Capítulo 13

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Cuando veo a Jimin, él está viendo fijamente a la mesa de café, con el programa de la televisión olvidado. Ha estado haciendo un gran acto de valentía desde la llamada de ayer con Seomin, pero en este momento, la preocupación está escrita en todo su rostro.

Mi teléfono comienza a sonar, y sacándolo de mi bolsillo, veo el nombre de Yuri en la pantalla.

Mierda. Aquí vamos.

Respondiendo, murmuro: ―Espera. ―Me pongo de pie, y voy a la sala de seguridad para que Jimin no escuche la llamada.

Cuando la puerta se cierra detrás de mí, llevo el dispositivo a mi oído.

―¿Sí?

―Mi padre falleció esta mañana temprano ―dice Yuri, con su voz sin ninguna emoción.

"Le va a doler mucho a nuestro omega."

―Siento oír eso. La Bratva perdió a un gran hombre.

―¿Dónde estás? ―pregunta.

―Trabajando.

Hay un momento de silencio, luego Yuri deja escapar un suspiro.

―Sé que tienes a Jimin. ―Me quedo callado, y él continúa
―.Tráemelo.

―Seomin me ordenó que lo protegiera.

―Mi padre está muerto ―espeta Yuri―. Soy el jefe de la Bratva. Toma mis órdenes ahora.

―No eres el jefe de la Bratva... todavía, y solo recibo órdenes de Jeon Jungkook―respondo con calma a su arrebato.

―¿De verdad vas a empezar una guerra por un omega del que no sabes nada?

―Si hay una guerra, no será porque yo la empecé.

― Min―gruñe Yuri―. Jodidamente no juegues conmigo.

―Jungkook se pondrá en contacto ―murmuro, y luego cuelgo.

Le envío a Jungkook un mensaje de que Yuri llamó y él sabe que tenemos a Jimin, y luego salgo de la sala de seguridad.

Tan pronto como entro a la sala de estar, Jimin me mira.

"Mierda. Esto va a apestar."

Cuando me siento a su lado, sus ojos se cruzan con los míos y debe ver las noticias en mi cara antes de que pueda decir algo. El dolor se posa sobre él como una nube oscura.

Con voz temblorosa, pregunta:―Mi padre está muerto, ¿no?

―Lamento tu pérdida ―le ofrezco mis condolencias.

Él comienza a levantarse, pero agarro su mano y tiro de él hacia abajo. Se inclina hacia adelante y aparta la cara de mí.

―Tu padre fue un gran alfa, Malyshka ―murmuro suavemente, y luego entrelazo mis dedos con los de él, tratando de darle algo de mi fuerza.

Jimin asiente, y respirando entrecortadamente, susurra.

―Gracias.

Nos sentamos en silencio por un largo momento, y luego quita su mano de la mía, se levanta y sale a la terraza. Me pongo de pie y lo sigo mientras se dirige hacia el tramo de rocas en el costado de la isla.

Al llegar a la cima, me detengo un par de pasos detrás de él. Envuelve sus brazos alrededor de su cintura, y luego sus hombros se estremecen bajo el peso de su dolor.

―Él era solo papá para mí ―susurra, y me acerco para poder escucharlo mejor―. No era el jefe de la Bratva ni un criminal. Él era solo mi papá.

Sobre el velo de la mafia Où les histoires vivent. Découvrez maintenant