Capítulo 34

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Sentí la cabeza pesada y gemía, ¿Qué coño había pasado y por qué no podía recordar nada?

-Por fin te has despertado.

-Una voz familiar me hizo abrir los ojos de repente.

Bradley estaba allí, sonriendo. Al ver su cara, comprendí lo que había pasado. La bomba, Bradley. Oh, Dios... ¿Dónde estaba Sophia?

Luché contra mis ataduras, tratando de buscar a Sophia. Si este bastardo la tocaba, lo mataría. Bradley me vio forcejear y se rio.

-No lograrás librarte. Tu licántropa está débil por la explosión. -Bradley parecía satisfecho de sí mismo, pero el idiota no se dio cuenta de por qué estaba luchando.

-¿Dónde está Sophia? -gruñí.

-Ah, la estás buscando. Ha vuelto a los brazos de su compañero, mi hermanito -repuso Bradley.

Había cumplido su palabra. No podía creerlo. Este hombre no era de confianza. Nunca.

-Yo mantengo mi palabra. Además, ella no me servía de nada. Tú eres a la que quería realmente. -Bradley se encogió de hombros.

-Qué patético que hayas tenido que colocar una bomba para secuestrarme. Está claro que no puedes enfrentarme a Adonis sin jugar sucio -me burle.

Bradley gruñó y estuvo a punto de arremeter contra mí, pero se detuvo.

-Voy a matar a tu compañero. Voy a matarlo, así que yo gano. Siempre gano.

-¿Qué consigues exactamente con eso? ¿Sin poder, sin trono? -pregunté, tratando de entretenerlo para que Adonis tuviera tiempo de encontrarme.

-Me vengo. -Venganza del hombre que me hizo esto en la cara, que me pasó por encima y le dio más poder a mi hermanito. El poder proviene de la satisfacción de quebrar a Adonis. Quebrar al rey. -Bradley tenía un aspecto amenazador.

-Estás loco. ¿Cómo pudiste secuestrar a la compañera de tu propio hermano? -Sacudí la cabeza con incredulidad.

-Muy fácil: porque mi hermano nunca me ayudó. Se quedó mirando. Estaba muerto para mí desde el momento en que aceptó ese puesto -gruñó Bradley.

-Todo esto del poder se te ha subido a la cabeza. Ni siquiera puedes ver el panorama general, y esa será tu mayor perdición. Te darás cuenta demasiado tarde -suspiré.

-¡Ja! ¿Me hablas de mi caída? Tú eres la que está atada a esta silla a unos segundos de la muerte. -Bradley sacudió la cabeza.

-Si, porque no puedo hablarte cuando esté muerta. -Me encogí de hombros.

-Está dándote largas. Mátala de una vez. -Una voz familiar me hizo gritar.

Bradley contempló mi confusión y se rio.

-Apuesto a que no te lo esperabas, ¿a que no?

¿Qué coño? ¿Qué demonios estaba haciendo Savannah aquí?

-Por primera vez te he dejado sin palabras -me sonrió Savannah.

-¿Qué demonios estás haciendo aquí? -gruñí.

Savannah puso los ojos en blanco y se colocó junto a Bradley, que la atrajo hacia él. Paseé la vista entre los dos antes de comprenderlo.

-Sois compañeros -solté.

-Sí, es mía -sonrió Bradley.

-Pero...¿Qué pasa con Adonis y tu tío? -pregunté a Savannah, confundida.

-Pensé que eras inteligente. -Se rio y sacudió la cabeza-. Nunca me ha gustado Dimitri, y mucho menos lo he amado. Después de lo que le hizo a mi compañero, ¿por qué querría estar con él voluntariamente?

Reina de los Licántropos Where stories live. Discover now