo conseguían ciertas mujeres que cumplieran con los requisitos necesarios para llevar el cargo como Servidoras Públicas de la Patria. La mejor forma de explicarlo sería diciendo que las Evitas son unas ''influencers'' que trabajan para el gobierno, sí, les pagan muy bien, pero no todas pueden ser una Evita. De cada 10 participantes solo 4 eran aprobadas. Tener una carrera universitaria es un requisito obligatorio, pues eres una representante del país y algún trabajo te tendrán que asignar más allá de los actos públicos. Hacer proyectos, beneficencia, son una de las tareas que deberás cumplir para servir a la comunidad.

Las Evitas deben ser eruditas, cultas, serviciales, modestas, anfitrionas y como no somos un país machista, dejamos en claro que no todas las mujeres tienen esas características y apreciamos a cada una por cómo es.

— Acá tenemos un buen programa con una profesora española, creo que es la principal encargada de la capacitación de las Sulamitas  ¿Qué carrera dijiste que estudiarás? — preguntó Virginia.

— Educación inicial ¿No? — me interrumpió una de nuestras acompañantes y asentí — ¡Qué lindo! Posta, te va a encantar las reuniones de la hermandad.

— Me suena a secta — dije con voz neutra y todas rieron, sonreí de lado. Ellas estaban allí para convencerme.

Una monja no puede tener hijos, no puede adoptar, no puede recuperar a su familia. Ser monja es un modo seguro en el que puedes vivir y pasar desapercibida en este mundo, pero no hay privilegios como cuando eres una Evita. Necesito recuperar a mi familia. Aprieto la copa entre mis dedos y me obligo a volver al presente, a la realidad, a la Lena que soy hoy. Necesito control.

Volvimos a la residencia estudiantil y luego de ponerme el pijama, me arrodillé frente a mi cama con mi rosario en mano para ''orar''. En realidad, solo medito, pero mis compañeras solo verán a una devota cristiana hablando con su Dios. Eso es lo que quiero, la opinión pública es ideal para parecer inocente.

Me convenía aceptar el programa de becas para estudiar en la UCFBA. Yo carecía del dinero necesario para costear mis estudios en aquella universidad y el camino para recuperar a mi familia solo sería mediante esa vía. Esas reuniones de hermandad, comidas, residencias, viajes y profesores extranjeros no eran gratis. Los padres de estas chicas pagaban por esto, aún y si no llegaban al puesto de Evita, tendrían suficiente prestigio como para tener la vida que quisieran. Ellas tienen el control.

Pandemonium.Où les histoires vivent. Découvrez maintenant