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𝗰𝗵𝗮𝗽𝘁𝗲𝗿 𝗳𝗶𝘃𝗲;
ʟᴜᴢ ᴅᴇ ᴅíᴀ / ᴅᴀʏʟɪɢʜᴛ

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Donde se encontraban aquellos tres cuerpos, los rodearon cada uno de sus grupos los más cercanos viendo la manera en como salvarlos ya que estaban malheridos y el más afectado era aquel líder de los Siete Pecados Capitales.

Donde aquel grupo de aquella organización que rodeaban a su líder, comenzaron a ver si habría rastros o signos vitales de vida por parte de ella.

─ Nikka, responde, vamoss. ─ Hablo Su quien usaba parte de su magia para curar el cuello de la peli-rojiza que tenía marcas en su cuello. ─ Tiene que haber algo más que hacer.

─ Esto es lo último que podemos hacer, Su. El resto dependerá de ella hasta que despierte. ─ Respondió Ethan quien se le hacerco luego de darle órdenes a los demás de su grupo a que encontrarán a más demonios por si andaban sueltos.

Y como si lo hubiese manifestado, la joven oji-amatista despertó de golpe sentandose en su sitio mirando para todos lados hasta que sintió aún una leve molestia en su garganta.

─ Tranquila, no seas inquieta que aún me falta curarte. ─ Le dijo la albina a su mejor amiga volviendo a curarla. ─ ¿Puedes hablar?

Negó la de pelo corto, tenía que esperar un poco de tiempo más para estar curada completamente y hablara con normalidad, agradeciendole a Su por su labor, volteo a ver a los demás grupos. Por parte de Soria este era curado por Elate y por lado de Meliodas...

─ ¡¿Oigan, todos están bien?! ─ Grito a lo lejos Hawk que estaba transformado en un mantarraya teniendo encima a Elizabeth.

Una vez aterrizarán, el cerdito volvió a su forma original mientras la albina de ojos azules corria en dirección del de mechones rubios hasta sentarse al lado de él que estaba aún en el suelo.

─ ¡Señor Meliodas! No... ¿Por qué? Señor Meliodas. ─ Lágrimas comenzaron a salir de sus ojos. ─ No muera...

─ ¡Meliodas no te mueras! Si no ¿quien me dará sobras? ─ Chilló, llorando a mares Hawk que estaba cerca de ellos.

─ Merlín... ¿Él estará bien, verdad? ─ Pregunto la Gigante muy triste ante la situación.

─ El Capitán no es alguien que pueda morir tan fácil. ─ Comentó la maga que observaba como Escanor intentaba sacar aquella espada pero que ni aún con toda su fuerza lograba quitarla. ─ Pero esa espada sagrada es un inconveniente ahora.

─ No podrán sacarla. ─ Interrumpio la anciana acompañada de dos hombres que la escoltaban. ─ La espada Alada fue forjada principalmente para sellar demonios.

─ ¡Por favor, haz algo Abuela! ─ Grito el cerdito viendo en su dirección.

─ Solo el legítimo líder de los celestes será capaz de sacar la espada. ─Apunto con su bastón en dirección de aquel grupo de celestes que observaban a su líder que se recuperaba. ─ Cuando Soria se haya recuperado, pueden pedirle que la retire.

─ ¿Solaad? ¿Estás bien? ─ Cuestiono el mayor a su hijo que estaba delante de él.

─ Lo siento, tarde mucho en volver a casa.

─ ¿Solaad, Elate? ─ Miró asombrado Soria ante el parecido que tenían Elizabeth y Meliodas con su hijo y nuera. Sobandose los ojos sin poder creérselo vio a la peli-rojiza que también lo observaba. ─ ¡¿Nikkal?! ¿Cómo es esto posible? Creí...creí que estabas muerta.

𝓓𝓪𝔂𝓵𝓲𝓰𝓱𝓽  • 𝘔𝘦𝘭𝘪𝘰𝘥𝘢𝘴 × 𝘭𝘦𝘤𝘵𝘰𝘳𝘢Where stories live. Discover now