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Jaehyun tallaba la camiseta del menor con toallas húmedas, sin lograr un gran efecto, para ser sinceros. —Hyung, lo puedo hacer yo solo.

Renjun tomó la muñeca de Jeong suavemente, pero este no permitió el empuje —¿No quieres que te ayude, Ren?

Jaehyun sonrió mostrando sus hoyuelos, sabía perfectamente lo que estaba haciendo. Renjun sentía sus piernas temblar, pero trataba de mantener la compostura —S-Sí quiero, gracias.

El mayor siguió haciendo su trabajo, hasta que llegó hacia el torso desnudo del chino y empezó a tallar sutilmente de arriba hacia abajo. Con su otra mano libre, le tomó de la cintura para acercarlo más.

Por suerte no había nadie en el baño del segundo piso, pero cualquiera podría entrar y arruinarlo todo en un instante. Renjun sin negarse, accedió al agarre, acercándose hasta que sus pelvis estaban tocándose entre sí. Tragó saliva y no apartó la mirada, asimismo, acarició un mechón del pelo de Jaehyun, y lo apartó de su frente. De nuevo estaban tan cerca que sus respiraciones fuertes podían sentirlas.

—Qué guapo estás hoy, Ren — Acotó en casi un susurro, el mayor acarició con su nariz, de la mejilla hasta el cuello del menor, apretando sus caderas.

Renjun sonrió mordiendo su labio, el efecto de las caricias en su cuello hizo que inclinara su cabeza hacia atrás, y le diera un pase más cómodo al mayor.

Jeong dejó un beso corto pero húmedo en el cuello de Renjun, haciendo que este soltara un casi inaudible jadeo.

Renjun le sostenía y le acariciaba la espalda, y cuanto más tiempo corría, más cosas anhelaba que pasaran, pero cayó en cuenta en el lugar, y la situación en la que se encontraban.

—J-Jae, yo... No sé que estamos haciendo, pero no creo que sea adecuado hacerlo aquí.

El mayor hizo que juntaran sus narices, viéndose mutuamente —Tienes razón, ¿Puedo quedarme en tu habitación hoy? No quiero molestar a Doyoung.

El primer impulso del menor fue decir que sí, pero tomó unos segundos para pensarlo, increíble que su crush lo invitara prácticamente a coger y él aún se lo pensara.

—¿P-Puedo consultar con Haechan?

Realmente no le importaba si molestaba a su roommate —Haechan— por el ruido, más bien era que siempre para tomar una decisión tenían que necesitar del otro, comenzaba a pensar que tenía mucha dependencia hacia él.

—Está bien, lindo — Jaehyun depósito un tierno beso en la mejilla del chino para salir del baño tomándolo de la muñeca.

Renjun aceptó la acción, pero luego no quiso dar explicaciones, así que en cuanto estuvieron cerca de los chicos se soltó del agarre del mayor, y ya vió como todos estaban recogiendo sus cosas para marcharse.

Tiró la vista hacia Haechan y Mark, y los vió muy juntos y sonriendo, sin duda los chicos más bipolares que había conocido.

Se acercó a su mejor amigo sin importarle el hecho de interrumpirlos, y le comentó la propuesta que le habían hecho en el brutal baño del restaurante.

—Obvio di que sí, Mark y yo estaremos juntos también ¡Entierro doble! — Haechan dijo con emoción, pero discretamente, solo para que su amigo escuchara, por supuesto recibió un golpe de parte del mismo, pero eso no quita las verdades que ya dijo.

—¡Qué sutíl eres! — Renjun se avergonzó, pero dió por terminada la conversación cuando tuvo la aprobación de su amigo.

Todos los chicos se despidieron y emprendieron sus diferentes rumbos. Jaehyun subió a su coche, seguido de Renjun que sin duda el contrario le señaló que ocupara el puesto del copiloto. Y Haechan y Mark iban juntos en la parte de atrás.

Realmente la situación no era lo más común del mundo, así que sin muy bien abordado el camino antes de que se tornara incómodo, Jaehyun puso música suave para ligerar el ambiente.

Aprovechó las luces oscuras de la ciudad y del entorno del auto para posar su mano en el muslo del chino mientras con la otra sostenía el volante. Renjun por un momento tuvo el impulso de empujarle gracias a la vergüenza que le causaba el sentirse observado por los dos individuos que iban en la parte trasera, pero bastó una simple mirada por el rabillo del ojo para darse cuenta, a pesar de la oscuridad, que Haechan estaba acorralando con sus piernas al canadiense, mientras se compartían saliva como si nadie más estuviera presente.

Jaehyun alzó sus hombros restando importancia, y dejó su mano posada en el muslo del menor.

El chino observaba su mano grande y pálida, sus brazo estaba marcado de destacables venas, que le fue imposible no acariciar y analizar detalladamente.

Jeong sonrió por la acción del menor, y tomó esos pequeños toques como un permiso para entrelazar sus manos.

En el auto yacían cuatro personas con el corazón acelerado y muchas cosas por resolver.

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