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La constancia en sus ojos cerrados comenzaba a inquietarlo; los días seguían siendo arrastrados por el tiempo, sin embargo, Hwang Hyunjin seguía sin despertar.

Tal vez por la pérdida de sangre, la conmoción en su cabeza, o simplemente porque era más agradable vivir entre sueños, pero el pelirrojo no parecía tener entre sus planes volver a la normalidad.

Ya le habían dicho que no debía preocuparse pero, por más que lo intentó, la subconsciente de Felix no podía gozar de paz; se percibía aéreo, pues aunque su cuerpo permanecía anclado en la tierra, su mente se elevaba hacia horizontes que estaban muy alejados de la realidad. No podía concentrarse en nada, tenía la cabeza en otro lado.

Era domingo en la tarde y el rubio deambulaba por el primer piso, pasaba por la cocina, por la recepción, por las escaleras, todo una y otra vez durante varios minutos. Hasta que, sin darse cuenta, terminó en la segunda planta y enfrente de la habitación de Hyunjin. Se plantó bajo el marco de la puerta, miró hacia dentro y observó al dueño de la recámara, concentrándose en él tanto como nunca antes lo había hecho.

De verdad le gustaría saber qué había pasado aquella noche, sobre todo el por qué no tenía recuerdos de la misma; mientras más intentaba hacer memoria, más borroso se volvía todo.

No tenía idea de lo que le pasaba, el por qué de aquel manojo de sentimientos incontrolable, pero una cosa tenía por seguro: no podía sacarse al pelirrojo de la cabeza. No dejaba de pensar en su rostro, en cómo sus facciones estaban perfectamente ordenadas en el mismo; en su sonrisa que, aunque escasa, tenía todo lo necesario para hacerle entrar en paz; en su personalidad que, aunque anteriormente le disgustaba, de repente empezaba a notar la calidez que mantenía oculta tras una fachada.

Había perdido todo control sobre sí mismo, era como si alguien más estuviera moviendo su cuerpo con hilos y poniendo pensamientos en su mente con telepatía. Estaba tan perdido en Hwang que no se percató de Jeongin, quien estaba saliendo.

—¿Buscas algo?— con una ceja alzada, preguntó con indiferencia.

—No, yo solo...— tiró la mirada por detrás del menor, enfocando a Hyunjin una vez más. Luego, negó suave con la cabeza—. Olvídalo, ya me iba.

—Ni hablar, necesito tu ayuda— tomó con fuerza de su antebrazo, introduciéndolo en el cuarto—. Quédate aquí.

—¿Qué? ¿Para qué?

—Alguien tiene que quedarse con el idiota y yo no lo voy a hacer— sonrió amargamente, señalando con poca sutileza al que estaba en cama—. Puede despertar en cualquier momento y es bueno que alguien esté con él cuando lo haga.

—¿Qué hay de Chan? ¿no era él quién lo estaba cuidando?— la mirada del menor se perdió por unos segundos, extrañando al pecoso— ¿Jeongin...?

Do you wanna be ODDINARY? - HyunlixDonde viven las historias. Descúbrelo ahora