SIRA

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CAPÍTULO 17:

BREYCK:

Tuve que viajar cuanto antes a Sicilia. Las cosas se están viendo complicadas últimamente. No quería hacer el viaje, pero lo estaba prolongando mucho tiempo y esta vez estallaron las cosas y lo único que podía hacer es aparecerme aquí.

El hijo de puta de Kadir se ha vuelto un jodido dolor de cabeza. Nero vino conmigo, sabíamos que Kadir hoy tenía planes de atacar Sicilia, gracias al jodido turco que capturó Nero. Después de la fiesta me fui con él a donde tenía al turco, primero no quiso decir nada, pero finalmente optó por hablar al saber que Nero iba a prolongar más su muerte si no cooperaba.

El que Kadir haya tenido la valentía de querer atacarnos hace que todo el respeto que nos tienen los capos de Italia y de las otras organizaciones se vaya al carajo, "nos ven como un blanco fácil de atacar". Es por eso que tuve que venir a poner las cosas en orden yo mismo. Nero sugirió que tenía que venir cuanto antes para que así Kadir detenga su ataque y al contrario yo atacar y exterminar este problema cuanto antes.

Ni bien había pisado un pie en Sicilia intentaron matarme dos francotiradores de Kadir, pudieron atraparlos cuanto antes. Nero sin duda es ágil con las armas y me ayudo con ese asunto.

Vine también para poder ver a Sira. Sé que aquí está muy bien cuidada, pero, de todos modos, vine porque hace días me escribió. Le llegó un mensaje de texto en donde le advertían que me iban a matar. Me pidió que por favor venga. Quise retrasar el viaje lo más que pude, pero las cosas están hechas.

Sira se encuentra en la cocina horneando un pastel según lo que me ha dicho Bartolomeo. Sira no sabe que estoy aquí, es una sorpresa. Ni bien me ve se acerca y me abraza. A Sira le gusta bastante el contacto físico, algo que yo detesto, pero lo tolero porque es la forma que ella demuestra su cariño. Y Sira no es como yo, ella merece vivir otra vida en donde la mafia no esté tan presente en ella.

— Te he extrañado mucho, fratello.

Sigo envuelto en un abrazo junto a ella. Parece que va asfixiarme con la fuerza que me abraza, pero no le digo nada o hago un solo movimiento de intentar salirme de sus brazos porque sé que la hará sentir mal y no quiero eso.

— Anch'io, piccolo.

Con mi pulgar limpio las lágrimas que salen de sus ojos. Sira es demasiado dramática.

— ¡Estas vivo! Yo creí que el turco lunático te había matado.

— El que lo va a matar soy yo. Y ya te he dicho que no me va a matar.

— ¡No te hagas el inmortal, Breyck! Tú muy bien sabes que en cualquier momento te pueden matar. — me señala con dedo acusador —. Y eso me preocupa mucho. — se muerde el labio temblorosa.

— Mientras más pienses que estoy muerto se hará realidad. Te he dado mi palabra que no me van a matar.

Asiente no muy convencida, pero lo hace.

— ¿Has venido solo? — pregunta interrogativa.

— No. Nero está aquí.

— ¿La sombra?

— Sí, la sombra. — la voz de Nero resuena en la cocina, hace presente su figura en la puerta.

Las mejillas de Sira se vuelven coloradas y trata de fingir que sigue preparando su pastel.

— Yo hablaba de otra sombra.

Nero la mira mal. Me hecho a reír.

Justamente por razones como estas Sira siempre ha visto a Nero como una sombra. Nero puede aparecer atrás tuyo sin que te des cuenta.

AMAR JUNTO A LA SOLEDADOù les histoires vivent. Découvrez maintenant