🌟 | Los candidatos 2/2 | 🌟

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En el pasillo de la entrada, entro un dúo que rápidamente llamo la atención de algunas personas que los reconocieron de inmediato, mientras, los trabajadores, solo podían sudar frío, tragando duro cuando vieron que subían las escaleras con paso firme, teniendo un andar orgulloso y altanero... todo lo contario a sus pensamientos.

-¿Es demasiado tarde para volver?- pregunto la mujer en voz baja, arreglando su cabello en el proceso con su mano libre.

Cualquiera que los viera y nos los conociera, comentaría que era una dulce pareja joven que iba a cenar en privado en alguna cita, nada más alejado a la realidad de ellos dos, aunque su actitud no ayudaba mucho.

La mujer, que le susurro al oído esa frase, tenía un larga falda suelta plisada color rojo oscuro profundo de cintura alta, tenía un grueso cinturón de cuero negro con una hebilla circular delgada, la cual era de plata con incrustaciones de diamantes, una polera con escote cruzado y drapeado de color gris claro, con mangas estilo camisa algo holgadas con botones blancos en sus puños, unos zapatos de tacón negros muy bonitos, su largo cabello estaba en una coleta baja camuflada con unos mechones enmarcando su rostro, en sus hombros portaba un chal blanco para abrigarse, completando su apariencia con unos pendientes de perlas muy bonitas.

Ella estaba colgada del brazo del hombre, el cual, ante sus palabras, suspiro sonoramente con molestia, frunciendo sus cejas en el proceso, tenía un saco verde pino puesto, una polera de cuello cerrado fajada, dejando ver un cinturón con hebilla de plata, pantalones de corte recto y botas con tacón algo elevado, todo en tonos negros, al igual que sus lentes de sol con pequeñas piedras incrustadas en sus bordes, dejando ver unos ojos verdes brillantes, los cuales estaban bañados en disgusto ante aquella pregunta, guardando en su saco los lentes.

-Por desgracia... ya es muy tarde- dijo el chico con desgano -¿Por qué aceptamos esto?- se preguntó así mismo.

-Deja que recuerde...- dijo la mujer, fingiendo que estaba pensando -cierto, estamos jodidos hasta el cuello- "recordó" con una sonrisa irónica.

-Al fin tu cabeza sirve de algo- dijo, quejándose de dolor cuando la mujer le dio un codazo en sus costillas.

Jodidos hasta el cuello... si... era una frase que describía a la perfección su situación actual.

Sin dinero, sin familia (En parte), sin casa propia, sin trabajo, viviendo de la caridad de unos inesperados amigos, y posiblemente con un futuro de mierda por su reputación bien conocida en toda la ciudad que hacía imposible que los contraten... aunque tampoco es que tuvieran muchas probabilidades de empleo la verdad.

El hombre era graduado en enfermería, pero nunca trabajo ya que contrajo matrimonio apenas termino la carrera y su horario es complicado por su pequeño hijo, la mujer tuvo que renunciar a su trabajo soñado y sus habilidades no son apreciadas en esa ciudad, tampoco tiene fondos para volver a trabajar en realidad.

-... Odio que tengamos que recurrir a esto- dijo la mujer de repente, apartando la mirada de su amigo.

El hombre dejo de quejarse al oírla decir aquello, gruñendo un poco al estar de acuerdo con ella, teniendo que admitir, con gran odio, que esta reunión era su única esperanza para salvar sus cuellos de la ruina absoluta.

-Créeme, yo también... pero no tenemos otra opción, a no ser que retomemos esa ida de prostituirnos o hacernos actores porno- dijo en susurros, mirando al techo, para ese punto ya estaban en el segundo piso.

-¿Con estos cuerpos usados?, no nos sirve eso- dijo la mujer soltando una risa irónica, siguiéndolo sin soltar su brazo.

Cuando uno no tiene alegrías en su vida, el menosprecio propio como la burla a uno mismo da una pequeña alegría, pero era seguida de inmediato por el duro recordatorio de la situación en la que estaban, causando que, a mitad de camino, ambos suspiraran con dolor.

Nosotros completaremos su felicidad [AU Moderno]Unde poveștirile trăiesc. Descoperă acum