Capítulo 40

2.3K 93 0
                                    

Tenía razón, estaba muy dolorida cuando me desperté. Adonis me abrazó mientras dormía. Me picaba la mano deseando acariciar su rostro, pero parecía muy tranquilo durmiendo.

Adonis se revolvió y sus ojos color avellana se conectaron con los míos.

-Puedo sentir tu mirada, pequeña-. Bostezó.

-Uy, culpa mía-. Sonreí tímidamente.

-Hmm...sí, es tu culpa. Creo que hay que castigarte. -Adonis parecía de repente más despierto.

-Ay, no. Estoy demasiado dolorida y necesito un buen baño caliente. Tendrás que ocuparte de eso tú solo. -Me levanté y señalé su creciente bulto.

Recogí la camiseta de Adonis y me la puse mientras me dirigía al baño.

-Te encanta torturarme -gimió Adonis.

Sonreí para mis adentros antes de girarme para mirarle.

-¿Quieres acompañarme en el baño?

Adonis se sentó y asintió.

-Qué pena, la hora del baño es mi momento a solas. -Me encogí de hombros y cerré la puerta del baño.

-Me las pagarás por esa burla -gruñó Adonis.

Me reí mientras llenaba la bañera con agua caliente y ponía sales de baño. Me quité la camiseta de Adonis y dejé que mis músculos doloridos se hundieran en la calidez del baño.

No pude evitar el gemido que salió de mis labios cuando mis músculos se relajaron.

La puerta se abrió de golpe y Adonis entró furioso.

-¿Qué coño? -jadeé.

La mirada hambrienta de Adonis recorrió mi cuerpo de arriba a abajo, haciendo que una sensación familiar atravesara el mío.

Joder, una mirada y me tiene preparada para él.

-Pensé que te estabas dando placer. -Adonis finalmente apartó su mirada de mi cuerpo y me miró a los ojos.

-¿Y? Quiero decir, no es cierto, pero ¿y qué si lo fuera? -pregunté.

-Nada, quería mirar -sonrió Adonis.

-Conozco esa mirada en tus ojos. -Le miré desafiante-. Déjanos a mi cuerpo dolorido y a mi en paz.

-Dices una cosa, pero tus ojos me dicen otra. Apuesto a que pensar que te miro mientras te das placer te está excitando ahora mismo. -La mirada de Adonis se clavó en la mía.

-Ni se te ocurra -advertí.

Me hizo falta toda mi fuerza de voluntad para rechazarlo, peor mi cuerpo estaba realmente dolorido, y además quería disfrutar de mi baño.

-Bien, entonces me uniré a ti en la bañera. -Adonis entró en el agua y se hundió antes de que pudiera detenerlo.

Se metió detrás de mí y atrajo mi cuerpo hacia él.

-Adonis -le advertí.

-No voy a iniciar nada, pequeña, pero si tú empiezas algo, cumpliré con gusto -dijo con una sonrisa burlona.

Antes de que pudiera responder, sus manos empezaron a masajear mis hombros, haciéndome gemir. Maldita sea, ¡me hacía sentir tan bien!

Sabía lo que intentaba hacer. Excitarme tanto que le rogara. Mi cuerpo traidor estaba casi dispuesto a ceder, pero me contuve.

Mientras Adonis seguía masajeando mis hombros, mi determinación se debilitó poco a poco hasta que ya no pude soportarlo.

Agarré su mano y la llevé al fondo.

Reina de los Licántropos Where stories live. Discover now