𝐷𝑖𝑎 𝑐𝑢𝑎𝑡𝑟𝑜

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𝓔𝓼𝓬𝓻𝓲𝓫𝓮 𝓼𝓸𝓫𝓻𝓮 𝓵𝓸 𝓹𝓻𝓲𝓶𝓮𝓻𝓸 𝓺𝓾𝓮 𝓿𝓲𝓼𝓽𝓮 𝓪𝓵 𝓭𝓮𝓼𝓹𝓮𝓻𝓽𝓪𝓻.

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Un nuevo día había comenzado, desperté más temprano de lo habitual, por supuesto, para mí, más temprano significaba cinco minutos antes de que mi molesto despertador sonará, era lo primero que mis agotados ojos llenos de ojeras por ver el celular, la laptop y estudiar veían por las madrugadas.

Harta de mi celular, le rogué a mi madre que me comprara un despertador, mala decisión, ese objeto se convertiría en mi amigo y enemigo al mismo tiempo, el sonido que producía para despertarme era tan tedioso y molesto, que conseguía que me levantará con un humor de los mil demonios.

Lo más molesto, era ese tik tok que hacía constantemente.

Aquella mañana, mi molestia por el sonido estridente del despertador estaba en su punto álgido.

Gruñí mientras extendía mi mano para apagar la alarma, lamentando la elección de ese objeto que ahora parecía burlarse de mi sueño tranquilo.

Al abrir los ojos, mi mirada se encontró con el despertador en la mesita de noche. Su pantalla brillaba con números rojos indicando la hora exacta, y ese tic tac constante resonaba en la habitación, resonaba en mi cabeza. En ese momento, deseé haber escogido un despertador menos irritante.

Decidí levantarme y comenzar el día, pero no pude evitar mirar con desprecio al pequeño artefacto que había interrumpido mi sueño. Mientras me dirigía hacia el baño, pude ver mi reflejo en el espejo. Las ojeras eran más notorias que nunca, pero también estaba decidida a hacer de ese día algo diferente.

Al salir del baño, noté que la luz del sol empezaba a filtrarse por las cortinas. Me detuve un momento y decidí que, a pesar del mal comienzo, haría lo posible por cambiar mi perspectiva. Tomé una respiración profunda y me dirigí hacia la cocina, dispuesta a enfrentar el día con una actitud renovada, dejando atrás las molestias del despertador y concentrándome en las oportunidades que el nuevo día me ofrecía.

Mientras preparaba mi café matutino, el aroma reconfortante llenó la cocina. Observé por la ventana mientras el sol ascendía en el cielo, pintando tonos cálidos sobre el paisaje urbano. A pesar del inicio abrupto, la mañana prometía una nueva oportunidad para cambiar la narrativa del día.

Decidí dejar atrás la frustración con el despertador y me sumergí en la rutina matutina. El café caliente en mis manos era como un elixir revitalizante, despertando mi mente y preparándola para las tareas del día.

A medida que avanzaba la mañana, me encontré enfrentando desafíos cotidianos con una perspectiva más positiva. La música en lugar del sonido del despertador, la luz del sol en lugar de la oscuridad de la molestia matutina. Las cosas pequeñas comenzaron a marcar la diferencia.

Durante el día, me sorprendí disfrutando de momentos que normalmente pasarían desapercibidos. Una charla casual con un compañero, un paseo breve en el parque cercano durante el almuerzo, incluso el sonido de mi celular notificándome mensajes parecía menos invasivo.

Al final de la jornada, al regresar a casa, reflexioné sobre cómo un cambio de actitud había transformado el día. El despertador, antes un enemigo, ahora era solo una pequeña piedra en el camino. Opté por centrarme en lo positivo, y eso marcó la diferencia en mi perspectiva general.

Esa noche, antes de dormir, decidí deshacerme del despertador molesto y buscar una alternativa más amigable. Al mirar hacia el futuro, me di cuenta de que cada día presenta la oportunidad de cambiar, adaptarse y encontrar la belleza en las cosas más simples, incluso cuando comenzamos con un mal despertar.

 Al mirar hacia el futuro, me di cuenta de que cada día presenta la oportunidad de cambiar, adaptarse y encontrar la belleza en las cosas más simples, incluso cuando comenzamos con un mal despertar

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𝑅𝑒𝑡𝑜𝑠 𝑑𝑒 𝑒𝑠𝑐𝑟𝑖𝑡𝑢𝑟𝑎Donde viven las historias. Descúbrelo ahora