Hooked- Peterx Garfio fanfic - (sub esp)

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Las risas de dos niños se escucharon en la lejanía , a medida que James habría los ojos esperaba que estas desaparecieran , pero al contrario, estas se oían más nítidas a medida que salía del ensueño.

 James se limpió las lagañas con torpeza y corrió las cortinas de su cama, y lo que vio le heló. Peter se encontraba cocinando de espaldas, y alrededor de la mesa baja, sobre los almohadones, se encontraban dos niños, uno de tez pálida y cabello rojizo, y el otro, parecía ser su hermano, pero su cabello era más oscuro y de complexión regordeta, ninguno de los dos parecía superar los 7 años de edad. Se encontraban jugando a las cartas y sonriendo, pero sus expresiones se tornaron curiosas ante el desveló de James.

 Semejante panorama le recorrió el cuerpo en un inexplicable escalofrió despertándole de golpe, y a torpes zancadas James se acercó preocupado a uno de los chicos.
- No han ido al país de las hadas ¡verdad?!- le díjo al más redondo tomándolo por los hombros sacudiéndolo.
James sintió la mirada de Peter de soslayo sobre él. Y relajo los músculos, hizo cuentas, no, no podrían haber ido, tendría que haber estado dormido meses, incluso décadas o siglos y aún no habrían vuelto de ser así, estaba actuando por reflejo, sin pensar.

-L-lo siento.. – dejó soltando los hombros del chico devolviéndolo a su posición inicial luego de la sacudida. - Claro que... tuve una pesadilla anoche no me hagan caso. - dijo por lo bajo observando al otro chico que lo miraba preocupado. El regordete sonrió de lado y movió su mano saludándolo frente a él.

-  Soy Lucas , El es Richard, mi hermano, Peter nos habló de ti, Eres, James no? -

- si.... – contesto James intentando recobrar la compostura.

 
- Pero también Pueden decirle Papa- Dijo Peter sin darse la vuelta, salteando verduras en la sarten.

 
James miró incrédulo a Peter descolocado, pero intento mantener la compostura frente a los niños.

 
-En serio?! Hubiera jurado que serías nuestra mama, ya sabes... tu pelo... - señaló Richard contemplando la larga y cuidada cabellera azabache de James.

 
James sonrió, ¿ desde cuándo una larga cabellera se había vuelto sinónimo solo de feminidad en la tierra?

- Puedo ser lo que los haga sentir más cómodos- dijo manteniendo la voz calma pero sin quitarle los ojos a Peter de encima.


El ciempiés de malos recuerdos sobre su nuca, que no sentía desde que había vuelto a la tierra hacía años, se desvaneció por un momento, reemplazado por otra duda.

 ¿Cómo había alcanzado el polvo de hadas para tres personas? Siempre pensó que a medias alcanzaba para Peter y para él. No es que nunca hubieran traído a algún otro niño con quien compartir el país de nunca jamás junto a Peter. Pero en su momento, solo habían sido niños de la misma edad que ellos cuando ellos también eran niños, hasta que cumplieron 11 y 13 años, y cuanto más adultos se habían vuelto los cuerpos de Peter y James, el polvo de campanita parecía alcanzar cada vez menos para trasladar a ambos de la isla a la tierra.

 Había olvidado ya la última vez que la había visitado. Tal vez por eso los chicos eran tan jóvenes, a estas alturas campanita no podría trasladar a dos adolescentes, pero si a niños de sus edades. Eso no respondía la pregunta de James...

- Te diremos Papa entonces! – exclamo risueño Richard.

- De acuerdo... y que los trae por aquí? – Pregunto James con amabilidad a los chicos.

Una de las orejas de Peter se estiro levemente poniendo atención a la conversación.

- Peter nos invitó a pasar unos días- contesto Lucas.
- Si, la señora Beldam nos castigó, no podíamos salir de nuestra pieza, pero Peter llegó por la ventana y nos dijo que mejor es pasarlo aquí hasta que se haga de día en la tierra.